Jugar por jugar

Escrito por en Artículos - 2 julio, 2010

Hace un par de días que me he pasado Just Cause 2, un juego que mi compañero de blog y amigo personal PabloPein analizó hace un par de meses. Y bueno, tras 40 horas de juego clavadas me veo en la obligación de dar mi opinión no ya sobre el propio título de Avalanche Estudios, que también, sino sobre un tipo de juegos que me encantan: los descebrados. Esos que puedes disfrutar con la radio puesta, con los que puedes rellenar quince minutos vacíos, que te mueres por enseñar a tus amigos y que, en definitiva, sólo juegas por el placer de jugar.

Como iba diciendo en la cabecera, le he dedicado cuarenta horas a Just Cause 2, un juego que se puede terminar perfectamente en cinco (o incluso menos, la verdad es que quiero probarlo). Y se las he dedicado muy gustosamente porque a pesar de tener un guión digno de la última superproducción hollywoodiense y unos personajes con menos carisma que Mariano Rajoy, es divertido de cojones. Tanto que hasta bien pasadas las veinte horas no hice ni una sóla misión de la Agencia, obligatorias para avanzar en la historia y terminar el juego. No las hice porque no me interesaban, porque tenía muchísimas otras cosas más interesantes que hacer, como por ejemplo secuestrar un avión en pleno vuelo o comenzar mi pequeña conquista de la Isla de Panau, el único «personaje» digno de mención y auténtico protagonista del juego.

Pero Just Cause 2 no es ni el primer ni el único juego en el que lo divertido es hacer cualquier cosa menos lo que el guionista ha preparado para nosotros. El primero en venir a la cabeza de la mayoría será muy probablemente GTA (el primero, el original), donde la diversión estaba en aplastar a toda la fila de harekrisnas para conseguir el gouranga de turno. Porque admitámoslo, terminar el juego de forma legal era un coñazo de mucho cuidado: las instrucciones de las misiones estaban en inglés (idioma que por entonces ni yo ni mucha gente entendía), terminar una partida era un trabajo de más de tres horas de juego ininterrumpidas, y en la última ciudad no tenías flechas de dirección. Vaya, lo que viene a ser una putada bien gorda. Así que al final, lo que a todos nos gustaba era hacer el cafre sin más. Total, la historia tampoco tenía pinta de ser especialmente buena. ¿No?

Ahora bien, no os vayáis a pensar que los únicos juegos para hacer el cafre sin más pretensión que la de pasar un buen rato son los de pegar tiros en tercera persona a lo largo y ancho de un enorme escenario. Títulos de géneros tan dispares como los simuladores de conducción o los «shooters» también tienen algunos representantes muy notables. Evidentemente cuando menciono a los simuladores de conducción no lo hago porque no tengan historia, ya que al fin y al cabo el «guionista» de ese género quiere que demos vueltas al circuito, y es lo que solemos hacer. Cuando menciono a los juegos de carreras lo hago por títulos como Carmageddon o FUEL, donde a pesar de haber circuitos en los que nuestro objetivo es quedar primero, puedes hacer muchas otras cosas por simple diversión. Atropellar gente o realizar saltos imposibles en el primero, y deleitarte con el paisaje en el segundo.

Como nota graciosa en relación a Carmageddon, os diré que cuando un servidor era pequeño y quedaba con un amigo, muchas veces poníamos una de las carreras en las que había un cambio de rasante tan brutal, que si ibas lo suficientemente rápido podía salir volando durante casi un minuto. Algo que inexplicablemente nos fascinaba. Además, la posibilidad de aterrizar sobre un peatón -algo que nunca ocurrió- siempre estaba ahí para animarnos a saltar un vez más. Diversión en estado puro amigos, diversión en estado puro.

Un jemplo algo más reciente y para todos los públicos de este fenómeno de jugar sin prestar atención a la historia, los personajes, los gráficos, la música y, en definitiva, nada que no sea la propia jugabilidad, lo podemos encontrar en el brillante New Super Mario Bros Wii. Si alguno de los que hayáis leído hasta aquí lo ha jugado sabrá a lo que me refiero. En mi caso, que soy así de molón, tengo las tres ranuras de salvado ocupadas (y tuve que borrar otra más) porque llegué a llevar tres partidas simultaneas: dos con sendos amigos y una con mi señora. Y no precisamente porque me guste repetir una y otra vez el mismo nivel, cosa que odio, sino porque jugar los niveles de New Super Mario Bros intentando llegar a 99 vidas para tener a Mario sin gorra es jodidamente divertido. O no, pero sólo si empiezas a perder vidas como un cabrón por culpa de tu compañero de juego.

Volviendo a Just Cause 2, me gustaría explicaros por qué antes dije que el mejor personaje era la Isla de Panau, pero como me llevaría demasiado tiempo, mejor os voy a resumir aquello que hice en mis primeras veinte horas de juego, en las que sólo hice la primera misión obligatoria. En ese tiempo conquiste pueblos, destruí asentamientos militares, asesine a más de mil soldados, piloté un avión a reacción, me cargué antenas satelitales, salté al vacío desde más de más de mil metros de altura, escalé montañas de varios kilometros, visité islas desiertas, conduje diez kilometros a toda velocidad por la autopista, usé el gancho para matar soldados de formas inimaginables, me colé en una discoteca suspendida en mitad del cielo, y me maravillé con cada uno de los detalles escondidos por todas partes. Todo ello sin dejar de pasármelo como un enano.

Con todo esto no quiero decir que para mi una buena historia y sus personajes sean secundarios. ¡Demonios, he sido el guionista de prácticamente todos los proyectos en los que he participado durante la carrera y es algo que me encanta! Adoro los buenos guiones y me encantan los juegos que trabajan ese aspecto. El mejor ejemplo lo tenéis en The Witcher, que a pesar de tener una jugabilidad muy chusquera, se ganó todo mi amor por una buena cantidad de motivos. Pero hay juegos a los que simplemente no les hace falta todo eso. Son juegos concebidos exclusivamente para ser disfrutados. Sin florituras, sin historias ni guiones, sin nada más que un montón de diversión apretujada en un DVD (o una descarga, que ahora están más de moda).

Guía de compras para pobres de las ofertas veraniegas de Steam

LNDD: Cientos de remakes HD para 2011