Heil Helghast

Análisis: Killzone: Shadow Fall

Escrito por en Análisis - 6 diciembre, 2013

¿Sabéis de esa gente que reserva consolas y va a los lanzamientos nocturnos para poder tenerla unas horas antes? Yo no soy así, aunque con PS4 estuve tentado de hacerlo porque necesitaba la consola para el curro y porque nunca he estado en la guerra y tenía curiosidad por ver la sombra del miedo y la desesperación en el rostro de una generación (de jóvenes, no de consolas). Viendo que eso ha sido más una peli de zombies que una bélica, doy gracias por haber encontrado una PS4 el día del lanzamiento sin demasiados problemas. Diría que he tenido potra, potra de no ser porque tuve que comprar el pack con Killzone: Shadow Fall.


Killzone: Shadow Fall, cuyo nombre entra en el infame hall de la fama 2013 de los juegos con nombre de mierda, al lado de Warface y Bravely Defualt; es el único juego de nueva generación que he podido echarme a la cara junto con Ryse: Son of Rome (quien, por cierto, quedó cuarto en esto de los nombres lamentables). Curiosamente, ambos comparten las mismas características: son una puta mierda como juego, pero son gráficamente apabullantes. La sangre, los efectos de luz y de partículas, el desenfoque ambiental y el efecto de alisado son lo nunca visto en consola. Incluso viniendo del PC todo esto me ha asombrado, especialmente lo del suavizado de superficies: no hay un solo maldito diente de sierra importante en todo el juego.

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Y creo que aquí acaba lo positivo en esta crítica. Es cierto que la aproximación del juego es ligeramente diferente a sus predecesores. Guerrilla se luce bastante en un primer nivel en un campo abierto donde hay diferentes edificios Helghast y hay que buscar primero una nave derribada, a sus supervivientes y luego cargarse las defensas aéreas de una base para asaltar luego otra y escapar en un vehículo enemigo. Tener que ir con cuidadito entre los árboles, matando a gente con sigilo y usando el dron volador para hackear torretas de alarma está muy, muy bien. Es un comienzo espectacular que luego no vuelve a repetirse y que yo achaco a que en Guerrilla son mejores ingenieros que diseñadores de niveles o de mecánicas. Eso o que el tiempo apremiaba.

El resto del juego es pasillero, como los anteriores, solo que carente de ritmo y de gracia alguna. Para colmo, todo está lleno de colorines y el peso de las armas ha vuelto a aligerarse más. Killzone 2, uno de los mejores FPS de PS3, era gris y marrón y su movimiento era lento y tosco, y tenía todo el sentido del mundo. Además, esa forma de moverse lo alejaba de cualquier otro juego del género. Que todo sea ahora colorido también tiene sentido y en cierto modo es un paso adelante en la saga, porque nunca se había visitado el planeta natal de los Vekta, pero en cojunto, lo convierte en un juego mucho más típico de lo que era antes. Y eso que hablamos de que antes era un juego gris y marrón en la generación de Gears of Wars, ojo.

Shadow Fall sufre además de cierto complejo de Call of Duty y no hay continuidad apenas entre misión y misión. Tenemos al mismo personaje y una misión similar en las líneas enemigas, pero siempre hay un traslado en aeronave hasta el siguiente punto de la historia, que por cierto, no tiene sentido alguno y acaba de una forma más abrupta y absurda y anticlimática que Killzone 3. Mira que es difícil superarse haciendo algo bien, pero superarse haciéndolo peor debe serlo aún más.

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Puedo destacar dos cosas buenas más en todo este desaguisado. Me gusta mucho el personaje Helghast que acompaña a Kellan (que es el protagonista, por cierto, aunque esto importe tres narices en realidad), no solo porque es un personaje femenino relativamente bien hecho en un mundo de shooters de machotes (que es algo que lastraba mucho a la saga Killzone anteriormente) sino porque da algo más de dimensión al punto de vista del «enemigo» de la saga. Esto, conocer más lo que rodea a Helghan, es la segunda cosa buena. Espero que el siguiente juego tenga a esta señorita Helghast como coprotagonista, porque imagino que no tienen pelotas suficientes como para ponerla de protagonista. Si lo hacen, vuelvo a comprar el juego. Si no…

Así pues, queridos, si os compráis una PS4 y queréis ver de lo que es capaz como hardware, pues sí, comprad Killzone: Shadow Fall, que tiene todo lo bonito que podremos ir viendo en la nextgen. También tiene todo lo malo que seguramente veamos en ella, eso es, una jugabilidad heredada y hecha sin ingenio ni intención de revolucionar nada. Este juego es tan regulero que, una vez acabada la campaña, no me apeteció jugar nada al multijugador, que entiendo que salvará el tipo, porque los multis de los Killzone siempre han sido geniales. Si recupero las ganas de vivir, le daré una oportunidad.

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