Retro Amor: Ikaruga

Escrito por en Retro Amor - 17 junio, 2010

A estas alturas de la vida no vamos a descubrir el talento de esa gran compañía que es Treasure. Lo que si podemos hacer es honrar algunos de los mejores juegos que ha parido con nuestros retro amores. Hoy le toca a Ikaruga, posiblemente uno de los mejores shmups de la historia. ¿Estoy exagerando?. Seguid leyendo para saber el porqué de esta magna afirmación.


Año 2001, los arcades japoneses todavía se mantienen vivos, aunque tuvieron tiempos mejores. Todo un santuario para esos juegos de acción rápida, reflejos y habilidad. Un templo para el género shooter, alrededor del cual encontraremos salones con partes exclusivamente dedicadas a este tipo de juegos que tanta aceptación tienen en el país del Sol naciente. Es ahí donde apareció por primera vez la obra de Treasure. Ikaruga tuvo una acogida muy positiva por los nipones, y casi un año más tarde aterrizó en Dreamcast, la última consola de SEGA, compañía con la que siempre tuvieron buenas migas. A pesar de obtener inicialmente unas ventas discretas, fue el tiempo el encargado de colocar este shmup, heredero de la magia del Radiant Silvergun entre los más grandes del género.

Desafortunadamente la versión para Dreamcast nunca apareció en territorio europeo, aunque en 2003 los usuarios de Game Cube tuvieron la oportunidad de catarlo, y hace dos años también aterrizó en la XBLA, con un ranking online y posibilidad de subir repeticiones, todo un acierto y un juego obligado para todos los que tengan la consola de Microsoft.

El hecho de que Ikaruga, lanzado en una época en la que casi todo estaba escrito dentro del género sea considerado una obra maestra, se debe en gran medida al brutal giro de tuerca que los chicos de Treasure impregnaron en su jugabilidad, una nueva manera de conceder los juegos de naves con un concepto heredado de otro juego de la compañía: Silhouette Mirage.

La experiencia de juego es única, por lo que una parrafada de poco servirá a aquellos que quieran hacerse una idea de hasta donde puede llegar la innovación en Ikaruga. La novedad radica en un sistema dual, de equilibrio, el Ying-Yang amigos. Nuestra nave tendrá la propiedad de cambiar entre dos colores, uno claro azulado y otro negro/rojo. Al mismo tiempo, nuestros enemigos también pertenecen a alguno de esos dos “estados” por así llamarlo. La nave tendrá la habilidad de absorber los proyectiles del mismo color (disparados por enemigos de ese color, lógicamente), al mismo tiempo que si es alcanzada por uno del color contrario perderemos una valiosa vida. Para rizar el rizo, siempre que disparemos a un enemigo que se encuentra en el color contrario al nuestro le haremos más daño.

Explicado así parece fácil, pero el conjunto de variables que incluye el diseño de cada uno de los cinco niveles de Ikaruga nos pondrán en situaciones realmente complejas en las que el uso de la habilidad principal es vital. Al mismo tiempo que absorbemos los disparos enemigos se irá cargando nuestro disparo especial, que una vez llegado al tope nos permitirá desplegar una poderosa ráfaga capaz de hacer mucho daño a lo que tengamos enfrente.

Ikaruga tiene la fama de ser uno de los juegos más difíciles que te puedas encontrar. Desde luego, esa afirmación me parece realmente exagerada. Existen bastante shmups mucho más complicados. La obra de Treasure, en niveles de dificultad elevados es realmente compleja, pero ni mucho menos imposible. Acabarlo satisfactoriamente y aprenderse las rutinas no es misión imposible, lo realmente jodido será alcanzar altas puntuaciones. Para lograrlas, Ikaruga tiene un sistema de chains donde el contador va aumentando a medida que nos vamos cargando a grupos de tres enemigos del mismo color, si fracasamos, el contador volverá al valor inicial. Aquí radica la complejidad del auténtico Ikaruga, ya que para poder llevar a cabo chains hay que saberse de memoria los niveles, conocer la aparición de cada enemigo y su color en cada momento y aniquilarlos rápidamente para que no se nos escapen los demás. Una auténtica odisea.

Dejando de lado el sobresaliente aspecto jugable y centrándonos ahora en el apartado visual y sonoro de este shmup, sólo nos podemos quitar el sombrero. El diseño de los elementos es realmente espectacular y atemporal. La mente tras este despliegue es Yasushi Suzuki, el mismo responsable artístico de Sin and Punishment. Las similitudes entre ambos juegos no son casualidad: un ambiente futurista y apocalíptico con la figura de unos pocos héroes capaces de poner fin a una situación de amenaza. Enemigos finales enormes y de variada estética nos proporcionarán más de un subidón de adrenalina a la vez que nuestros oídos se contagian de épicas melodías que acompañan perfectamente a la acción.

Por si fuera poco, incluye opción para dos jugadores y la siempre bienvenida posibilidad de ensayar los niveles para ir aprendiéndolos de memoria, imprescindible si queremos alcanzar puntuaciones importantes, y es que repito, acabarse Ikaruga no tiene porque ser una tarea difícil, pero conseguir puntuaciones representativas es arena de otro costal en este shmup bipolar.

Te guste o no el género, no deberías dejar de probar esta experiencia única que a día de hoy sigue siendo un referente para todos, y uno de los mejores exponentes de esa caja de sorpresas que es Treasure. De lo mejor que se pudo probar en Dreamcast y obligatorio para todos los que disfrutan con los juegos de navecitas, y que coño, para los que no también.

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