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Lo admito, soy un hombre lleno de odio. Odio muchas ideas, personas, situaciones, cosas… de todo. Si algo es susceptible de ser odiado, yo lo odio. El mundo del videojuego además, es de esos en los que odiar es especialmente fácil. Ya sea una consola de una marca concreta, un desarrollador, una compañía o una web… si puede ser odiado, será odiado por miles de personas. Lo difícil pues no es odiar, odiar es facilísimo, ¡cualquier puede odiar a espuertas! Lo verdaderamente difícil es hacer algo constructivo con él. Y eso es precisamente lo que yo voy a intentar hacer con el mío, ¿sabéis por qué? Porque yo odio los putos reanálisis de Meristation.