Steam Greenlight ha resultado ser un experimento fallido que ahoga a más juegos independientes de los que ayuda. Y es una pena. Pero mientras Valve se decide a echar el cierre a la plataforma o no hacerlo, no sería mala idea votar a Deadly Premonition con mucha insistencia para tener este clásico moderno de la cutrez y la caspa bien entendida en PC. ¿Sabéis qué es lo mejor? ¡Que votar es gratis! ¡Podéis entrar en Steam y no gastaros un duro!
105.000 copias han sido las que ha vendido Fez durante las 48 horas en las que ha estado con un 50 por ciento de descuento en las rebajas veraniegas de Steam. Semejantes números han conseguido que hasta el normalmente estúpido Phil Fish abandone la soplapollez por unos minutos. «Hemos vendido más copias en las primeras 24 horas de la rebaja en Steam, que en los tres primeros meses desde su salida», twiteo el polémico desarrollador. «Y durante las 48 horas completas, hemos vendido más que en todo el primer mes en XBox Live Arcade. Ha sido una puta locura», sentenció. Acto seguido incluso dio las gracias por Twitter.
Y recordad, chicos, como dice EA, las rebajas de Steam están devaluando el valor de los videojuegos y haciéndole un flaco favor a los desarrolladores.
Como recordaréis, el nuevo Deus Ex es exclusivo para terminales iOS. Eso es una mierda muy jodida. Pero lo que resulta aún más jodido es que en un giro inesperado de los acontecimientos, el juego implementa una suerte de medida antipiratería que no permite jugar en dispositivos «jailbreakeados». De esta forma, los jugadores que se han comprado el juego desde un terminal con «jailbreak» (algo perfectamente legal), reciben el pantallazo que podéis ver arriba, informándoles de que no es posible disparar. Y claro, durante el tutorial es absolutamente necesario disparar para progresar.
Como es lógico, muchos compradores legítimos ya han empezado a quejarse airadamente en los comentarios de la App Store. Mientras tanto, Square-Enix sigue a lo suyo: intentar meter palos bien grandes y gordos por el culo de sus compradores.
Gracias a servicios de distribución digital como GOG.com, y en especial a sus disparatadas ofertas, muchos jugadores pueden acceder por primera vez a videojuegos que, año arriba o año abajo, son de su quinta. Estos juegos, de los que en muchas ocasiones se hablan maravillas, presentan una serie de barreras de mayor y menor altura que algunos nunca pueden llegar a saltar. Quiero pensar que la de los gráficos, al menos, todos la tenemos más o menos superada, aunque sea por el auge de los juegos independientes de pixelazo. La de la curva de aprendizaje y la dificultad, sin embargo, mucho me temo que suele ser la que termina zancadilleando a más de un valiente. Y señores, no deberíais dejar que un juego os hiciese eso nunca.
Rogue Legacy es un juego independiente que cuesta 14 euros, un precio muy poco atractivo para la era del «me espero a que salga en un bundle«. Por si fuese poco, ha salido a la venta durante las ofertas de verano de todas las plataformas digitales, por lo que compite con un montón de juegos igualmente buenos —y más conocidos— pero mucho más baratos. Y pese a todo, lleva desde el día en que salió a la venta en el TOP 5 de ventas de Steam y se encuentra entre los veinte juegos más jugados. El motivo es que el juego es una auténtica pasada, y tiene una preciosa demo jugable en IndieDB que lo atestigua. Mi recomendación es que la probéis tan solo si tenéis 14 euros en la cartera, porque posiblemente terminéis lanzándolos a la pantalla con ira.
De un tiempo a esta parte, una de las pocas páginas web capaces de plantar cara a las ofertas de Steam —que deben estar al caer— ha sido Green Man Gaming. Y una vez más, coincidiendo con las ofertas de verano, tira la casa por la ventana con rebajas disparatadas. El sistema es el siguiente: durante los próximos seis días pondrán seis nuevas ofertas cada seis horas. Ayer por la noche, por ejemplo, era posible agenciarse Borderlands 2 con su pase de temporada por 13,50 euros; mientras que esta mañana Omerta con todo su DLC está por algo menos de 10. ¿Cuál es el truco de Green Man Gaming para ofrecer semejantes descuentos? Los códigos indirectos proporcionados por ellos mismos, como GMG25-BAWQB-8UQWG, que durante las rebajas te quita un 25 por ciento adicional. Con este sistema, las buenas gentes de GMG son capaces de ofrecer descuentos aún mayores de los permitidos «normalmente» por las distribuidoras. Además, tienen muy bien señalado qué juegos se registran en Steam (casi todos) y cuáles no.
El de los roguelike es un género al que se le coge cariño por desgaste. Al principio estoy seguro de que no le gustan a nadie, porque a nadie le gusta morir una y otra vez, tener que empezar desde el principio con cada muerte, y no tener ni idea de lo qué está sucediendo con tu personaje durante la mitad del tiempo. Jugar a un roguelike por primera vez es como ponerse al volante de un fórmula uno sin tener ni la más remota idea de cómo se conduce una motocicleta. Y por eso, supongo, la sensación que transmite cuando consigues tomar la primera curva con éxito es tan placentera. Lo mejor del género, en cualquier caso, es que es territorio casi exclusivo del freeware, por lo que descargar los diez títulos que tenéis a continuación no os costará más que un poco de ancho de banda y unos cuantos minutos.
¿Sabéis qué ocurre si coges el Diablo original y le das una capa de pintura de Doom? Doom: Fall of Mars. Se trata de un proyecto independiente abandonado hace ya algunos años durante una fase de desarrollo muy temprana. Pero es perfectamente jugable. Y lo que es mejor, es bastante más disfrutable que muchas de las mierdas (por las que he pagado) que tengo en mi biblioteca de Steam. Así que haceos un favor y descargadlo, que son poco más de cuatro megabytes y ni siquiera necesita instalación.
Sobre Little Inferno ya escribió un poco el bueno (en todos los sentidos) de Afilamazas hace unos meses. De manera muy acertada, en el texto habla más del inmenso Bulletstorm —que aprovecho para recomendar por decimonovena vez— que del propio simulador de pirómano que da nombre a la entrada. Y lo hace, mucho me temo, porque bajo su cuidada estética, sus hipnotizantes efectos flamígeros y sus decenas de referencias fáciles, Little Inferno no esconde mucho más. Tras cuatro horas (y diez minutos) lo único que ofrece el primer juego de Tomorrow Corporation —la a priori maravillosa unión entre los desarrolladores de World of Goo y Henry Hatsworth— es una mecánica que no da para más de media hora de diversión y una crítica demasiado aguda para su propio bien.
«La PlayStation 4 de Sony, que saldrá casi al mismo tiempo, pero con un precio 100 euros inferior al aparato de Microsoft, ya permitía el intercambio de juegos de segunda mano, aunque dejaba su control en manos de terceros. Aunque no piden estar conectado a Internet, sí se exige un abono mensual de cinco euros. Quizá les toque ahora quitar este último requisito para igualarse en la lucha y hacer un guiño a los consumidores seis meses antes de salir al mercado». Esto es lo que se puede leer hoy mismo en la edición digital de El País, donde o bien saben algo que nadie más conoce, o bien no tienen ni idea de lo que es el servicio Playstation Plus, o bien deberían dejar de cenar con los directivos de Microsoft. O las tres cosas.
El País lleva bastante tiempo con muchos problemas —el periódico, quiero decir, España también pero es otra historia. Y este tipo de piezas son un claro ejemplo de los problemas que tiene una de las cabeceras más prestigiosas del país (ahora sí, España), en la que periodistas de titulación y poco más son capaces de quedarse en bragas en tan solo cuatro párrafos. Me da igual si lo hacen por ineptitud o por dinero, muy posiblemente por ambas, la imagen que proyectan es Marca España pura. Y huele mal. He visto a mi padre comprar El País durante más de veinte años todos los días. Lo he visto a diario en la mesa del salón de casa. Y me da pena saber con toda seguridad que no lo veré nunca en la mesa de MI casa. Me da pena saber que las redacciones de periódicos que antes no queríamos ni regalados, como las del 20 minutos, actualmente albergan mejores periodistas que El País. Un saludo Víctor.
En esta casa no le hemos dado mucha bola a Oculus Rift —esa suerte de Virtual Boy de lujo que promete meter al jugador dentro del juego— pero parece que ya va tocando. Wicked Paradise es el primer videojuego erótico en desarrollo diseñado específicamente para el cacharro de marras. «Imagina caminar por la playa, entrar en un bar, ver una chica guapa, hablar con ella y seducirla». Dicen. «Imagina jugar bien tus cartas y tener sexo salvaje con ella». Continúan. «Imagina todo esto en alta definición e inmersiva realidad virtual». Con estas tres sencillas oraciones presentan su proyecto los señores detrás de Wicked Paradise, que por cierto, aseguran tener entre sus filas a veteranos que han currado en títulos como Rage, Call of Duty o Lost Planet… aunque no estoy muy seguro de que eso sea garantía de nada.
De momento no hay mucha más información sobre el juego, pero algo me dice que la edición coleccionista de Wicked Paradise vendrá con una enorme caja de pañuelos. Y lubricante.
El señor de Microsoft de la sonrisa aterrorizada y las manos temblorosas (aka Don Mattrick) ha dado el consejo D-E-F-I-N-I-T-I-V-O para todos aquellos que no tengan acceso permanente a Internet pero quieran hacerse con una Xbox One: quedarse con la Xbox 360. Bien, Microsoft, bien, yo no os habría guionizado un E3 más disparatado.
Desde pequeño uno de mis géneros fetiche ha sido el de los managers de fútbol. Supongo que el motivo, teniendo en cuenta que nunca he ido a un estadio y no es algo que me apetezca especialmente, es que los veo como juegos de estrategia por turnos en los que en lugar de guiar una civilización a la conquista del mundo, diriges a un club a la conquista de una o varias copas muy prestigiosas. Es decir, que me suponen una forma de darme un respiro de mi género preferido sin dármelo realmente. El juego que me ayudó a descubrir este plan perfecto de autoengaño fue PC Fútbol 3.0, un título que me permitió seguir dando órdenes con la tranquilidad que proporcionan los turnos, mientras descubría quiénes eran Martín Váquez, Michel o Butragueño.
