Más pastillas que en el Viñarock

Retro Amor: Dr. Mario

Escrito por en Retro Amor - 9 febrero, 2016

Odio profundamente los «momentos Nocilla» a la hora de leer un texto sobre cualquier juego, pero hoy me voy a permitir la licencia por un desencanto infantil. Digamos que servidor carecía de consola portátil hasta que llegó a casa la rebonica Game Boy Pocket. A la hora de elegir un par de juegos con los que empezar me compré en primer lugar Zelda Link’s Awakening, el puto mejor título de la consola y uno de los juegos a los que más cariño guardo. Por otra y aprovechando que se avecinaba el cumpleaños del menda, le dije a mi señora madre «cómprame cualquier Mario». No, no le hablé de Super Mario «Land«.

El caso es que tras mi cara de desolación inicial cuando vi el jueguico de marras, poco a poco el cartucho gris con ilustración de Mario haciendo de médico se fue ganando un sitio en mi patata particular por su sencilla pero apañada mecánica. Recordemos que entre finales de los 80 y principios de los 90 Tetris (y en particular su versión para Game Boy) se hinchó a vender copias a mansalva. El juego de Pajitnov se coló en los bolsillos de miles de chavalines, pero también en los de sus padres, ya fuese por las consolas de Nintendo o por las versiones chinorris que circulaban en los Todo a Cien. A su estela fueron apareciendo diferentes títulos que intentaban hacerse hueco en el mercado con propuestas similares: por poner un ejemplo, SEGA se hizo con los derechos de Columns y lo ultraexplotó en todas sus consolas, teniendo la misma Nintendo otros contendientes como Yoshi’s Cookie, quien comparte con Dr. Mario paternidad, firmada por el genio de Gunpei Yokoi. El creador de las Game & Watch no solo se dedicaba a virguerías como los Fire Emblem, los Metroid o Kid Icarus, sino que también poseía una pequeña predilección por juegos de corte Tetris.

dr mario cuerpo

Así, en 1990 aparece Dr. Mario, donde el bigotudo deja la fontanería a la que nunca se dedicó y se pone una bata de médico. Su objetivo es el de eliminar una serie de virus que pululan en un tarro a base de un ejército de pastis que van cayendo de forma ordenada y aleatoria desde la parte superior de la pantalla. De una forma relativamente parecida a la que presentaba el ya mencionado Columns, había que agrupar como mínimo bloques de cuatro virus o pastillacas para que estos desaparecieran, finalizando la partida si llenábamos la pantalla hasta arriba. Efectivamente, es todo muy Tetris, y aunque no sea tan brillante posee ese toque de personalidad que lo distingue de sus competidores y que lo hace tan aprovechable.

Las dos consolas que disfrutaron sus encantos fueron las 8 bits de Nintendo. Teniendo la NES una versión coloreada, la de Game Boy se conformaba con su reducido cromatismo, pero no por ello el juego perdía mucho con respecto a su hermana mayor, ya que se bastaba con las formas proporcionadas a los virus para suplir la ausencia de color. Con el tiempo, los genios de Ninty aprovecharon una franquicia más que olvidada y malparieron Dr. Luigi para Wii U, al que ponen bonito para los estándares actuales, añaden un par de pijotadas mecánicas et voilà, ahí queda un (mal) refrito. Si queréis echar un buen rato dejaos de tonterías, pillad cualquiera de las versiones originales y dadle duro. Dr. Mario desde luego no es un Super Mario al uso, pero sigue siendo un buen cartucho.

Ananke

The Everything Building