Momentos Ilustres: Tomb Raider

Escrito por en Artículos - 26 noviembre, 2012

El mito de “El Valle Perdido” lleva décadas siendo explotado por la literatura y el cine. Ese mito Verniano de una zona desconocida, inalterada gracias a la ausencia del ser humano, en el que el cronómetro de la evolución parece haberse parado y gracias a ello los primeros visitantes pueden maravillarse ante especies que creía extintas (siempre que esas criaturas no intenten comérselos). Los videojuegos no iban a quedarse sin su ración de valle perdido y el primer plato nos lo sirvió Tomb Raider.

A finales del siglo pasado, los dinosaurios eran el equivalente de los zombies actuales. Incluir dinosaurios en un juego les daba un +10 en molosidad (o molonamiento) y no eran pocos los que se apuntaban al carro: Cadillacs & Dinosaurs, Turok, los juegos de Jurassic Park… ¡¡Hasta Mario montaba en dinosaurio en Super Mario World!! La diferencia con los zombies de ahora es que mientras los zombies son una especie de relleno de morralla, unos enemigos fáciles de abatir que no suelen presentar demasiada dificultad para derrotarlos, los dinosaurios eran unos bichos mucho más jodidos de matar y que daban bastante más miedito que un cadáver a medio podrir.

Aunque ahora pueda parecer de risa, yo quedé absolutamente maravillado ante los gráficos del primer Tomb Raider. Esas texturas de los escenarios me parecían de un realismo desmedido y hasta giraba la cámara para poder ver las perolas de la Srta. Croft en todo su esplendor, a pesar de ser poco más que un prisma puntiagudo que ni siquiera marcaba pezón. Pero mi gozo se transformó en canguelo al llegar al valle perdido y ver que mi supervivencia ya no dependía a luchar con otros mamíferos.

Primero fue liarse a tiros con un par de velocirraptores, algo que ya me hizo exclamar ¡pero qué cojones está pasando! en más de una ocasión, pero el encuentro que me esperaba al fondo del valle superaba mis expectativas. Nada más que el puto Rey de los dinosaurios.

Pongan la banda sonora de Tiburón e imagínense la escena

Aunque ahora, viendo las imágenes, dé una sensación entre risa y pena, con ese aspecto de lagartija de origami, recuerdo mi primer encuentro con el Tiranosaurio Rex de Tomb Raider como algo muy grande, de ver como esa enorme criatura iba apareciendo desde esa penumbra constante (gran recurso para evitar popping) y de como corrí a refugiarme en una estrecha cueva para no morir devorado, vaciando cargador tras cargador a ver si esa fiera era vulnerable a mis balas o solo le hacía cosquillas.

Lara Croft; mortal como un meteorito

Aunque no recuerdo si al final conseguí abatir al dinosaurio o simplemente huí sin mirar atrás hacia la salida del nivel, el Tiranosaurio Rex de Tomb Raider ocupa un sitio privilegiado en mi lista personal de Momentos Ilustres. Tanto que compré el Tomb Raider Anniversary de Wii para revivir las experiencias que tanto me hicieron disfrutar en la primera PlayStation. Dolorosamente, mi ilusión se vio truncada al ver como ese combate se recreaba mediante una sucesión de QTE’s como si de un vulgar juego de acción  moderno se tratara. Una lástima, pero siempre nos quedará ese dinosaurio de la Playstation…

No rejugarás

Sentimientos encontrados con Open Hexagon