Análisis: Will Fight for Food

Escrito por en Análisis - 19 julio, 2012

Cuando la era de los 16 bits llegó a su fin también se acabó la era de los beat’em ups. Los míticos «yo contra el barrio» se volvieron toscos como los polígonos en 3D que modelaban a los personajes y la lucha por intentar llegar sano y salvo a la derecha de la pantalla dejó de tener valor. Está claro que aparecieron videojuegos remarcables en el género (Dynamite Deka es una clara muestra de ello) pero un regustillo amargo se nos quedaba en el paladar al jugar cualquiera de estos nuevos títulos y el pensamiento que acababa por estabilizarse de forma perenne en nuestro cerebro era «no es lo mismo«.

Nostalgia, querida y enfurecida nostalgia. Está claro que siempre miramos al pasado con buenos sentimientos ya que el ser humano tiende a idealizar casi cualquier evento positivo que nos haya ocurrido. Incluso ensalzamos ocurrencias negativas si las oteamos desde el prisma de la añoranza. Como si miráramos algo con los ojos casi cerrados, intentando emular a ese ídolo musical que es El Fary. Este arraigo hacia lo añejo es un arma que saben blandir muy bien los desarrolladores independientes que pululan entre nosotros. Unos gráficos pixelados por aquí, una banda sonora chiptune por allá y voilà. Esta receta redescubierta por la nouvelle cuisine —no hay que olvidar que los mejores desarrolladores de videojuegos ya inventaron esto— intenta conmovernos para que acabemos comprando títulos que desprendan ese aroma. Ese sabor de gran solera que nos evoca a nuestra más tierna infancia y que, al final, logra convencernos para adquirir estos productos independientes. Y sí doctor, yo soy uno de los afectados.

Me llama lo retro, no puedo evitarlo. Tras visionar unas cuantas imágenes y leer la descripción de Will Fight for Food me era muy difícil no hacerme con él. «A Role Playing Brawler». Guau. Un RPB, algo que no había oído nunca y que conquista el corazón a cualquiera. Will Fight for Food es un título que, según los desarrolladores, mezcla elementos RPG con combates al estilo beat’em up. Esta amalgama es un santo grial en esto del ocio interactivo. Dos géneros que están más muertos que vivos juntos y encima siendo desarrollado por un estudio independiente. Complicado no tener una erección.

Pero todo lo que sube baja y así lo hizo mi bálano, junto al resto del equipo, tras degustar la obra de Pyrodactyl. Will Fight for Food es un título independiente, usando este recurrido término de forma punitiva ya que es un juego roto al ofrecer un control bastante nefasto que lastra al juego de manera irremediable. Podemos finiquitar el juego tranquilamente ya que aunque el manejo sea parecido a una tortura china, aunque sin llegar a los extremos de The Path, nos enfrentamos a una experiencia bastante sencilla de completar. Una pena puesto que tanto la descripción como el argumento apuntaban maneras.

Nuestro pellejo es el de Jared, un luchador que tras abandonar el ring y la ciudad tras una sonora derrota decide volver a la misma porque se ha hartado de vagar por el mundo, y nuestro objetivo será el de reunirnos con los antiguos luchadores con los que habíamos fraternizado en el pasado, encontrando en el camino la ciudad muy distinta de lo que recordábamos. Con esta «misión» bajo el brazo debemos ir resolviendo distintas situaciones que ocurrirán en los puntos de la ciudad que podemos visitar en el mapa. Y la miga del juego está en que podemos resolverlos de dos formas: de manera civilizada (aquí entran los «componentes RPG») o a hostia limpia. Si optamos por la vía pacífica tendremos que enfundarnos nuestro traje de chico de los recados e ir de un lado a otro hablando con diferentes personas —por suerte esto se resuelve con bastante celeridad— y para convencer a algunos individuos deberemos usar el sistema de diálogos inventado para la ocasión que se basa en que elijamos el lenguaje corporal, la opinión y nuestro humor en cada pregunta que nos hagan según creamos conveniente.

Pero siempre podemos abogar a la violencia para resolver nuestros problemas. Y aquí falla terriblemente porque, como ya he comentado, el control es sencillamente malo. Puñetazo, patada y deslizamiento serán nuestras tres formas de ataque que podremos realizar y aunque use más botones que Double Dragon, la variedad brilla por su ausencia. Nuestro movimiento es tosco y así es harto complicado enfrentarnos a cualquier cosa. Aún así, la empresa es muy sencilla puesto que la IA es parecida a la de una patata en coma terminal. Por tanto, no hay reto que superar y por ello no hay exaltación al salvar los «obstaculos» —por llamarlos de alguna forma— que vamos sorteando en el camino.

Mentiría si dijera que la idea me parece mala puesto que creo que se trata de un título bastante original que nos deja progresar de diferente modo según nuestras elecciones pero que está mal adaptado y así no hay emoción. Y sin emoción poco se puede hacer en esto de los videojuegos. Will Fight for Food intenta ser cómico en sus diálogos y aunque apenas logre esbozarnos algo parecido a una sonrisa, hay ciertos momentos que se salvan de la quema como el arco argumental de Koala Man o nuestro enfrentamiento contra los hombres disfrazados de animales en el bosque. No estoy diciendo que me haya descojonado con ellos pero hombre, no todo va a ser cancerígeno.

Quizás esté siendo algo duro con un juego que realmente no merezca toda esta verborrea negativa. El juego tiene una duración bastante variable, yo lo he finiquitado en 55 minutos y en 12, y diferentes finales están disponibles para que los descubramos. Quizás esté pagando en el pobre Will Fight for Food todo el rencor acumulado hacia infinidad de productos que lucen como reclamo su sello independiente y que son más bien nefastos. Quizás no haya superado el no haberme pasado aún Streets of Rage 3. O es que quizás realmente sea un conjunto de propuestas interesantes que se estrellan una y otra vez contra la inexperiencia del estudio desarrollador. Sea como sea, Will Fight for Food fracasa.

Nota Will Fight for Food

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