Retro Amor: Altered Beast

Escrito por en Retro Amor - 13 julio, 2012

Mucha gente lo recuerda con especial cariño pues era el juego que daban al comprar la Mega Drive (haré el Retro Amor de esta versión que también existe para Master System y para recreativas), antes incluso que Sonic the Hedgehog. Yo lo recuerdo con HAMOR pese a ser consciente de sus limitaciones… pero qué quieren que les diga: es el primer juego al que me dejaron jugar (la Spectrum de mi hermano ni la olía) y posiblemente sea el causante de que me entrara el “gusanillo” este de los videojuegos. Alucinaba al repartir estopa a zombis o monstruos deformes transformándome en un animalito de colorines. Vamos, lo normal a mi edad.

En ésta época en la que el argumento se explicaba únicamente en las instrucciones (ese librito que últimamente lo echamos en falta) lejos de intros que duran minutos o tutoriales coñazo, Altered Beast no iba a ser la excepción. Según estas, eres un antiguo centurión romano que muere en batalla al que Zeus (?) le resucita para poder rescatar a su hija Atena de las manos de un tipo calvo y feo que resulta ser el rey del Inframundo llamado Neff (?) antes de que la transformen para siempre en… UNA PALOMA. Que si lo piensas puede ser una putada: condenada a cagar especialmente sobre los coches recién lavados y de portar múltiples enfermedades además de comer pan mojado en agua contaminada, posiblemente, con sus propias cacas. Ser paloma es una mierda, ahora que lo pienso.

Altered Beast

Cada vez que terminabas un nivel, te mostraban un paso nuevo de la «palomización» de Atena. Con crucifijo incluido para darle mayor coherencia a la historia.

El juego comienza en el cementerio donde Zeus te resucita bajo la precisa orden de “I command you to rise from your grave and rescue my daughter” y en cuestión de diez segundos entiendes todo el argumento, algo que haría explotar la mente de Hideo Kojima. Como costumbre en los títulos de la época, era un “vete p’a la derecha” con la salvedad de que el lado izquierdo de la pantalla avanzaba de manera automática y lentamente sin dejarte volver, como si fuese una pared invisible, siendo una putada en las fases que tenían precipicios… que era sólo una de las cinco que hay y que no son otra cosa que un descenso al inframundo: un cementerio, una cueva pantanosa, una cueva normal (la de los precipicios), un palacio (?) y el propio infierno. El resto, simple: repartir puñetazos y patadas a los enemigos que salían por pantalla que podían ser desde zombis hasta hormigas gigantes o un tipo verde que me recordaba siempre a M.A. Barracus del Equipo A.

Altered Beast y Golden Axe

¿Soy el único que se dió cuenta? Y Golden Axe es el posterior…

Vale, obviamente con lo que os he contado, este juego no valdría una mierda. Su punto fuerte residía en poder transformarte (era casi obligatorio para completar el nivel) en un ser medio hombre medio bestia y derrotar al jefe que no era otra cosa que Neff transformado en algún monstruo feo de cojones. Para transformarte, tenías que patear a unos lobos azules de dos cabezas que te daban un orbe que te hacía más fuerte. El primer orbe rompía tu camiseta y te hacía ligeramente ciclado,el segundo te ponía John Carca y el último te transformaba en un animal distinto dependiendo del nivel. Pero tranquilo, si llegabas al final y no eras aún un animal porque se te han escapado los lobos, Neff en un acto de subnormalidad profunda digna de un malo de videojuego, te da la oportunidad de que sigas avanzando hasta transformarte para romperle el orto tranquilamente.

Lobo, Dragón, Oso, Tigre y Lobo dorado, cada uno con sus poderes originales… bueno, no. El Lobo normal y el dorado eran iguales. Lanzaban un puñetazo con una bola de fuego y daban una especie de patada rápida horizontal. Los Tigres eran sospechosamente parecidos a los lobos. La diferencia era en que la patada era en vertical. El Oso echaba un gapo que convertía en piedra y también saltaba como Sonic, hecho una bola (lo típico de todos los osos). Y el Dragón, lejos de lanzar fuego y tener unos poderes lógicos para su transformación (como el oso), electrificaba a los rivales o lanzaba un rayito por la boca.

Altered Beast 2

Las transformaciones iban acompañadas de unas cinemáticas bastante graciosas.

Sin duda, con jugarlo unos minutos te das cuenta de que este título nunca será famoso por ser un juegazo: sus limitaciones son obvias. Desde el muñeco que roza la ortopedia, hasta la mezcla de romanos con griegos y crucifijos o la absurdez de tiempo que te duraba la transformación en animal, que, aunque era hasta el final de la fase, siempre te transformabas segundos antes de la lucha contra el jefe. Para mi pasará a la historia como un clásico, de esos que no sabes ni el cómo ni el por qué, pero que siempre te traerá buenos recuerdos, como muchos otros clásicos de los videojuegos en los que el tiempo ha hecho mella en ellos.

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