Análisis: Killzone 3

Escrito por en Análisis - 12 abril, 2011

Análisis: Killzone 3
Como es posible que alguno de vosotros sepa, no sólo no me he pasado los dos anteriores Killzone, sino que las pocas horas que les he dedicado me parecieron desastrosas. El primero salió el mismo año que Half Life 2 y bueno, tras jugar a este, como comprenderéis ponerme a los mandos del shooter más genérico y gris de PS2 se me hizo poco menos que imposible. Y el segundo, que lo jugué hace relativamente poco, me pareció directamente aburrido e insulso. Con estos antecedentes no esperaba dedicarle más de dos horas a Killzone 3 antes de dejarlo, pero en un giro inesperado del destino lo terminé e incluso llegué a probar el online. Si ha sido para bien o para mal, tendréis que descubrirlo tras el salto.

Al jugar a un título como Killzone 3 está claro que lo último que esperas es un buen guión o una historia bien contada. Pero lo que tampoco esperas es que bordee continuamente el ridículo de una manera tan obscena. Que los helghast, esa raza de humanos deshumanizados que viven en el planeta Helghan, son malos, es algo que queda patente desde el momento en que vemos una introducción de dos minutos con más referencias al nazismo que el Gran Dictador. Se antoja innecesario pues, que a cada oportunidad, por estúpida que sea, nos peguen en la cara con la maldad de las tropas enemigas. Que sean despiadados y traicionaros está bien, pero que en la galería de tiro los objetivos tengan la imagen de un rehén con las manos en la nuca me parece ridículo. Ya lo hemos entendido, son malos, les disparamos. No menos ridículo resulta por otro lado, la constante contraposición de nuestros perfectos héroes. Donde los helghast no hacen más que pelear entre sí y clavarse puñaladas traperas, Sev (el protagonista), Rico (el protagonista que no manejas) y el resto del insulso plantel, demuestran constantemente un sentimiento de camaradería al más puro estilo Disney en el que ni los rangos militares ni las rencillas pueden hacer mella. No sea que pese a estar combatiendo en territorio enemigo se nos olvide que somos los buenos. Mención especial para ese momento en el que nos ponemos a los mandos de una nave helghan, que por supuesto dejan una estela rojo sangre… y automáticamente su color cambia a azul. ¡Eh, veis, el azul es el color de los buenos! ¡Tú eres azul! ¡Eres bueno!

No obstante, y como he dicho en muchas ocasiones, un mal guión es algo perfectamente tolerable en un shooter, ya que no me impide disfrutar de la experiencia. Lo que sí me molesta sobremanera es el nefasto trabajo de dirección y montaje del que hace gala el juego. Hay escenas en las que literalmente vemos a nuestros protagonistas corriendo desde el fondo de la pantalla al primer plano, para a continuación, y con un corte normal, ver a uno de ellos parado hablando con otro personaje completamente distinto. De la misma forma, hay momentos en los que no tenemos ni pajolera idea de qué está sucediendo y qué están haciendo nuestros personajes, y no es porque el guión sea malo —que también— sino porque está contando con el mismísimo culo. Lo ridículo, porque no tiene otro nombre, es que además el juego plantea una narración in media res extrañísima, en la que hay algunos detalles que sencillamente no encajan. La escena final, que os recomiendo ver si no tenéis intención de pasaros el juego, está tan mal resuelta que os juro pensé que había ocurrido algún problema con mi disco. Lo más triste es que se supone que nos debe hacer reflexionar. O al menos eso leí por ahí.

Killzone 3

Por suerte, pese a que todo lo mencionado es genuinamente atroz y mataría a cualquier aventura gráfica o juego de rol en el acto, en un shooter como Killzone 3 tan sólo empobrece ligeramente el conjunto final. Y es que lo importante de verdad, que es el pegar tiros a todos los tíos de ojos rojos que aparezcan en nuestra pantalla, resulta divertido. Si bien hay bastantes partes que consisten básicamente en esconderse detrás de una cobertura y ponerse a reventar las cabezas de los helghast más curiosos (Killzone 2 es así entero), la variedad de escenarios y situaciones resultan más que suficientes para adecentar el conjunto. Así, podremos disfrutar de una misión de sigilo muy bien resulta en plena jungla alienígena, algunas más en un territorio nevado en el que podremos usar jetpacks, otras tantas en los clásico escenarios grises y marrones de la saga, e incluso podremos visitar una lanzadera espacial. De poco serviría esta variedad si lo que ahora se conoce como «gunplay» (el hecho de pegar tiros) fuese una mierda, pero el sistema de control responde mucho mejor que el de su antecesor y la variedad de armas es francamente satisfactoria. Por no hablar de las «muertes brutales», que son una serie de animaciones especiales al más puro estilo fatality para los ataques de cuerpo a cuerpo. Algo menos divertido resultan los momentos en los que manejamos la ametralladora fija de diversos vehículos, excesivamente frecuentes en los shooters de hoy día, y que yo personalmente odio.

A nivel técnico, Killzone 3 no es cojonudo, es impecable. Y no estoy hablando de gráficos o efectos de sonido, que sí, ambos son sobresalientes; me refiero a algo que, sobre todo en otros títulos de PS3, resulta pesadísimo como son los tiempos de carga. Quizás parezca una tontería hacer hincapié en ello, pero es que acostumbrado a juegos en los que para cambiar de fase o sencillamente volver a la misma después de morir tienes que esperar veinte segundos, los poco menos de cinco de Killzone 3 son como estar en el cielo. Eso son tonterías sin importancia —dirán algunos. Buena optimización, algo que se estilo poco hoy día —responderé yo.

killzone 3 screenshot

Como os podréis imaginar, todo lo dicho hasta el momento es concerniente a la campaña para un sólo jugador. Soy consciente de que uno de los elementos más importantes de la saga es su juego online, pero la última vez que disfruté de algo así fue con Counter Strike: Source, y francamente hoy día no sabría diferenciar un online bueno de uno malo. Así que a pesar de haberlo probado, jugado unas cuantas partidas y muerto mucho, no puedo decir cuán bueno es. Lo siento, pero soy bastante malo en general y muero lo suficiente como para no divertirme lo más mínimo. En cualquier caso, teniendo en cuenta que mi principal queja con el juego viene derivada de todo lo concerniente a la campaña, supongo que será bastante bueno. Sobre todo por que tiene varios modos diferentes, clases y puntos de desarrollo de esos que tanto les gustan a los jovenzuelos. A mí sólo me parecen una forma más de humillarme.

En definitiva y para terminar ya con el análisis, Killzone 3 es un shooter competente que, pese a algunos momentos repetitivos y poco inspirados, consigue entretener durante las más de siete horas que dura la campaña. Esta duración y diversión podrían haberse visto aumentadas si el modo cooperativo que se muestra en el menú principal fuese online, pero por desgracia no lo es. Así que si como a mí no te gusta el competitivo online y sólo disfrutas realmente de la campaña para un jugador, la nota final es exactamente la que ves aquí abajo. Si por el contrario eres uno de esos tipejos capaces de estar horas y horas delante de la pantalla matando a otros seres humanos de todas partes del mundo, posiblemente podrías añadirle un par de puntos. Sea como sea, al menos merece una oportunidad.

Nota Killzone 3

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