Ha salido hace una semanita, pero no lo habíamos publicado y me sirve de lujo para introducir un post que voy a hacer para esta semana sobre esa gente que las mata callando. Además, es sábado y, lo siento, no doy para más. Disfrutad de un corto genial sobre Half-Life, de tantos que hay. Tiene buenos valores de producción, tiene una historia interesante y un final que…
No hay mejor foto para ilustrar este post que la sonrisa cómplice de la mujer que da voz a GlaDOS y la que pone cara a Chell. El otro día me sorprendió que algunos poníais en duda un detalle de Portal 2 que me parece fundamental: que la relación de la máquina y el sujeto de pruebas va mucho más allá de la rivalidad. GlaDOS y Chell son madre e hija. Es algo que nunca se dice con rotundidad, pero hay detalles suficientes para creerlo. Para mi es una parte fundamental del juego, de la caracterización de los personajes y una razón más para decir sin vergüenza alguna que Portal 2 es el mejor videojuego jamás hecho.
Es imposible recuperar un solo momento de Portal 2, me cuesta separar por partes un juego que es un conjunto perfecto de todo, y entenderé que mi decisión no satisfará a todo el mundo, porque cada uno recordará con más cariño otras escenas de esta obra maestra -y ya van…- de Valve. Sin embargo, no puedo dejar de recordar un estúpido y totalmente transitorio instante que si lo analizamos dice mucho del juego en su conjunto: «La parte donde te mato».
A mi los RTS me gustan, pero con reservas. Los que son más complejos me joden vivo, no soporto tener que estar pendiente de miles de datos y de chorropecientas posibilidades de combate o de desarrollo. “Make it simple, but significant”. Pegar muchos tiros en Dawn of War antes que pensar en cómo contrarrestrar un zerg rush en StarCraft. Por ello amo Age of Mythology, porque fue una leve simplificación respecto a Age of Empires II y encima introdujo un giro hacia lo fantástico que le sentaba de lujo.
Hola, queridos. ¿El finde bien? Ningún fin de semana está completo sin las epildoritas, y los sabéis tan bien como yo. Por cierto, ¿vaya robo lo del Barça, no? Y vaya cachondeo lo de Neptuno y los antidisturbios. Nosotros que estamos en Madrid lo hemos vivido desde cerca y nos vamos a coser un par de disfraces de Batman y Robin para liarnos a palos en medio del tumulto, a lo Arkham Style. El problema es quién será Robin, si Andrés o yo. Yo soy más alto y no puede haber un Robin más alto que Batman, así que… Bueno, EPILDORITAS.
Sabes que un videojuego es bueno cuando de todos y cada uno de sus aspectos te hace reflexionar, como es el caso de Shadow of the Colossus. Esa metáfora de la obsesión retratada a través del vacío y la inmensidad y con una jugabilidad emocional y orgánica está construida sobre su control, sus personajes y, claro, su música. Cualquier melodía se apaga al lado de The Opened Way, por su función y su significado dentro del juego.
Hoy estoy vago, de resaca, tengo un invitado en casa que no se pira y que no me deja vivir y encima el gato prefiere echarse la siesta con Andresito. Así que hoy vamos a concentrar toda la grandeza de las epildoritas en una sola ración. Un bocado exquisito y satisfactorio que nos llene a todos y me permita seguir con mi existencia furibunda, llena de celos, líos de faldas, muerte y destrucción emocional. Pero eh, este cómic de Pokémon me ha hecho reír. Pese a todo.
Lo nuevo del creador de VVVVVV, Terry Cavanagh, me ha dejado todo loco, pero de verdad. No es que yo tenga una hipersensibilidad a los colores ni me haya dado nunca un ataque de epilepsia, pero con esto creo que he sentido algo muy parecido. Me lo he comprado, como medida extrema y para suicidarme con lo que más me gusta: los juegos musicales sencillotes, hideputas, imposibles y llenos de chiptune. Aquí la web, aquí la BSO, se compra en el AppStore, (dicen que quizás salga en Android y Mac/PC) y aquí mi gato.
Es domingo y yo estoy de resaca y con dolor de estómago por culpa de la hamburguesa del Burger King que me he comido con Andrés y Siyu. ¿Y quién coño es Siyu? Nuestra compañera de piso china que se ha instalado hace poco. Una china y tres maromos con una dieta alta en proteínas. Da para sitcom. De hecho, estamos pensando en hacerla. Bueno, qué, es que no tengo mucho que contar. EPILDORITAS.
Los que lleváis un tiempo leyéndome por aquí -ya llevo un año y algo-, sabréis que soy un fanazo del scroll lateral, concretamente del estilo metroidvania y también del Megaman. Ya dediqué mis palabras de amor a Megaman 3, mi favorito de la saga. Ahora toca hablar del revival del niño con manopistola: Megaman X, que reinventó la fórmula lo suficiente para que SNES y los 16 bits fueran un poquito más grandes.
Los dioses de RPS nos enseñan mucho, no solo sobre cómo escribir de videojuegos sino también sobre cómo contar exclusivas. Tienen una entrevista con Ubisoft y una bomba que dejan caer un poquito antes para abrir boca: que la compañía abandona el DRM always-on en PC, ese que exige conexión permanente a Internet para jugar a Assassins Creed y compañía. Una gran noticia para los que hemos llegado a comprar juegos originales y «piratearlos» con tal de no soportar determinadas gilipolleces. Supongo que saber que un 95% de tus juegos de PC se piratea te hace replantear un poco tu política. En todo caso, más vale tarde que nunca. Celebro la decisión y aplaudo a Ubi, que desde el E3 solo me da buenas vibraciones. ¿Acojonante, eh?
Disclaimer: quien no se haya pasado el juego no entenderá nada de este texto.
No puedo creer que esto haya acabado. Por fin. He recorrido esta tierra baldía reviviendo tiempos que ya creía olvidados, he vuelto a las andadas, he vuelto a disparar y a acabar con la vida de un hombre, de muchos; y no podía imaginar que esto tuviera fin. No hay finales buenos para los tipos como yo. Pensé que esto acabaría conmigo, que no volvería a ver a Jack ni a Abigail. Pero aquí estoy, cabalgando a casa, de vuelta. Quiero creer que de vuelta para siempre.
Me he vuelto el paridor oficial de secciones de este blog. Una pena que luego no me siga nadie, pero creo que esta al menos va a gustar a nuestro Galious. ¿Qué sería de nosotros sin la música? Nada. Cada vez es un elemento más importante en los videojuegos -siempre lo ha sido, qué coño-, y he de reconocer que Rockstar sabe hacer bien su trabajo en este aspecto. Todos recordamos una canción del GTA Vice City -La vida es como las lentejas- o de Red Dead Redemption –Far Away– o de, en este caso, Max Payne 3. Tears, de Health, es un tema que queda como un guante al juego, y os voy a explicar por qué. Pulsad el play, que os pongo en situación