Llevo unas semanas flagelándome con videojuegos que son una auténtica castaña. Productos que nadie en su sano juicio se compraría a sabiendas de lo que le espera, pero que aún así pago y padezco. ¿Por qué? No lo sé. No comprendo que me mueve de forma involuntaria a jugar a toda esta plétora de mierda humeante y calentita. Es posible que sea mi forma de convencerme de que Duke Nukem Forever, lejos de ser un producto mediocre, es una auténtica obra maestra en comparación. Quién sabe. Mi mente es muy retorcida… En cualquier caso, en esta ocasión le toca el turno a Terminator Salvation, posiblemente la peor basura que he jugado en mi vida.
Archivo de la Categoria: Análisis
Duke Nukem de la Vega
Análisis: Duke Nukem Forever
Catorce años han pasado,
y mucho ha llovido,
pero el rey ha vuelto,
¡Duke Nukem Forever ha salido!Los cerdos no vuelan y
las ranas no tienen pelo,
pero al Rey de los shooters,
lo defenderé con celo.Nunca lo había intentado,
pero ahora me doy cuenta,
escribir poesía es una jodienda.
Análisis: Mindjack
Si desaprovechar buenas ideas diese dinero, feelplus, los desarrolladores de Mindjack, serían obscenamente ricos. Su juego, un shooter de coberturas en tercera persona ambientado en un futuro no muy lejano, parte de una base que, aunque ya vista en algunos otros títulos como los mediocres Geist y Messiah, tiene un potencial enorme gracias a la magia de Internet y las nuevas tecnologías. Se trata de la clásica «posesión de cuerpos», que en este caso están justificados como «hackeos de mente», gracias a los cuales podremos controlar a cualquier personaje de cualquier partida de cualquier jugador del mundo. Esto es, podremos irrumpir en la sesión de una persona sin previo aviso y comenzar a manejar tanto a sus enemigos como a su compañero según se nos antoje (siempre y cuando permitamos la opción en primer lugar, claro).
Análisis: Magic The Gathering-Duels of the Planeswalkers
Como todo friqui que se precie, yo también tengo mi pasado Magiquero. Las cartitas de Wizards of the Coast fueron una de mis principales diversiones durante mi época de instituto y universidad. Como todo al final llega a cansar, disgustado con la línea que seguía el juego, hace 6 o 7 años, vendí mis cartas para comprar guitarras (siempre es más fardón enseñar a una chati tu colección de guitarras eléctricas que no tu colección de cartas Magic) y abandoné el juego. Pero el gusanillo siempre estaba ahí y no han sido pocas las veces que he estado tentado a comprar unas cuantas cartas. Pero ahora, gracias al programa Welcome Back! de PSN, he podido quitarme un poco las ganas.
Análisis: Eat Lead: The Return of Matt Hazard
Duke Nukem Forever, el videojuego convertido en mito gracias al paso del tiempo, ya está en el mercado. Una de sus señas de identidad, tal como ocurriese con su predecesor, es la referencia jocosa a títulos de otras compañías, algo que bien usado nos puede arrancar más de una carcajada. Pero en esta generación ya hemos tenido un héroe de acción que se ha reído a diestro y siniestro de la competencia. Su nombre es Matt Hazard, y mucho me temo que, le pese a quien le pese, compite en la misma liga que el nuevo y algo envejecido Duke. Así que durante un rato vamos a pasar del «Hail to the king, baby!«, al bastante menos conocido pero igualmente entrañable»It’s hazard time!«.
Análisis: Mortal Kombat
Estoy seguro de no ser el único que pensaba en Mortal Kombat como una saga en clara decadencia; tras varios experimentos y títulos mediocres que empañaban la memoria de uno de los clásicos de los juegos de lucha noventeros, ni siquiera un crossover con los superhéroes de DC parecía ser suficiente para sacarlos del pozo. Sin embargo, cada video que aparecía de este nuevo Mortal Kombat aumentaba mis ganas de adquirirlo, y, pese a exponerme a un Fatality! por Hype, lo encargué antes de que saliera a la venta, cosa que es la primerísima vez que hago con un videojuego. ¿Me arrepentiría de ello?
Análisis: The Witcher 2
En el primer The Witcher (del que por cierto hablé bastante en su día) muchos conocimos la figura de un personaje que pronto se convirtió en uno de los grandes nombres propios de los juegos de rol para PC. Geralt de Rivia —el Lobo Blanco para algunos, Gwynbleidd para otros y hasta el Carnicero de Blaviken para unos pocos— era el protagonista de una aventura donde la gracia, lejos de estar en forjar a nuestro propio personaje como suele ser habitual en el género, residía precisamente en interpretarlo. Algo que, teniendo en cuenta la constante ambigüedad moral y presunta ausencia de sentimientos de los brujos, resultaba bastante divertido al tiempo que nos permitía pintar el lienzo de la historia con unos colores que nunca eran blanco o negro, sino gris. The Witcher 2: Assassins of Kings recoge el testigo y, con una mecánica muy similar, nos vuelve a poner en las botas del antihéroe albino por excelencia.
Análisis: Portal 2
Sabéis que había mucha gente como loca con la llegada de Portal 2, ¿no? «GOTY antes de su salida» —clamaban algunos. «¡Va a vender cuatro millones de copias en dos días!» —vociferaban otros. A mí sin embargo, como que me daba muy igual. Casi una semana tuve Portal 2 encima de la mesa esperando a ser jugado, mientras revisitaba clásicos en alta definición como el Príncipe de Persia: Las Arenas del Tiempo o Tomb Raider: Underworld. Pero es igual. Vayas con grandes expectativas, como muchos, o simplemente a verlas venir, como yo, Portal 2 es una aventura lo suficientemente original y brillante como para hacerse un hueco en el podio de los más grandes.
Análisis: Viriax
La última creación de Locomalito es una vuelta al pasado en toda regla. Aspecto retro, música repetitiva, dificultad elevada, control sencillo y partidas de corta duración. Estas características nos traen de vuelta sentimientos negativos como frustración u odio infinito hacia el creador en algunas partes del juego así como una sensación de superación al terminar las diferentes fases. Viriax es el nombre de esta amalgama de impresiones.
Análisis: Hot Throttle
¿Qué podemos obtener de la suma de Cactus, puto amo de lo abstracto, con los señores de AdultSwim? La respuesta no es sencilla, pero sí ciertamente brutérrima. Con forma de juego de conducción, Hot Throttle es el cafre resultado que podemos disfrutar desde hace unas cuantas semanas desde cualquier navegador.
Análisis: Tomb Raider: Underworld
Todo este tiempo sin Playstation Network y el anterior fin de semana directamente sin Internet —cortesía de Telefónica— me han llevado a hacer cosas muy locas. Tras dar carpetazo a Dynasty Warriors 7 y Mindjack, el cual retomaré cuando pueda jugar online para hacerle un análisis lo más justo posible, me pasé un par de días jugando de manera intensiva a la pelota con Lola (locura sin límite). Pero claro, mi cuerpo no está acostumbrado a moverse tanto en tan poco tiempo, así que para compensar el tremendo desgaste físico derivado de mi pasatiempo perruno, pensé que no habría nada mejor que ver pegar brincos a otro. ¿Y quién mejor para ver dar saltos y hacer volteretas que la exploradora más jamona de la historia de los videojuegos?
Análisis: Dynasty Warriors 7
Sé que este tipo de juegos le suelen tocar a Galious y que todos queríais que nos deleitase con otro de sus análisis C2C, pero como a un servidor le gusta meter la zarpa en todo y el regalito en cuestión me llegó directamente a mí, os jodéis —él el primero— y me aguantáis a mí. El principal problema de esto, al margen de la evidente ruptura de estilos, es que mi experiencia en el género se limita a un Dynasty Warriors de cuyo número no quiero acordarme, que tuve el dudoso placer de jugar en PC. Perdonad pues mi falta de experiencia en el arte de matar chinos a cascoporro, lo intentaré compensar con una buena dosis de tetas poligonadas, o no.
Análisis: Enslaved
Una de las primeras cosas que hice cuando me regalaron la Playstation 3, lo creáis o no, fue descargarme la demo de Enslaved. La inicié —antes de probar ninguno de los juegos que ya tenía—, la jugué durante quince minutos y la desinstalé bastante desencantado. Lo único en lo que podía pensar es que estaba ante un juego de robots que se jugaba prácticamente solo. Por suerte, pese a que mi primera impresión fue negativa, con el paso del tiempo he aprendido que los diez primeros minutos (y en ocasiones las diez primeras horas) no son suficientes para juzgar a un juego. Así que meses más tarde lo compré y le di la segunda oportunidad que todos se merecen. Menos mal que lo hice.