Se acerca un nuevo GTA... ¡Especulemos!

Escrito por en Artículos - 30 junio, 2011

No son pocas las voces que, durante las últimas semanas, se han hecho eco de una de las noticias más esperadas por los jugadores de medio planeta: 2012 será el año en el que verá la luz la décima entrega de la hija mimada de Rockstar, maestra del hype. Dicen-cuentan-rumorean que su desarrollo se encuentra en fase avanzada y algunos medios aseguran que podremos adquirirlo de aquí a siete u ocho meses. Obviamente se sabía a ciencia cierta que R* volvería a las andadas, pero faltaba desvelar cuándo y, lo más importante, cómo. ¿Qué podemos esperar de este futuro Grand Theft Auto V? ¿Escenarios renovados y todavía más grandes? ¿Mayor realismo? ¿Nuevos personajes? ¿Más cinemáticas? ¿Mismo tipo de misiones? ¿Mismo esquema? ¿Mismas armas? ¿Mismos coches? Ojalá no sea así. Vamos a ver qué se sabe y después… ¡especulemos!

¡Festival de humor semántico visual!

Uno de los rumore-rumore que suenan con más fuerza desde abril (cuando aún pronosticaban que GTA V sería el título estrella del pasado E3) es el de la ubicación del juego. No en vano el escenario y sus dimensiones han sido y serán el principal gancho para el seguidor medio de la serie. La ecuación es tan simple como tramposa: a más kilómetros cuadrados, mayor es la sensación de libertad de acción. Más adelante retomaremos este punto, ahora me interesa que nos centrémonos única y exclusivamente en el rumor puro y duro. Poco después del lanzamiento del último DLC de la cuarta entrega, R* apuntó que para la siguiente aventura retomarían los tonos soleados al estilo Vice City. Eso llevó a la peña a señalar Hawaii como próximo destino e incluso llegaron a circular los fakes de rigor. Pronto la compañía de la erre mayúscula descartó tal posibilidad y ahora, tras algunas filtraciones de origen discutible, todas las sites dedicadas a la futurología apuntan a que el emplazamiento escogido será de nuevo la ciudad de Los Angeles/Los Santos y, probablemente, San Francisco/San Fierro, Las Vegas/Las Venturas y las zonas rurales intermedias; useasé, San Andreas. También se especula con la inclusión de una versión alternativa de la isla de Santa Catalina.

Para que un pantallazo-fake sea creíble, ha de estar desenfocado

Por otro lado, visto el misterioso y reciente casting de voces realizado por Take Two para un proyecto llamado de Rush (supuestamente GTA V) que será distribuido por R*, los oráculos de la red vaticinan que el protagonista será un agente del FBI y que dependerá de nosotros los jugones hacer de él un Bad Lieutenant o bien un azote de los maleantes. Para el susodicho casting, Toma Dos buscó también actores que prestasen sus voces a una serie de personajes estrambóticos cuyas descripciones, al margen de residir en Hollywood (hecho que aparentemente confirma la localización), casan muy bien con el universo de Dan Houser. Es más, uno de esos caracteres es James Pedeaston (locutor pederasta de una de las radios de GTA IV). Pero las conjeturas no acaban aquí. Los dichosos oráculos afirman que volverán los inmensos guardarropas vistos en GTA SA, la compra-venta y alquiler de propiedades inmobiliarias, las misiones de oficios legales, las escuelas de conducción y las añoradas pandillas barriobajeras. También aseguran que nuestro protagonista será capaz de esposar tanto a maleantes como a transeúntes y que los animales harán acto de presencia en las áreas rurales.

Bien, ahora que ya hemos puesto los cojones y la merca el percal sobre la mesa, ya podemos especular sobre qué puede aportar este título a la saga. Supongo que a estas alturas ya sabréis que me encanta discutir sobre el sexo de los ángeles. A bote pronto, siempre y cuando demos por sentado la veracidad de estas filtraciones, GTA V será una especie de revival actualizado del San Andreas con el añadido de poder decantar a nuestro protagonista hacia el reverso tenebroso o bien convertirlo en todo un señor. Algo que, desde tiempos de Fable, parece obligatorio en todos los juegos de entorno abierto. Tan bien implementado en el osomizante Red Dead Redemption, como insignificante y burdo en la mayoría de videojuegos que se decantan por la propuesta.

Este punto aplicado a la serie, tocado de refilón con los finales alternativos de GTA IV, me toca los huevos a saco fastidia sobremanera. En mi modesta ilustre opinión, la gran baza de Grand Theft Auto ha sido (al menos desde la tercera parte) generarnos la ilusión de hacer lo que nos salga de los cataplines de una manera fácil, directa y sin contemplaciones; con mala hostia, ironía, amoralidad y un punto de locura. Arrastrar la saga hacia la simulación no ayuda a incrementar esas sensaciones; sino que las coarta y pervierte de mala manera. En ese sentido, las segundas partes de Saints Row (junto con el malogrado Driver, el clon por excelencia de GTA) y Just puta locura Cause 2 le pasaron la mano por la cara a los hermanos Houser. No en el apartado financiero (lo tienen que hacer muy mal para que una marca como GTA no cumpla las expectativas de ventas), pero sí en algunos puntos referentes a la jugabilidad.

Y es que añadir un sistema de honor o moral a la siguiente entrega puede ser un error. Podría enriquecer la trama si se confirma la condición de policía/agente del FBI del protagonista; dando pie a un guión plagado de corrupción policial y conspiraciones de la hostia… pero estaríamos ante un juego distinto a lo que entendemos por GTA. Por un lado, ese añadido confirmaría el peligroso y aburrido acercamiento a la realidad que ya comenzamos a vislumbrar con la aventura de Niko Bellic; mientras que, por el otro costado, enfangaría la idea matriz de la saga: la ausencia de cualquier indicio de ética del american way of life. Lo que antes era una crítica demoledora hacia el sistema (el “todo vale”, ciudades pobladas de chusma, la pasta y la fama como objetivos primordiales y una diáfana exposición de la doble moral norteamericana), ahora corre el riesgo de convertirse en una simplificación pueril de las elecciones morales que determinan ciertas conductas. Haz aquello o lo otro y serás bueno o malo. GTA elevaba a la enésima potencia esa famosa y polémica coletilla que reza “el fin justifica los medios”. Ni en San Andreas ni en Liberty ni Vice City existía el bien; tan sólo el vicio y la desproporción. ¡Que no me vengan ahora con moralina de tercera división!

¿Qué será lo próximo? ¿Lego GTA?

En vez de eso, que más allá de mis filosofadas consistirá en ofrecernos falsas encrucijadas (al fin y al cabo el desarrollo de las tareas será muy parecido, elijamos el buen o el mal camino), Rockstar debería centrarse en evolucionar un sistema de misiones que padece graves síntomas de estancamiento. Por no hablar de su prácticamente inexistente narrativa. Ahora hace un puñado de años, cuando GTA IV se encontraba en el mismo punto que esta supuesta nueva entrega, los chicos de R* prometieron una verdadera revolución tanto en el apartado técnico como en el jugable; hablaron de no linealidad entre misiones, de verdadera sensación de libertad y de una mayor interactuación con los ciudadanos. Finalmente, nos encontramos con un revival de GTA III en el que la mayoría de misiones se reducían a acudir a las letras señaladas en el mapa, tragarse la parrafada de los sórdidos mafiosos de turno, coger un coche y llevarlo de A a B, disparar, correr, pillar la pasta y regresar de B a A. ¡Ah, sí! También añadieron un recalcitrante sistema de coberturas.

El balcánico Bellic disparando como una maricona a lo loco

Como podéis deducir, GTA IV me dejó más frío que un invierno soriano (ya conocéis el dicho: «En Soria sólo existen dos estaciones; la de invierno y la de trenes«) por varios motivos. Ese juego tenía la obligación de marcar un antes y un después en la saga, tal y como hizo la tercera entrega en su día. La evolución de aquella respecto a anteriores no sólo se limitó a una mejora de efectos gráficos y entornos tridimensionales. Fue lo más llamativo, sí; pero todo eso vino acompañado de una nueva manera de entender y de jugar la serie sin traicionar las bases de ésta. Vice City fue una gloriosa forma de «uploadetear» la fórmula, el mastodóntico San Andreas estableció los límites de la misma y los Stories y Chinatown Wars dos hábiles formas de trasladar la experiencia a nuestras portátiles. ¿Qué debía ser lo siguiente? Cualquier cosa menos una puesta al día del juego que vimos hace diez años. Que nadie se engañe, GTA IV fue eso. Ampliaron la ciudad, la dotaron de una mayor variedad de edificios, vehículos y peatones, la iluminaron, la doparon con Euphoria, cambiaron el envoltorio de las misiones y al protagonista. Tal vez fuese suficiente para la mayoría de grand-theft-autistas; pero no es mi caso. A mí cuando me prometen la luna, espero que me traigan la luna.

¿Qué será lo siguiente? ¿Un territorio todavía más grande? ¿Tal vez más exótico? ¿Acabar con la saga y explotar la fórmula en otros géneros como hicieron con RDR, Manhunter y, en menor medida, LA Noire? ¿Tal vez uno en el que encarnemos a un paparazzo (Grand Paparazzi catch Lady Di) o uno de carácter deportivo (Gran Payasada en el Santiago Bernabeu)? ¿Es la simulación y la pijada del detalle el camino que deben seguir los amigos de Rockstar? ¿Por qué no eliminan su arcáico sistema de misiones y tratan de elaborar nuevos procedimientos? ¿Por qué no buscan una forma diferente (fuera cinemáticas) de narrarnos los acontecimientos? ¿Por qué no hacerlo in-game y otorgarle más importancia a lo que el jugador ve, en vez de limitarse a mostrárnoslos cuando toca? Ya sería hora… que con éste ya serán doce los títulos de la franquicia. En caso de que no cambie, pensaré que con ocho bastaba.

Cinco juegos por década: los 80

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