Lejos queda el tiempo en el que existía cierta camaradería entre los amantes de los videojuegos. Éramos menos compartiendo afición y por ello hacíamos piña, respetando los gustos ajenos, compartiendo videojuegos y sistemas. Pero ese tiempo ha pasado. Ahora los videojuegos son un gran negocio que mueve millones de euros y su público ha pasado de una minoría de chavales a casi toda la población infantil, adolescente y gran parte de la adulta. Basta echar un ojo a cualquier modo o juego online para ver que la autodenominada comunidad gamer tiene un porcentaje importante de hijos de puta. Y, como es de esperar, siempre habrá alguien que quiera sacar tajada.
Archivo de la etiqueta: bigger is better
Tírate a los ojos, Hiravias, a los ojos
Pillars of Eternity
En Baldur’s Gate —y espero que esto no le parezca un «spoiler» a nadie— hay una parte en la que tras una serie de acontecimientos más o menos relevantes debes volver a Candelero, el punto de partida del juego. A raíz de esos acontecimientos, el guión comienza a girar a toda velocidad en dirección a su inevitable y agónico final. Pese a los años, recuerdo la primera vez (de muchas) que llegué a este punto del juego con perfecta claridad. Recuerdo la sensación de fascinación absoluta que me tuvo frente a la pantalla del ordenador durante más de media docena de horas. También recuerdo el dolor de cabeza de después y la incredulidad al mirar el reloj, pero sobre todo la euforia. Pillars of Eternity ha sido el primer juego desde entonces en hacerme sentir eso exactamente. Y no lo tenía fácil.
Jaque mate al género
Los Géneros Perdidos: videojuegos de Ajedrez
Cerrad los ojos y retroceded en el tiempo. Sois ese chaval de 11 años que recientemente estrenó su nueva consola de videojuegos. Es Navidad, una de las pocas celebraciones, junto a cumpleaños y buenas notas, en los que te pueden regalar un videojuego. Y ese paquetito rectangular con una etiqueta con tu nombre apunta que esta vez ha habido suerte. Esperas con ansia que sea uno de los bombazos que aparecen en las revistas o uno de los que salen en ese folleto promocional que sabes de memoria. Pero, al retirar el papel te encuentras con esto:
Análisis: Grim Fandango Remastered
Tengo una deuda con LucasArts. Juegos como Maniac Mansion, The Secret of Monkey Island, Loom o Indiana Jones y la Última Cruzada marcaron el final de mi infancia y el principio de mi adolescencia como jugador. Y tengo una deuda con ellos porque los jugué todos de prestado y no vieron ni una peseta procedente del bolsillo de mis padres a cambio de tanta diversión. Por ello, todos los remakes y reediciones de LucasArts son compra obligada para un servidor. Y como además me perdí Grim Fandango en su momento, no había excusa para no hacerme con el remaster lanzado recientemente.
¿Hay que prohibir un juego sobre el toreo?
Con la tauromaquia hemos topado
En el momento de escribir estas lineas, ya son 54.580 las personas que han firmado en change.org solicitando a Microsoft que no publique Toro, un videojuego de la compañía española Reco Technology cuya salida está prevista en un par de meses y que, como es fácil adivinar, consiste en conseguir la gloria en el mundo del toreo. Y, de nuevo, la polémica está servida… ¿Hay que prohibir un juego de temática taurina?
Transformándose en gigantes como los menús del McDonalds
¿Bigger is better?
Aprovecho la etiqueta estrella del rediseño de EPI para cuestionarme un tema que parece ser la tendencia en la generación actual. Con la PS4 y XboxOne ya son 3 las generaciones consoleras cuya baza ha sido mejorar y aumentar las dinámicas que se pusieron en boga en los 32 bits. Cada vez los juegos presentan más y más contenido para que el jugador se entretenga. Y yo me pregunto ¿bigger is better?
Reviewing me softly
Oda a los análisis tardíos
Por la manera en que se a menudo se asocian con el hardware que los sustentan, por la importancia que se da a las resoluciones, a los FPS o a las posibilidades online o por muchas otras razones; los videojuegos son vistos muchas veces como productos con fecha de caducidad.
Primer artículo cebolletesco de 2015
Requiem por las Bonus Stage
Hace ya años que conceptos como High Score, Continue, o Vida Extra solo sirven para poner nombres a revistas o blogs. Muchos elementos que hacían especiales los juegos con los que muchos de nosotros disfrutamos durante la infancia y adolescencia han desaparecido para no volver. Cuando la partida se guarda sola cada pocos minutos y la pantalla de Game Over brilla por su ausencia, es difícil que haya un hueco para las Bonus Stage.
El discreto encanto de los polígonos
Jazzpunk
Acababa de llegar a aquel colorido lugar. Unas letras en el aire indicaban el objetivo de mi misión, todavía recordaba las extrañas circunstancias en que se me fue encomendada. Decidí acercarme a uno de los transeúntes cercanos. “¿Tengo algo en la cara?” Me preguntó. Y sus temores no eran infundados: su rostro estaba cubierto de migas de pan. Con mi dedo desagradable y bidimensional las aparté una a una. Al terminar, me lo agradeció y se despidió. Observé entonces que tenía un muslo de pollo pegado en la axila, pero ya era demasiado tarde.
¿De qué planeta viniste? ¡Para dejar en el camino a tanto 4X!
Endless Legend
No tengo ni idea de dónde ha salido Endless Legend, un juego que a principios de año no aparecía en mi radar, y que hasta hace sólo unos pocos meses no sabía que existía. Por suerte existe. Se trata del segundo 4X desarrollado por AMPLITUDE Studios (el primero es Endless Space, con ambientación futurista) y de su primera incursión en la fantasía mágica. Y vaya forma de dar en el clavo. Otras franquicias como Warlock o Fallen Enchantress —ambos juegos que he disfrutado considerablemente— necesitaron varios intentos hasta presentar un título sólido; mientras que Endless Legend, a la primera, se convierte en el rey indiscutible del género, dejando por el camino al más sonado Age of Wonders 3 o a mí querido Eador: Masters of the Arcane.
No tiene puro, sombrero, ni monóculo, pero lo parte igualmente
Retro amor: Pac-Man
Aunque tengo más lagunas de las que quisiera, muchos son los juegos que se me ocurren para definir cómo ha ido mi vida en este mundillo desde que probé aquel lejano Keystone Kapers en una Atari 2600. Pero eso no es más que mi visión, y al igual que las vuestras probablemente difiera de lo que viene siendo un hipotético canon del videojuego en el que se encuentren esas joyitas que, se mire por donde se mire, han guiado al resto de producciones marcando tendencias, creando estilos, mecánicas y en definitiva: petándolo. Pac-Man probablemente sea uno de sus ejemplos más claros, y lo cierto es que a pesar de ser el representante supremo del ilustrismo, nunca le habíamos dedicado un texto.
Detrás de la puerta verde
Duelo sin pistolas (II) : Gone Home vs The Stanley Parable
Bienvenidos, artemaniacos y demás apasionados de los juegos en primera persona sin pistolitas. Después del demoledor éxito de la primera entrega de esta serie, volvemos con dos titanes del gafapastismo en el mundo de los videojuegos. Dos títulos que consiguieron encandilar a gran parte de la crítica y que todavía enfurecen a gran parte de los adolescentes que comentan en The Pirate Bay. Intentemos analizar qué se esconde tras sus puertas (y pasillos y cajones).
The night is dark and full of terrors
The Long Dark
Ocho minutos. Ese es el tiempo que tardó mi primera superviviente en oler el aliento de un lobo por primera y última vez. Su (corta) aventura comenzó a unos cincuenta metros de una pequeña choza de madera aislada en mitad de una llanura. Nuestra efímera heroína corrió hacia la cabaña mirando compulsivamente a izquierda y derecha, encontrando con que a su izquierda, a lo lejos, había algún que otro animal. No le dio importancia. Entró en la choza. En The Long Dark, entrar en una casa, por pequeña que sea esta, provoca un subidón similar al de encontrar un cofre lleno de objetos con nombres propios y letras de colores llamativos. Tras ponerlo todo patas arriba y obtener un botín consistente en un abrelatas en mal estado y una barrita de muesli, decidí salir. Al hacerlo miré al horizonte unos segundos embelesado por la belleza del paisaje, giré la cámara, y me topé de frente con el animal que hacía unos minutos vi a lo lejos. Era un lobo. Se acabó la partida.