Cuando tenía diez años, año arriba año abajo, me pasaba horas y horas jugando a los Actua Soccer, Kick Off y Strikers de la época. Incluso le echaba alguna que otra tarde al simulador de los PC Fútbol. Todos ellos, pese a tratarse de juegos de fútbol, eran diferentes. Saber hacer un movimiento concreto en Actua Soccer 2 no garantizaba una mierda en Striker 96 y viceversa. Las diferencias entre un título y otro eran muy grandes, y había que adaptarse. Sin embargo, por más que cambiaba de juego, una cosa siempre permaneció inalterable: mi narración de los partidos a grito pelado.
