Los Premios Ilustres del 2010

Escrito por en Artículos - 3 enero, 2011

El hype. Cuantas cosas malas se han dicho de esta bella palabra que no hace otra cosa que alimentar de visitas a todos aquellos periodistas y blogueros que la usan constantemente. El hype es bueno señores. No hay que tenerle tanto miedo a estas dos sílabas que hacen que tengamos algo sobre lo que hablar hasta que un videojuego es lanzado. ¿Que sería de nosotros sin el hype? Probablemente tendríamos que fundar “El tostón ilustre” y hablaros de lo mucho que nos tocamos por las noches. Admitamoslo, el hype es la salsa de la vida. Al menos de la vida videojueguil.

Y no hay una persona que haga más por el hype que el fundador de la fundación Molyneux por la defensa del hype: Peter Molyneux. Este grandioso hombre, batalla contra aquellos impuros de corazón que atacan sin piedad esta palabra tan majestuosa. Es por eso que desde El Pixel Ilustre le damos la oportunidad a Molyneux de poder conceder el codiciado galardón “Y murió de Hype”. Veamos los nominados mientras disfrutamos de la presencia y elegancia del desarrollador inglés.


¿Cuántos años han estado hablándonos de este juego? Cuando nadie pensó que finalmente saldría, acabó apareciendo en el mercado. Eso sí, nunca fue lo que prometió ser. La magia del hype amigos.


Molyneux se enorgullece al ver su juego en su lista y, gracias a ser él, nadie piensa que haya hecho tongo para que fuera incluido. La saga Fable avanza cuesta abajo y sin frenos debido a todas las palabras vertidas por su señor creador.


Jamás pensamos que veríamos el día de lanzamiento de Gran Turismo 5, pero gracias a ella, ya tengo algo importante que poder contar a mis nietos en el futuro. Por supuesto, tanto hype no ha servido para tener los dieces deseados.


Warren Spector es un tipo que inspira confianza. Lo malo es que tanto bombo al final no le hace nada bueno a un juego normalito que ha sido sucumbido ante la espiral sin fin del hype. Más lento y aburrido de lo que cabría esperar, Epic Mickey ha sido una pequeña decepción en los corazoncitos de muchas personas.

Ante el micrófono se pone Al Gore para poder entregar el premio, ya que Molyneux participa esta vez en él.

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