Análisis: de Blob 2

Escrito por en Análisis - 14 abril, 2011


De la misma forma que cuando analicé Killzone 3 os avisé de mi profundo desconocimiento sobre la saga, hoy, analizando este de Blob 2 debo advertiros justamente de lo contrario. El primer juego de Wii me pareció un plataformas divertidísimo y lleno de carisma, y el spin off para dispositivos iOS también me gustó mucho. Por ese motivo y como muchos ya sabréis, lo recomendé en varias ocasiones incluso antes de poder jugarlo. Lo cual, como suele pasar cuando hablas sin estar completamente seguro de algo, ha demostrado ser un grave error.

de Blob 2 es un auténtico ejercicio de paciencia que no hace más que poner a prueba la resistencia del jugador con desafíos tan asquerosamente repetitivos y monótonos, que habrá momentos en los que desearás apagar la consola y gritar: «¡Esto ya lo he hecho cincuenta mil veces!». Y por desgracia no estarías exagerando ni un poquito si lo hicieses, porque a lo largo de las doce fases que componen el juego, no encontraremos ni un solo elemento nuevo que aporte algo de vida a la jugabilidad que ya pudimos machacar en el primer de Blob. Lo más parecido a novedades en la jugabilidad que veremos será la aparición de nuevos «power ups» que, para más inri, están muy desaprovechados. Por ejemplo, uno de ellos convierte a Blob en una especie de bomba de gravedad que absorbe todo lo que haya en su radio de acción cuando la cuenta atrás llega a cero. Uno podría pensar que tendría algún uso interesante, pero no es así. No sirve para nada más que lo anecdótico de matar enemigos con ello… y total, la usamos como dos o tres veces en todo el juego.

Ahora bien, decir que de Blob 2 es exactamente igual que de Blob 1 tampoco es cierto. En la primera parte no metieron unas cuarenta mini-fases (tirando por lo bajo) de plataformeo en dos dimensiones sospechosamente similares entre sí. La primera vez que te encuentras una piensas: «Anda, primera novedad divertida del juego», a la vigésimo quinta que haces te dan ganas de escupirle al monitor para intentar disolver a Blob. Así pues, una de las principales novedades del juego, no hace sino añadir monotonía a una jugabilidad que pese a ser divertida al principio, termina hastiando por repetitiva y poco imaginativa. El otro gran añadido en la nueva aventura de Blob es la inevitable presencia de parámetros que podremos mejorar con puntos de imaginación / experiencia. Sólo hay cuatro: número de escudos que podemos llevar (cada escudo anula un golpe), número de vidas, máximo de pintura que podemos llevar y potencia de los ataques de nuestro acompañante (inútil si juegas en solitario). Me encantaría decir que le dan más profundidad al juego, pero lo cierto es que no lo hacen.

A esta enorme mella en la diversión que supone la constante repetición de patrones, hay que sumarle otro factor que jode una barbaridad. Y es que cada una de las fases puede durar entre tres cuartos de hora si vas a piñón fijo sin intentar sacar ninguna de las medallas (te las dan por pintar árboles, destruir objetos y rescatar ciudadanos), y una hora y media si te entretienes en hacerlo. Como comprenderéis, estar todo ese tiempo seguido haciendo exactamente lo mismo una y otra vez termina resultando angustiosamente aburrido, y aunque una duración alta suele ser buen síntoma para la mayoría de videojuegos, en el caso de de Blob 2 consigue un efecto totalmente opuesto. Es un poco triste lo que voy a decir a continuación, pero creo que la única forma de disfrutar correctamente de Blob 2 y poder valorarlo como lo he visto valorado en otros sitios, es no jugarlo mucho. Pasa tres horas con él y te parecerá un buen juego, échale trece y querrás tirarlo por la ventana.

Si a todo lo dicho hasta el momento, que no es poco, sumamos un sistema de cámaras que funciona cuando quiere dejándonos vendidos en alguna que otra ocasión, conseguimos lo que viene a ser el paquete completo. Cierto es que lo normal es no tener que girar la cámara para ningún lado, ya que casi siempre estaremos en terreno muy abierto o en dos dimensiones. Pero cuando nos encontremos pegados a una pared, en un lugar alto del que si nos caemos debemos dar un buen rodeo para volver a subir, querremos observar detenidamente todas nuestras posibilidades de salto. Entonces, sólo entonces, nos daremos cuenta de que la cámara es bastante mala.

En el lado positivo, y como ya pasase con el primer de Blob, tenemos un apartado gráfico y una banda sonora que son toda una delicia. No porque los modelados y las texturas sean una maravilla ni mucho menos, sino porque el magnifico uso del color convierte a de Blob 2 en todo un caramelo visual. La música, como no podía ser de otra forma, también cumple con creces y, como en el primer juego, seremos nosotros los que iremos componiendo las melodías a medida que vayamos pintando el escenario con el rechoncho cuerpo del protagonista. Por desgracia es posible que el aburrimiento nos anule los sentidos y no la disfrutemos adecuadamente, pero os aseguro que la música está bastante bien, palabra.

Es posible que sin mi bagaje previo de más de quince horas dedicadas a los anteriores títulos de la franquicia, de Blob 2 no me hubiese parecido tan condenadamente repetitivo y frustrante. Por desgracia una segunda parte, como es la que nos ocupa en esta ocasión, suele estar dirigida a aquellos que ya disfrutaron en su día del original, y para todos esos pobres diablos (entre los que me incluyo), aquí no hay absolutamente nada nuevo que rascar. Si nunca en tu vida has jugado a un de Blob puede que lo disfrutes hasta algo más de la mitad del juego, de lo contrario posiblemente te aburras a las dos o tres horas, lo cual es una auténtica pena.

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