Análisis: Mindjack

Escrito por en Análisis - 15 junio, 2011

Análisis: Mindjack
Si desaprovechar buenas ideas diese dinero, feelplus, los desarrolladores de Mindjack, serían obscenamente ricos. Su juego, un shooter de coberturas en tercera persona ambientado en un futuro no muy lejano, parte de una base que, aunque ya vista en algunos otros títulos como los mediocres Geist y Messiah, tiene un potencial enorme gracias a la magia de Internet y las nuevas tecnologías. Se trata de la clásica «posesión de cuerpos», que en este caso están justificados como «hackeos de mente», gracias a los cuales podremos controlar a cualquier personaje de cualquier partida de cualquier jugador del mundo. Esto es, podremos irrumpir en la sesión de una persona sin previo aviso y comenzar a manejar tanto a sus enemigos como a su compañero según se nos antoje (siempre y cuando permitamos la opción en primer lugar, claro).

Ahora bien, mientras que en la teoría el planteamiento suena bastante bien, en la práctica es un maldito desastre. No ya porque, al menos en PS3, haya jugando cuatro gatos siendo generosos, sino porque todas y cada una de las mecánicas dentro del juego fallan estrepitosamente. Pero bueno… vamos a ir por partes.

Para empezar, a lo largo de cinco sesiones de juego de aproximadamente media hora cada una (tras la restauración del online en PS3, previamente había jugado mucho más en solitario), nunca he visto a más de cuatro personas en una misma partida incluyéndome a mí. Esto, contando con que alguno de los otros jugadores esté de tu lado, te deja combatiendo en un bucle constante contra los mismos dos capullos durante veinte minutos (o más si tienes mala suerte), apoyados constantemente eso sí, por un ejercito de cadáveres cerebrales que en teoría cumplen la función de «enemigos controlados por la inteligencia artificial». Por desgracia, de las mencionadas cinco sesiones de juego, en tres de ellas me encontré yo sólo contra dos tipos que se ponían sistemáticamente como enemigos para supongo, conseguirse el trofeo de ganar cincuenta veces como hacker rojo. Como podréis imaginar, esta situación lejos de ser divertida convierte el juego en un festival de repetición de una misma pantalla, lo que termina desembocando en una mezcla de cabreo y frustración cojonuda.

No obstante, lo peor no ha hecho más que empezar. Debido a que la afluencia de jugadores es realmente escasa, nos veremos durante mucho más tiempo del deseado combatiendo única y exclusivamente contra la ridícula «inteligencia artificial» del juego. Lo del vídeo que os enseñé hace un tiempo no es más que un ejemplo minúsculo de los horrores a los que nos someterá continuamente. Para más inri el respawn de enemigos es verdaderamente ofensivo en algunas zonas, viendo soldaditos aparecer literalmente de la nada ante nuestros ojos. Lo cual no sería tan problemático si hubiese algo de variedad, pero es que el 90% de ellos, sin exagerar, son exactamente idénticos. Si a las cuatro horas de juego no terminas hasta los mismísimos cojones de matar a los tíos de aquí abajo, es que definitivamente tienes más paciencia que yo.

Con lo novedoso de la mecánica de «hackear» partidas ajenas a lo mejor habéis pensado que Mindjack no tiene argumento, pero os equivocáis, lo tiene. De hecho, me atrevería a decir sin vacilar un momento que tanto guión, como personajes y diálogos son los peores que he tenido la desgracia de padecer en lo que llevamos de generación. Una cosa es orientar tu título al online y otra muy diferente es calzar una historia tan terriblemente mala y quedarse más ancho que alto.

La lista de ofensas sin embargo no ha hecho más que empezar, porque a todo lo anterior hay que sumar que, en el fondo, pese a todo el componente online, Mindjack no deja de ser un juego de pegar tiros desde detrás de una cobertura. Y uno malo a tal efecto. El movimiento del personaje, especialmente al correr, es desastroso, siendo desesperantemente habitual quedarse pegado a una pared mientras intentamos avanzar de una columna a otra. La poca eficacia y variedad de armas consiguen que disparar sobre los enemigos, a la larga, se convierta en algo realmente tedioso. Soltar dos cargadores de ametralladora sobre un colega para tumbarlo, por mucha armadura que tenga, es una broma de mal gusto. Aunque nada peor, eso sí, que el sistema de combate cuerpo a cuerpo, que sólo nos permitirá golpear a los enemigos cuando a él le salga de los cojones y nos dejará vendidos con una facilidad pasmosa. Ah no, espera, sí que hay algo peor: la variedad de escenarios es tan ridícula que nos parecerá estar librando una y otra vez la misma batalla.

Del apartado gráfico, por supuesto, no voy a decir nada. Como siempre suelo hacer dejaré que las imágenes que acompañan al texto hablen por si solas. Lo que si me veo furiosamente obligado a comentar es que el juego, pese a lo poco que muestra en pantalla, tiene unas bajadas de frames demenciales capaces de desesperar al más paciente y sosegado. No pido sesenta cuadros por segundo de forma estable, pero si muestras unos gráficos de PS2 en una PS3, que menos que darle un poco de consistencia al conjunto, joder. No costaba tanto hacer que al menos uno de los apartados del juego no fuese una desgracia total, digo yo.

«Al menos tendrá algo divertido» —estarás pensando con ingenuidad. Pues no, lamentablemente no. En el estado actual en el que se encuentra: con una mecánica lisiada y un online despoblado, Mindjack es una atrocidad incapaz de ofrecer el más mínimo atisbo de diversión. Entretener durante unos minutos claro, al fin y al cabo cualquier cosa que nos permita pegar tiros tiene esa capacidad potencial. Pero si intentas ir un poco más allá posiblemente te hosties contra la dura realidad: que el juego es una puta mierda.
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