Space Invaders Extreme

Escrito por en Análisis - 21 junio, 2013

Space Invaders Extreme

A la hora de plantear remakes o nuevas iteraciones de videojuegos que están incrustados en el cerebro de generaciones de jugadores, muchas veces se plantea la engorrosa disyuntiva de mantenerse fiel al original o bien innovar con nuevas virguerías que a veces (¡hola Sega!) consiguen sacar de mala manera los pies del plato. Space Invaders Extreme se pasa por el forro este dilema y consigue conjugar en un mismo cartucho ambas ideas, dando lugar a un título redondo. Uno cuyos ancestros pueden mirar con orgullo, pero que por la noche se va de juerga y se pone ciego hasta las trancas de sustancias ilegales.

Y es que el esqueleto del Space Invaders original sigue ahí, vigente. Los extraterrestres no cejan en su empeño de bajar casi con formación en testudo de manera amenazadora mientras nosotros debemos repeler sus oleadas. Seguirán estando acompañados de las naves nodrizas que cruzan la pantalla, que casi siempre se resguardan tras sus tropas y a las cuales deberemos reventar para conseguir unos cuantos puntos extra. Hasta ahí, todo bien, el juego resulta familiar e intuitivo, seas un onvre de pelo en pecho (ya canoso) o un imberbe que apenas ve asomar un atisbo de vello púbico.

Space Invaders Extreme 1Pero con Space Invaders Extreme la gente de Taito no se conformó con poco, con quedarse en la superficie. En lugar de recoger las sobras para realizar un refrito adornado con tres pijaditas asquerosas, cosa que hicieron los chicos de Marvelous con el mierdón de Space Invaders Revolution, se curraron una virguería de proporciones considerables. Dividido en cinco niveles que se bifurcan cual Outrun (lo que da lugar a un total de once fases distintas); lo primero que llama la atención al comenzar una partida son las pintas de despiporre, de discoteca con música electrónica que se mezcla con el sonido de nuestros propios disparos, hecho que, salvando las distancias, recuerda tímidamente a propuestas como el genial Rez de Tetsuya Mizuguchi. Esto se ve acentuado por el colorido del juego, el cual no solo tiene una función visual, sino también mecánica: si nos cargamos a los enemigos por bloques de colores (aunque también podemos hacerlo según su formación de ataque) nuestra puntuación se disparará hacia la estratosfera, algo así como lo que pasaba en juegos como Ikaruga. De la misma manera, según sea el color de los enemigos a los que estemos disparando, éstos soltarán power-ups de distinto calibre. Con ellos podremos disparar cañones láser para masacrar hileras de extraterrestres, arrojar unas bombas del copón o lanzar disparos múltiples, convirtiendo a nuestra nave en un bicharraco de unos cuantos píxeles que podría liarla muy parda en DoDonPachi por unos cuantos segundos. Pero eh, ojocuidao: los alienígenas no se limitan a bajar con una rutina que se repite continuamente como en el título original. En lugar de ello a veces realizan ataques a lo kamikaze, lanzan ondas vitales desde las alturas, se ponen de perfil para reducir sus hitboxes al máximo o vienen equipados con unos escudos que hacen rebotar nuestros disparos. Para culminar todo están los jefes finales. Bichos enormes capaces de ocupar una buena parte de pantalla y que os harán los ojos chiribitas mientras intentáis descifrar algunas de sus rutinas.

Space Invaders Extreme 2Por si no tuviéramos suficiente, a todo ello hay que sumar unas fases bonus resultonas y variadas, a las que accederemos cargándonos a unas naves nodrizas diferentes a las demás, puesto que vienen tan coloreadas que podrían hacer de carroza  en el día del orgullo gay. Dentro de las mismas se nos pide acabar con un número determinado de marcianos en un tiempo determinado, pero las formas de aparición de los mismos nuevamente varía muchísimo de una fase a otra: lo mismo están tranquilitos que apareces en una fase digna de los peores shoot ‘em ups que te puedas echar a la cara. Si salimos victoriosos de estos encuentros, activaremos el modo fever: un modo berseker para el contador de puntuación dentro del cual  multiplicaremos nuestros registros de manera exponencial.

Para terminar de aderezar al cartucho1, como extras incluye un modo versus (ya sea inalámbrico o vía wifi) con el que machacar a otros jugadores, y las típicas tablas de puntuación para medirnos la chorra o las tetas con otros individuos.

Como decíamos  al principio, Space Invaders Extreme sabe mezclar tradición y unas nuevas mecánicas que calzan de manera inmejorable, le añade unos apartado gráfico y sonoro de la leche y reinventa así un clásico que parecía ya completamente sumido en el olvido, recopilaciones reguleras y pseudoremakes aparte. No duden en jugarlo ni un solo instante si lo ven pululando por ahí.

 


1 La versión analizada es la de Nintendo DS, existen otras para PSP y Xbox 360.

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