Hace dos días gasté dinero por primera vez en Epic Store. Compré dos juegos: John Wick Hex y Operencia: The Stolen Sun. El primero de ellos no ha salido todavía y, que yo sepa, no tiene fecha de salida oficial; mientras que el segundo apenas lleva un par de meses en el mercado. En total pagué 12 euros. Genial, ¿no? Sí y no. Sí porque yo, como consumidor, puedo comprar juegos nuevos con descuentos muy superiores al 50%. No, porque esos desarrolladores acaban de ver cómo el precio de su juego se ha devaluado antes siquiera de que muchos jugadores puedan oír hablar de ellos. Y lo peor es que, por lo visto, ni siquiera han sido consultados al respecto.
