¿Seamos objetivos?

Escrito por en Artículos - 12 mayo, 2011

¿Seamos objetivos?

Muchos diréis ¿No hablasteis el otro día sobre objetividad? Sí señores, pero ahora es mi turno de pagarle al amigo Arzakon con la misma moneda tras su genial respuesta sobre mi pataleta sobre los piratas (y sigo pensando lo mismo, más aún tras el ataque a la PSN) y hablar sobre un tema ya hablado. Pero esta vez no voy a rebatir su postura, sino que voy a dar más vueltas sobre lo mismo ¿es necesario ser “objetivo” en el análisis de videojuegos?

Lo único, así a bote pronto, que se me ocurre para ser “objetivo” en un análisis de videojuegos es proporcionar datos: números y hechos empíricamente demostrables que no impliquen para nada que el analista se haya involucrado. Así, sin más, como por ejemplo el número de programadores que han intervenido, saber cuántos polígonos forman la nariz del protagonista, qué pasa cuando apretamos el botón X, los colores o ausencia de ellos del manual de instrucciones, el actor que pone voz al personaje principal del cual solo nos llegará un mediocre doblaje, la descripción detallada fusilada de la wikipedia del protagonista, escenario y/o argumento, enumeración de modos de juego, etc.  En resumen, lo que Andresito definió como un análisis de manual de instrucciones, análisis en los que a veces parece que no es necesario ni haber probado el juego.

Dramatización del montón de «analizados sin abrir» de un blog no-pseudo cualquiera

Entonces… ¿esa “objetividad” hace que un análisis sea mejor o peor? En absoluto, más bien lo contrario. A mí me la suda saber a cuantas frames por segundo corre el juego, el número de DVD’s que necesitará la versión de X-Box 360 o cuántos tonos de marrón se han utilizado para hacer el uniforme del soldadito salvapatrias de turno. Lo digo en mayúscula y negrita: ME LA SU-DA (léase con tono chulesco a lo Belén Esteban pero con hombría). Lo que me impulsa a comprar un videojuego son otros factores diferentes. Podría hablar de sensaciones, inmersión, originalidad y chorradas similares, pero en general, lo único que me importa es que me mantenga entretenido, de la forma que sea, pero entretenido de tal forma que desee poner en marcha la consola y continuar la partida siempre que disponga de un poco de tiempo libre.

Ellos tampoco son objetivos. Están fingiendo para hacerse la foto.

Y ahí es donde la “objetividad” la caga: el entretenimiento no es objetivo. Hay personas a las que le gusta el fútbol y otras que no, hay personas a las que les gusta el cine y otras que no… ¡incluso hay personas a las que les gusta Naughty Bear! ¿Cómo analizamos eso objetivamente? No hay tu tía. Es simplemente una cuestión de gustos, algo totalmente personal y que ofreciendo datos raramente me podrán convencer. Y digo “me podrán convencer” porque existe cierto tipo de jugador que sí esgrime esos datos técnicos como bandera a la hora de defender su juego favorito, en el que los graficazos son algo imprescindible y le pican los ojos si el juego no está a 1080 líneas y corre a más de 30 frames por segundo, pero bueno, yo tampoco me levantaría a las 3 de la madrugada para ver los entrenamientos de la Formula 1 y hay mucha gente que sí lo hace.

Te parece «escandalosa» la diferencia de resolución? Si es que sí, te compadezco

Veo la “objetividad” en los análisis de los videojuegos como un ejercicio de “corrección política” (por si no lo había dicho antes: ME CAGO EN LA CORRECCIÓN POLÍTICA). Parece que está prohibido decir que un juego tiene cosas mal hechas, mal resueltas o que, simplemente no es divertido y que vamos al Infierno de rodillas y con un diablo pinchándonos el culo con un tridente oxidado si puntuamos un juego con menos de un 7. Muchas veces se vemos como enmascaran estas carencias con rodeos innecesarios, destacando lo destacable aunque eso solo sea la canción que suena en los títulos de crédito y, para rematar la faena, muchas veces leemos afirmaciones que rozan la ridiculez en los análisis con conclusiones tipo “Lo peor…” o “No te gustará si…”.

Como castigo por nuestra subjetividad, iremos al infierno de los Gamers, donde solo podremos jugar al Post Mortem de Spectrum

Además, la “objetividad” se va a la mierda con cualquier minucia: basta tener un mal día para que un juego te pueda parecer mediocre o directamente malo (me pasó el otro día con Bulletstorm), o que te comas ese maldito bug que ocurre en una de cada mil partidas y que te borra los datos de guardado es suficiente para valorarlo negativamente y al contrario; encontrar una alegría jugable en un juego técnicamente mediocre por el que nadie da un duro y que resulte ser mucho más entretenido que aspirante a GOTY en el que han invertido dos millones de dólares en la sincronización labial de los personajes. Ahí es cuando entramos en el terreno personal y tras cada análisis hay una persona, cuyas reacciones pueden ser totalmente distintas por su edad, si ha jugado a cientos de juegos o solo a varias decenas, su estado de ánimo o incluso si juega presionado por publicar el análisis el día de lanzamiento o juega simplemente por pasar el rato.

Tiene la regla y su novio la ha dejado por una más joven y tetona. ¿Qué nota le pondrá al Brink?

Es curioso ver como en la crítica cinematográfica, literaria o musical la subjetividad del crítico, porque no se utilizan eufemismos como “análisis” ni “review”, sino esa palabra tan dura que es crítica, está totalmente asumida por el público. Y suelen ser duros, llevándose la mayoría de palos los elementos estrictamente comerciales (¿alguien ha leído u oído alguna crítica favorable de cualquier película de Crepúsculo? Yo no), de forma totalmente opuesta a los videojuegos, donde las campañas de marketing más agresivas, con los juegos más caros y con más graficazos, inmersivos y épicos acumulan toneladas de nueves y dieces por parte de la prensa especializada y la pseudoprensa blogger. Luego le pones un 6 a God of War III o un 9 a Alpha Protocol y te llaman gafapasta.

Todos los redactores de El Pïxel Ilustre llevamos esta foto en la cartera

“Snobs” o “Gafapastas” Si nos dieran un euro cada vez que nos llaman así en El Píxel Ilustre podríamos pagar un mes de PSN+ entre todos (aunque de poco sirve eso ahora). Mear siempre a contraviento tampoco parece recomendable, la gente desconfía de ti si dices que no te interesa el Black Ops o aún no has hecho tu reserva del Modern Warfare III, recién anunciado. Porque parece que está mal ser “subjetivo” y hablar mal del juego favorito de alguien, que no es serio tardar más de una semana tras el lanzamiento en publicar el correspondiente análisis, que no merece la pena profundizar en el juego y mucho menos pasárselo para publicar 5 páginas de review, detallando en dos de ellas los instrumentos de viento que se han utilizado para la banda sonora, que con todo eso se es “poco objetivo”… Y qué queréis que os diga, visto el percal prefiero seguir siendo el snob gafapasta subjetivo de siempre y publicar el análisis de Mortal Kombat dentro de dos semanas. Para de Dragon Age: Origins tendréis que esperar algo más, quizás en octubre…

Square-Enix está que lo rompe

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