A veces sabes que un videojuego te está mintiendo y que esconde algo. Si la sorpresa final merece la pena, el jugador puede perdonar lo que sea. Si lo resuelve de forma torpe y el resultado no merece la pena, el jugador se siente estafado y siente que ha perdido el tiempo y que sus acciones dentro del juego no han servido para nada. Ananke te engaña, pero su atmósfera consigue que no sientas que estás perdiendo el tiempo y te guarda una sorpresa final que vale los 20 o 30 minutos que puede llegar a durar la partida.
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