Análisis: Infinity Blade

Escrito por en Análisis - 11 diciembre, 2010

Infinity Blade, el juego de iPhone / iPod Touch que prometía un apartado gráfico más digno de Xbox360 que de un teléfono móvil / reproductor MP3, ya está entre nosotros. Y ha cumplido lo prometido con creces: visualmente es pura magia. No obstante, para que un juego sea realmente bueno y no se quede en lo meramente anecdótico, necesita mucho más que un buen número de polígonos y unas texturas en alta resolución, necesita ser divertido y aportar algo interesante a una industria cada vez más saturada. Por suerte, Infinity Blade, pese a no haber hecho alarde de ello, también lo borda en este apartado.

Gráficos a un lado, que todos podéis apreciar perfectamente en las imágenes y no necesitan de ningún comentario por mi parte, lo primero que llama la atención de Infinity Blade es su peculiar narrativa. Y es que si bien la historia es muy normalita: héroe se adentra en castillo ruinoso para intentar asesinar a malvada criatura, que para el caso es un caballero inmortal llamado «Rey Dios»; el modo en el que se nos cuenta resulta novedoso como poco. En la introducción vemos como el que pensamos es nuestro personaje muere a manos del antagonista, acto seguido el juego nos informa que han pasado unos 20 años (entre 19 y 23 por lo que he podido ver) y nos pone en la piel del hijo del héroe asesinado que ahora busca venganza. La gracia es que este «hijo» posiblemente tampoco pueda matar al malo malísimo y sufra su mismo destino, por lo que antes de que nos demos cuenta estaremos manejando al nieto o bisnieto del primer héroe, y llevando a cabo una venganza centenaria heredada de generación en generación.

Este sistema, que al principio puede sonar bastante raro y hasta pesado (por eso de que tendremos que comenzar el juego unas seis veces antes de matar a «Rey Dios»), no lo es en absoluto. Y no lo es porque lo divertido de Infinity Blade son los combates contra los diferentes tipos de enemigos que pueblan el castillo. Si bien para llegar al final de la aventura «sólo» tendremos que vérnoslas con una decena de enemigos, monstruo arriba monstruo abajo, en cada generación irán cambiando tanto en apariencia como en habilidades. Es decir, que el (escaso) guión y la narrativa se ponen, como por arte de magia, al servicio de lo realmente divertido: los combates y la mejora del personaje.

Estos elementos, combates y personalización de nuestro avatar, son los dos pilares de todo el juego. El primero, mucho más profundo de lo que se pudiese pensar en un principio, nos obligará (en niveles avanzados especialmente) a utilizar el escudo para bloquear, esquivar golpes fuertes, desviar con la espada los más predecibles, utilizar magias en el momento preciso, realizar ataques especiales o de puñalada (una especie de golpe furtivo estilo D&D), y por supuesto a hacer combinaciones de golpes lo más dañinas y espectaculares posibles. Porque no, con el sistema de combate de Infinity Blade no vale agitar el dedo de un lado a otro y ya está. Un servidor, por ejemplo, lleva más de diez líneas de sangre y aún sigue perdiendo combates y descubriendo combos nuevos.

El segundo elemento sobre el que se sustenta la jugabilidad, el de la personalización y mejora del personaje, está directamente relacionado con los combates, ya que estos nos reportarán la experiencia necesaria no sólo para subir de nivel, sino para «dominar» el equipo. «¿Y qué es eso de dominar el equipo?», se preguntará el jugador no familiarizado con el juego. Pues algo muy tonto pero que le da una vida brutal al juego. Me explico, cada vez que utilizamos lo suficiente una espada, escudo, casco, armadura, o anillo, lo dominamos, obteniendo un suculento puntito que añadir a nuestros atributos. Esto, que como digo puede parecer una tontería, fomenta que el jugador quiera probar y dominar todo el equipo para mejorar al máximo al héroe. Y teniendo en cuenta que hay objetos a cascoporro y que el diseño de todos ellos es brutal, hacerlo resulta un jodido placer. Así de simple.

Pese a que los arriba mencionados resultan, de largo, los elementos jugables más llamativos de Infinity Blade, no he dejado de leer las críticas al sistema de movimiento por el escenario. Este, como posiblemente sepáis todos ya, es prácticamente idéntico al de Myst. Es decir, podremos mirar en todas direcciones mientras estamos en una estancia, pero para movernos tendremos que «hacer clic» sobre el lugar o el enemigo deseado y nuestro personaje se moverá sólo. ¿Es eso un defecto? En absoluto. Quizás si estuviéramos hablando de un juego en el que la exploración juega un papel importante lo sería, pero teniendo en cuenta que la gracia de Infinity Blade es matar enemigos a diestro y siniestro, no lo es. Y no lo es porque sencillamente no me puedo imaginar cómo mejoraría la experiencia siendo capaz de entrar en un montón de habitaciones insulsas en las que no hubiese enemigos o cofres.

A todo lo dicho hasta el momento hay que añadir algo que me resulta bastante sorprendente, y es que el juego viene de serie con la promesa de una actualización que añadirá más armas, más estancias, más enemigos y, sobre todo, un modo multijugador sobre el que de momento no se sabe nada. Sea como sea y añada lo que añada una cosa está clara, Infinity Blade ya es uno de los mejores títulos de la Appstore. Y como he dejado claro desde el principio no lo es porque tenga los mejores gráficos de largo, sino porque es uno de los más divertidos. Esto es así.

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