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Mira que soy un tipo con bastante paciencia, pero si hay algo que me toca los cojones son los garrulos en el cine, y el sábado me los tocaron bien tocados. Me disponía a ver Super 8 con mi mujer y nos tocó en la fila de atrás una “happy family” con varios niños pequeños que no pararon de hablar, hacer ruido y dar patadas a nuestros asientos durante toda la película, todo ante la pasividad de sus padres que no hicieron absolutamente nada para calmar a su prole y procurarles un poco de educación. Me queda el consuelo de las noches de pesadillas que sufrirán esos nenes ya que, pese a que Super 8 es una revisión de las primeras pelis de Spielberg como los Goonies o E.T., el público objetivo son los adultos que disfrutaron de esas pelis cuando eran niños y no niños de 3 o 4 años, que el monstruito da miedito. Pero bueno, se lo merecen. Haber mirado la edad recomendada en lugar antes de comprar la entrada. Si no se fijan en los criterios de edad para llevarlos al cine, ¿cómo van a mirarlos en los videojuegos? Eso sí, después vienen las quejas. Las ofertas: