Tras una estancia de aproximadamente cuarenta horas en el pintoresco barrio de Kamurocho —ficcionalización bastante fiel de Kabukichō, el popular barrio rojo de Tokio— puedo decir que hecho prácticamente de todo. He jugado a los bolos y a las máquinas de pachinko, he golpeado a policías y yakuzas por igual, he visitado clubes de striptease y enamorado a señoritas de compañía, he aprendido a mover las fichas de Shogi y a plantarme en el Chou-Han, incluso he aprendido una valiosa lección sobre qué llevar y no llevar en el bolsillo cuando planeas enfrentarte a hostia limpia contra un escuadrón de asalto SWAT. Son pequeños detalles, tonterías que dirían algunos, que conforman la punta del iceberg que es Yakuza 4.
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Análisis C2C: Trollboarder
Si hay algo curioso en las plataformas de descarga es que vemos como conviven pacíficamente las grandes muestras de talento de pequeños estudios, joyas jugables que emanan HAMOR por los videojuegos en cada píxel, y la mayor ponzoña en forma de “videojuego”, ideas sobre las que me resulta difícil comprender como alguien ha podido perder su tiempo, su dinero y su creatividad en diseñar mierda como esa y además pretender sacar beneficios con ello. Trollboarder es un ejemplo clarísimo del segundo grupo.
Análisis: Canabalt
Dentro de los muchos minijuegos que vienen apareciendo desde hace unos pocos años, los cuales se hacen un hueco en el mundillo gracias a páginas como Newgrounds, siento predilección por Canabalt. Esta obrita forma parte de ese tipo de juegos que muchos podrían definir con un “eres más simple que la Esteban” (y no les culparé por ello), pero lo cierto es que el juego de Adam Atomic y Danny B encierra en su interior mucho más de lo que aparenta.
Análisis: Trinity-Souls of Zill O'll
Cuando lo habitual es que cada mes salga a la venta un aspirante a GOTY, rodeado por un aura de Hype, promoción brutal y notas de prensa, es realmente difícil mirar hacia otro lado y prestar atención a esos títulos que parecen servir únicamente para rellenar las estanterías y las páginas de ofertas a lo MegaModay. Son videojuegos de Serie B que quizás no tienen los gráficos de las últimas novedades, son más sencillos a nivel jugable o argumental o simplemente no tienen una gran campaña de publicidad que respalde su lanzamiento, pero esas cosas no significan que no sean dignos de recibir HAMOR y capaces de darnos alguna que otra sorpresa. Trinity-Souls of Zill O’ll es un claro ejemplo de ello.
Análisis: de Blob 2
De la misma forma que cuando analicé Killzone 3 os avisé de mi profundo desconocimiento sobre la saga, hoy, analizando este de Blob 2 debo advertiros justamente de lo contrario. El primer juego de Wii me pareció un plataformas divertidísimo y lleno de carisma, y el spin off para dispositivos iOS también me gustó mucho. Por ese motivo y como muchos ya sabréis, lo recomendé en varias ocasiones incluso antes de poder jugarlo. Lo cual, como suele pasar cuando hablas sin estar completamente seguro de algo, ha demostrado ser un grave error.
Análisis: Populous DS
Hace unas semanas, nada más acabé de redactar este Retro Amor, me dio un ataque de morriña nostálgica y no pude contenerme. Por unos miserables 11 € tuve en unos días una copia de Populous DS en casa para quitarme las ganas de ser Dios y rememorar esas partidas que jugaba de chaval. Y tengo que decir que me ha dejado totalmente satisfecho.
Análisis: Killzone 3
Como es posible que alguno de vosotros sepa, no sólo no me he pasado los dos anteriores Killzone, sino que las pocas horas que les he dedicado me parecieron desastrosas. El primero salió el mismo año que Half Life 2 y bueno, tras jugar a este, como comprenderéis ponerme a los mandos del shooter más genérico y gris de PS2 se me hizo poco menos que imposible. Y el segundo, que lo jugué hace relativamente poco, me pareció directamente aburrido e insulso. Con estos antecedentes no esperaba dedicarle más de dos horas a Killzone 3 antes de dejarlo, pero en un giro inesperado del destino lo terminé e incluso llegué a probar el online. Si ha sido para bien o para mal, tendréis que descubrirlo tras el salto.
Análisis: Mass Effect 2: Arrival
El último contenido descargable de Mass Effect 2 es una basura. Para vuestra información, cuesta siete euros y ofrece nada más y nada menos que una hora de juego en la que podremos, manejando exclusivamente a Shepard (hace la misión en solitario), llevar a cabo dos misiones muy cutres de pegar tiros y evitar que nos los peguen a nosotros. El final, eso sí, representa lo que vendría a ser el prólogo de Mass Effect 3, ya que el comienzo de este tiene razón de ser directamente por lo sucedido en Arrival. ¿Mi consejo? No lo compréis, no me sentía tan estafado desde hacía años. En su lugar os recomiendo que veáis el vídeo con los tres últimos minutos del DLC y os leáis el spoiler que he puesto tras el salto. Os ahorréis el disgusto.
Análisis: Hard Corps Uprising
¿Alguna vez os habéis preguntado qué pasaría si combinaseis en un sólo videojuego los mejores elementos de las sagas Strider, Contra y Metal Slug? No, posiblemente no lo hayáis hecho, pero Hard Corps Uprising es exactamente lo que pasaría: un título que recuerda a las máquinas recreativas de principios de siglo no sólo en sus gráficos —que también—, sino en una jugabilidad brutal y despiadada que sólo el tiempo y la paciencia nos ayudarán a dominar… si es que lo conseguimos algún día, claro (algo bastante improbable si no piensas que Contra 3 es una mariconada y que ya no se hacen juegos como los de antes).
Análisis: Motorstorm Apocalypse
Motorstorm Apocalypse es el hijo bastardo que resultaría de la sagrada unión entre los recientes Split/Second, del que toma prestada una espectacularidad absurdamente deliciosa; y FUEL, del que hereda una ambientación postapocalíptica y una estética muy pandiloca… todo ello con la lasciva y casquivana mediación (de ahí lo de bastardo) de Road Rash, el tercero en discordia y del que también se le notan peculiares ramalazos. El retoño, como no podía ser de otra forma, es algo peculiar, y aunque resulta difícil ponerse de acuerdo en si es feo o guapo, una cosa está clara: no puedes dejar de mirarlo.
Análisis: Bulletstorm
De un tiempo a esta parte no han sido pocas las veces que he dicho que los Call of Duty me resultan cada vez más aburridos porque me ofrecen siempre lo mismo: matar oleadas de enemigos de inteligencia artificial cuestionable disparándoles con mi rifle de asalto, mientras me escondo detrás de paredes para evitar morir. De eso iba el primero de todos y de eso ha ido el último. Bulletstorm, pese a que puede ser jugado de esta forma y aun así resultaría entretenido, es algo completamente diferente. En el juego de EPIC y People Can Fly matar enemigos no es el fin, sino el medio para algo mucho mayor: divertirte como nunca te has divertido con un arma virtual en las manos.
Análisis: Football Manager 2011
Análisis: Mass Effect 2 - Complete
Hace tiempo escribí una breve reseña sobre el ahora galardonado como mejor juego del año por la Academia Británica de las Artes Cinematográficas y de la Televisión, pero honestamente creo que no le hice justicia. Por esa razón y con motivo de la reciente edición para PS3, me he decidido a dedicarle un análisis más en profundidad en el que, entre otras cosas, me tomaré la libertad de valorar cada uno de los DLCs del juego por separado. Además, gracias a mi experiencia previa en PC os podré resumir rápidamente cuales son las virtudes e inconvenientes de cada una de las versiones.