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Hace ya más de un año que «escribí» mi análisis de Fallout: New Vegas. En su día me sentí incapaz de hacerle justicia y en su lugar me decanté por un modelo de análisis que todos habéis visto alguna que otra vez en esta casa, en el que sin palabras que te puedan lastrar, intentas definir de la mejor manera posible la experiencia. Hoy, sin embargo, tras haberle dedicado sesenta horas en Playstation 3 —cuando publiqué el análisis le dediqué otras cincuenta horas en PC— no solo me veo con ganas, sino en la necesidad de intentar explicar, esta vez con palabras, por qué Fallout: New Vegas es posiblemente el mejor y más puro juego de rol de esta agonizante generación. Y me da igual que os empecéis a llevar las manos a la cabeza antes de hacer clic en «leer más» o me lancéis a la cara el diez que le casqué a Skyrim. Si he sobrevivido más de cien horas en el desierto del Mojave, creo que podré soportarlo.