Iba feliz en mi vida, a mi bola, de camino a la facultad cuando de pronto se me acabó la batería del iPod que suelo cargar una vez por lustro… año arriba, año abajo. Ese hecho, muy habitual en mi día a día, provocó que para pasar el rato me tocase escuchar conversaciones de gente que va en mi vagón del metro o mirar a parejitas darse el lote porque con tanto porno en internet me he vuelto un voyeur involuntario. Sin parejitas magreándose no me quedó otra que...
