Me gusta mucho leer libros de rol. Como ya comenté en un texto hace unas semanas, jugar al rol es algo que me encanta. Pero como bien decía en el artículo, reunir a un grupo de personas adultas con trabajos y compromisos diarios nunca es fácil. Y, si en lugar de querer jugar al «juego de toda la vida con el que toda la mesa se siente cómoda y conoce», quieres jugar a algo nuevo, con un sistema que hay que aprender y una ambientación desconocida, la dificultad se dispara. Sé que nunca llegaré a jugar a la mitad de los libros de rol que he leído, pero de todos ellos he sacado apuntes interesantes. Apuntes que, cuando el fin de semana pasado empecé Citizen Sleeper, me hicieron recordar varios juegos de rol a los que nunca he jugado.
