Análisis: Viriax

Escrito por en Análisis - 16 mayo, 2011

análisis viriax

La última creación de Locomalito es una vuelta al pasado en toda regla. Aspecto retro, música repetitiva, dificultad elevada, control sencillo y partidas de corta duración. Estas características nos traen de vuelta sentimientos negativos como frustración u odio infinito hacia el creador en algunas partes del juego así como una sensación de superación al terminar las diferentes fases. Viriax es el nombre de esta amalgama de impresiones.

En multitud de ocasiones tendemos a soltar la pataleta nostálgica de “antes los juegos molaban más” porque nos encontramos con un mercado saturado de shooters excesivamente parecidos entre si y añoramos los tiempos felices en los que el sol brillaba por Green Hill. Pero la triste realidad es que había juegos mierdosos antes y los hay ahora. Es más, antes había más.

Una de las mayores diferencias existentes en el triple salto mortal generacional es que las desarrolladoras se han vuelto blanditas y los títulos actuales son más sencillos por norma general (menos en algunas excepciones). Es por ello que celebro la llegada al mercado de los llamados juegos indie donde en muchas ocasiones volvemos a vivir experiencias traumáticas pero satisfactorias con juegos como los de la saga Bit.Trip, Super Meat Boy o los distintos lanzamientos que el creador Locomalito suele traernos, cuyo Viriax es el titulo del que toca que os hable.

VIRIAX SCREEN 3

Somos un virus cuya misión es infectar diferentes órganos vitales del ser humano para poder subyugarlos bajo nuestro vil mandato. La mecánica del juego es tan sencilla como adictiva. Debemos impulsarnos hacia arriba en un total de 80 niveles por fase (seis fases en total) mientras esquivamos multitud de enemigos que pretenden dejarnos sin poder conquistar a la raza humana y que si nos tocan nos quitarán una porción de nuestra barra de energía. Mención especial para los jefes finales que nos encontramos cada veinte niveles y que harán lo posible por percutirnos nuestro virusil ano. Tenemos que tener cuidado con nuestra vida ya que también irá bajando a medida que nos impulsemos hacia arriba o que ataquemos en dirección contraria. La única forma de poder aumentarla es captar glóbulos rojos que nos encontramos en el camino o que salgan de los enemigos muertos.

Aunque el camino del virus es solitario, tenemos un poco de ayuda en forma de power ups que nos otorgarán algunas habilidades especiales como la típica invencibilidad durante un corto periodo de tiempo, un salto aún más grande o algunos modificadores de nuestra puntuación que realmente solo tienen un buen uso si queremos competir por mayores puntuaciones. Locomalito también ha tenido la mala baba de ponernos algunos efectos negativos como la inversión de nuestros controles o un salto más reducido pero que se disipan en un reducido espacio temporal.

Lo que ha conquistado mi corazón ha sido el hecho de que cada fase esté realizada con un gran mimo y que cada órgano está muy bien tematizado. Ya sea en el obvio aspecto visual, en el terreno musical con un Gryzor87 en estado de gracia o con la adición de algunas dificultades que dan contexto a cada fase que intentemos vencer. Por ejemplo, en el estomago los jugos gástricos van subiendo hacia arriba haciendo que tengamos que pensar con mayor rapidez o terminaremos ahogados, en el intestino no veremos la totalidad de la pantalla y tendremos que tener mucho más cuidado, o en el cerebro estarán las neuronas intentando jodernos más el difícil camino hacia la cima. Además, cada vez que infectamos un órgano ganaremos habilidades que nos ayuden en nuestro maléfico plan de conquista. Algunos seguro que se atreverían a decir que por ello tiene componentes de los RPGs.

VIRIAX SCREEN 1

Viriax se define como “arcade de terror médico” pero me gustaría definirlo con otra apreciación. Para mi, Viriax es lo que podría llamarse “un juego hijoputa”. Pero no en el sentido en el que usamos este término con cordialidad o para alabar la suerte de otra persona, no. El uso de la palabra “hijoputa” para referirnos a la creación de Locomalito es más bien la que utilizamos cuando un amigo nos pisa la manguera cuando estamos intentando ligar o cuando delante de tus narices te quitan el último ejemplar que tanto querías del libro/dvd/juego que deseabas comprar y que no lo repondrán hasta dentro de un tiempo.

Y no estoy diciendo con ello que el juego no me guste. De hecho, Viriax ha sido uno de los títulos que más he rodado en estas últimas semanas y eso que no es demasiado largo. Su sencillo control (podemos jugarlo con una mano, simplemente con las flechas de dirección de nuestro teclado) es ideal para las cortas partidas que solemos disputar ya que ese es el objeto principal del juego. Jugarlo de forma “casual” ya sea para probar suerte y morir vilmente, terminarnos las diferentes fases o por el mero placer de superar nuestras puntuaciones.

El problema es que el hijoputismo del que hace gala Viriax se incrementa de forma exagerada en las dos últimas fases: el cerebro y el sistema de ensamblaje de nanobot (N.A.S. en el juego). Me resulta tan exagerada la dificultad aquí que apenas tienes tiempo de pensar por donde mover tu virus y lo único que quieres es coger algún power up molón y tirar hacia arriba lo más rápido posible ignorando a la mayoría de enemigos. De esta cobarde forma me he pasado yo el juego y esto se debe más al azar que a otra cosa ya que los escenarios son diferentes cada vez que vicias — y esto yo lo festejo. Por tanto, la dificultad ya no se basa en recordar que debemos hacer en cada momento como pasa en muchos juegos retro o en títulos hijoputiles actuales como I Wanna Be The Guy.

VIRIAX SCREEN 2

Entonces, ¿es un título muy complicado? Efectivamente, pero si tienes la paciencia necesaria para hacerte con él, y un poco de suerte con los power ups así como con la distribución de los enemigos, disfrutarás de un gran juego retro original y divertido. Además, no tenéis excusas para no probarlo ya que podéis descargarlo de forma gratuita desde la web del autor. Viriax os asegura una tensión constante así como una satisfacción mayor cuando superamos alguna pantalla. Por contra, tendremos que sufrir mucho y en algunas ocasiones nos darán ganas de tirar el teclado, la pantalla y lo que pillemos mientras agitamos el puño furiosamente hacia el cielo y clamamos el nombre de Locomalito. En el fondo, los que lo pasemos bien con este juego somos unos masoquistas de cuidado pero, y lo que disfrutamos…

nota viriax

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Sobre la dificultad