Análisis: 007 Legends

Escrito por en Análisis - 5 noviembre, 2012

Análisis: 007 Legends 2

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– El logo, obra de Maurice Binder.

– No salen zombies.

– El multijugador a pantalla partida no está mal. Vaya, no es la re-leche; pero se salva por su alma arcade.

– ¿El tratamiento gráfico de las cinemáticas y la banda sonora? Citando a John Carca: «A estas alturas hay que ser muy gilipollas para no incluir buenos gráficos.» Añado que también hay que serlo para no hacer lo propio con la música. Y más si ésta ha sido compuesta por David Arnold. Ah, por cierto, los gráficos in-game son tirando a ramplones. Si queréis, podéis mandar este punto al apartado de abajo.

– Que salga el sillón Barcelona junto al cuerpo bañado en oro de una sosias de Shirley Eaton.

No me gusta

– Fans de la serie: olvidaos de cualquier atisbo retro. Todas las películas están adaptadas a nuestra era y todos los actores que han dado vida al agente borrados se los han cargado de un cortés plumazo.

– Fans de Daniel Craig: olvidaos de él. Presta su jeta, pero no la voz.

– Sus anodinas fases de conducción. ¿Recordáis los gadgets y la tecnología de invisibilidad del Aston Martin Vanquish de Muere otro día? Los responsables de esta memez no. ¿Recordáis el Aston Martin DB5 que salía en Goldfinger? ¿No? Eurocom y Activision tampoco.

– La mecánica dispara, dispara, dispara, checkpoint, dispara, dispara, dispara, checkpoint. Fácil, si optamos por jugar con regeneración de vida automática; jodido de cojones si jugamos sin ella. Booooring en ambos casos.

– IA de enemigos tipo Colecovision. Hay muchos pero caen como patos de feria sin trucaje.

– Carece de momentos Bond que satisfagan mínimamente a las almas cándidas que todavía creemos que un videojuego decente (hola, «Todo o nada») sobre él es posible. Como mucho se podrían rescatar de la quema algunas situaciones de la fase de esquí pertenecientes a «Al servicio secreto de su majestad» y un pim pam pum sin gravedad en «Moonraker».

– El sistema de infiltración. Si dejamos grogui a los guardias, tanto los enemigos como las cámaras verán los cuerpos inconscientes y activarán la alarma. Lo cachondo del tema es que no podremos mover los cuerpos caídos ni un sólo milimetro. Lo que desembocará de nuevo en mecánica FPS. Eso mientras no nos obliguen a jugar sigilosamente. En ese caso nos hartaremos de leer game over.

– ¿Exploración? No, gracias. Los escenarios lucen bien; pero el diseño de niveles es paupérrimo.

– Puzzles de relleno y prácticamemte teledirigidos. Como mucho realizaremos un par de fotos, desmantelaremos a lo tonto algunos dispositivos de seguridad y tomaremos alguna que otra huella digital. Todo incrustado con calzador.

– Cinco películas sin contar el DLC (Goldfinger, Al servicio secreto de su majestad, Moonraker, Licencia para matar y Muere otro día); menos de ocho horas de arcade mal implementado.

– La excusa argumental para que 007 recuerde sus aventuras; propia de culebrón venezolano. No hacía falta.

– Como FPS es disfuncional. Como regalo a los fans de la franquicia un lapo grueso en la cara.

– Los combates cuerpo a cuerpo con los rivales. Deben haber sido programados y diseñados por Ernst Stavro Blofeld, fruto de un nuevo y nada sutil plan para hundir definitivamente la fama del agente doble cero.

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