Análisis C2C: Tekken 6

Escrito por en Análisis - 9 marzo, 2011

Tekken 6
Seguro que muy pocos esperabais un análisis de Tekken 6 en El Píxel Ilustre. Por dos motivos; el primero: que el juego salió hace demasiado tiempo y el segundo: porque no parecemos precisamente unos admiradores de la saga Tekken. Y tenéis razón. Más que nada porque Tekken 6 ha sido algo así como el Wii Play de PS3: me han regalado un mando muy chulo con un juego de mierda.

A pesar de no ser un gran fan de los juegos de lucha, la saga Street Fighter tiene un sitio privilegiado en mi corazoncito de jugador (también creo que un requisito indispensable para considerarse un “amante de los videojuegos” es saber hacer un hadoken, pero eso no viene a cuento de nada) y, aunque sé que me servirá más bien de poco, uno de mis “objetos de deseo” era un mando de esos arcade… No sé si es por el tacto de la palanquita y los botones o porque tienen un aire a los mandos de la Neo Geo, pero al encontrar en una tienda una edición limitada de Tekken 6 de liquidación, no pude evitar hacerme con ella.

Tekken 6 arcade stick
Mi tessssssooooro…

Y así estuve unos días, dándole caña a Super Street Fighter IV con mi mando mega-molón de la muerte, haciendo hadokens y shoryukens, dando volteretas con Blanka y haciendo la manopla con Honda. Cuando había saciado algo mi ansia luchadora, decidí que era hora de sacarle el plástico a Tekken 6 y darle una oportunidad.

Mi única experiencia con Tekken hasta la fecha se remonta a Tekken 3 (el de Ogre-True Ogre, creo) de PS1. No guardaba precisamente un mal recuerdo de ese juego; sabía que la jugabilidad era totalmente diferente a los Street Fighter y que los luchadores se daban unas hostias que dolían de verdad. Y que además, había un oso panda, un robot, un muñeco de madera y el dinosaurio enano Gon entre los personajes: una buena dosis de outsiders siempre es buena para perdurar en el recuerdo.

Tekken 6

¿Alguien se acuerda de los dibujos de «El Hombre Tigre»? Eran tan malos como Tekken 6

Pues nada, yo tan contento pongo mi PS3 en marcha, espero las instalaciones y cargas correspondientes, y ¡sorpresa! Veo un “Modo Campaña” en el menú. Inmediatamente pienso en el Emisario Espacial de Super Smash Bros. Brawl, ese “Modo campaña” tan FAQUIN OSOM que podría venderse por separado. Le doy a Start, y me siento dispuesto a repartir hostias. Me ponen una cinemática… Y después otra… Y otra… Y otra…

Hasta los canguros se echaban un rato, cansados de esperar

Cuando llevaba 20 minutos aproximadamente de diversas cinemáticas, repasando la supuesta historia del Tekken y el Torneo Iron First, un supuesto ataque a unas instalaciones secretas y no sé que más mandangas,¡empieza la acción! Peleo con una especie de macarras robots y, unos dos o tres minutos de acción, completo la fase y, no os lo vais a creer: ¡ME PONEN OTRA PUTA CINEMÁTICA!

Y mi cara se parecía cada vez más a la de este señor

Durante la primera hora del “Modo campaña” me pasé más tiempo viendo cinemáticas que jugando. Mientras que las “fases” duraban pocos minutos, las cinemáticas entre fase y fase eran tostonazos CGI de la hostia, totalmente prescindibles por mucha historia y transfondo que le quieran meter. El “Modo campaña” pretende ser un homenaje a los Beat’em Up clásicos, con sus macarras débiles, armas, objetos, etc, con uno de los luchadores disponibles como jefe final de cada fase. Pero les ha salido mal. Muy mal. Un homenaje como dios manda es, por ejemplo, el videojuego de Scott Pilgrim VS. The World, pero, a un supuesto juego de “Todos contra todos” no es buena idea solo poder atizar al luchador que tenemos delante a menos que pulsemos un botón para cambiar de objetivo. Pues eso encontramos en el “Modo Campaña” de Tekken 6. Le damos carpetazo y nos vamos al modo arcade.

El fabuloso hombre brocha strikes back

El modo Arcade no tiene mucho misterio: elegimos luchador y nos vamos zurrando hasta llegar al jefe final. Hablemos de los luchadores: son 40, como los ladrones de Alí Babá, todos disponibles desde el principio del juego y decantarnos por uno de ellos supone un esfuerzo de dimensiones considerables. ¿Por qué? No solo la variedad es abrumadora, sino que quizás estamos ante el plantel de luchadores con menos carisma de la historia de los videojuegos. Chuletas de barrio, karatekas con peinaditos a lo songoku, chicas con trajes ajustados y coletas, negritos saltarines, luchadores de sumo & wrestling, venerables ancianos expertos en artes marciales… Mientras todos sabemos de memoria los nombres de los 12 primeros luchadores de Street Fighter II, ¿quién es capaz de nombrar a 10 del Tekken? A esta plantilla no lo salvan ni el robot, el panda y el muñeco juntos ¡ni siquiera el Latin Lover español llamado Miguel (aunque ellos digan “Migüel”) se libra de la quema! Elijamos al que elijamos, tendremos la impresión de estar jugando con muñecos de plástico, dando puñetazos y pataditas a nuestro adversario.

Esto no se salva ni poniendo a un pingüino y al mono mongolo de luchadores

Pues nada, elegimos uno y empezamos. Carga. Round One! Fight! Y empezamos a aporrear el botón de puñetazo. Solo ese botón. Y ganamos. Round Two! Seguimos aporreando el mismo botón. Volvemos a ganar: Perfect! Repetimos esta estrategia en el segundo combate. Ganamos otra vez. Hasta el quinto combate ¡EL QUINTO! no tuve que hacer otra cosa que aporrear un botón para ir ganando combates. ¿Están de coña? ¿Esto es el secreto del Puño de Hierro? ¿Aporrear botones hasta que se te borren las huellas dactilares? ¡Profundidad jugable, los cojones míos! Sustituir los ataques especiales por combinaciones casi erráticas de botones no lo hace más divertido. Los combos que vayamos haciendo nos irán saliendo más por casualidad en nuestra vorágine machaca-botones que debido a una refinada técnica y/o experiencia.

Con un 20% más de jamonas

Y así, machaca que te machaca, llegamos, sin demasiado esfuerzo, al jefe final, una especie de demonio faraón zombi llamado Azazel. Y este nos meterá, sin despeinarse, todas las hostias que no nos han dado por el camino, con unas cuantas collejas de propina para que no se nos olvide quien manda y para que se nos quiten las ganas de acercarnos a ningún Tekken.

Más feo que una nevera por detrás

Y, por lo menos conmigo, ha funcionado. No pienso acercarme a otro Tekken ni por prescripción facultativa. Ya no pensaba hacerlo antes, pero ese Arcade Stick era demasiado tentador. También ese mando es el único motivo por el que no me arrepiento de haber adquirido Tekken 6, pero con Tekken 7 lo tienen muy difícil para hacerme caer de nuevo… Como no regalen un chalet en Marbella…

¡¡Pero espera!! Si esta nota te ha ofendido, tenemos algo para tí…

¿Eres un troll y ese paleto de Galious ha mancillado tu saga de hostias favorita? No malgastes tu tiempo insultándole en los comentarios. Te proponemos una cosilla:

Tan solo envía a elgalious(arroba)gmail.com o deja en los comentarios tu PSN ID y el propio Galious te agregará para que puedas darle la paliza de su vida al Tekken 6. ¿Te molestó que le pusiera un 6 a God of War III? ¡Hostia que te va! ¿Creías que Assassin’s Creed-La Hermandad se merecía un 9? ¡Hostia que te viene! Ahora es tu momento de vengarte con tus puños de todo este gafapastismo videojueguil que emana de El Píxel Ilustre. Ahora puedes humillar a uno de sus redactores donde más les duele: en el modo Online de Tekken 6!

Y, si tienes una Xbox 360, por favor, deja tu insulto en los comentarios.

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