Análisis: Hunted-The Demon's Forge

Escrito por en Análisis - 1 septiembre, 2011

Hunted-The Demon’s Forge no pasará a la historia de los videojuegos por sus gráficos, ni por su argumento, ni por el carisma del dúo protagonista, ni por una excelente banda sonora, ni por una jugabilidad magistral e innovadora. Sin embargo, dentro de 10 o 15 años, cuando encender la PS3 o la XBox360 se considere algo arcaico, no será raro encontrar Retro Amores o lo que haya entonces dedicados a este juego, y los que lo jugaron en su momento ensalzarán lo bien que se lo pasaron con Hunted-The Demon’s Forge.

La compañía tras Hunted-The Demon’s Forge es InXile Entertaiment, responsables de uno de mis juegos favoritos de la pasada generación: The Bard’s Tale. Y por eso el juego guarda algunas similitudes con las aventurillas del Bardo: un apartado técnico normalucho, un protagonista que pasa de heroicidades y un sentido del humor bastante peculiar, aunque en Hunted las pinceladas de sarcasmo estén presentes únicamente en las conversaciones entre los dos personajes a los que encarnaremos.


Aunque no os lo creáis, no hay tensión sexual entre ambos en las 12 horas que nos durará el juego

Caddoc y E’Lara, así se llaman los protagonistas. Caddoc es la fuerza bruta con la cabeza fría, cuyos sueños sobre una pálida doncella embutida en cuero darán el pistoletazo de salida a la aventura. E’Lara es la última elfa viva, rápida y certera con el arco, brusca y temperamental, siempre con ganas de sangre. Ambos son una pareja de mercenarios que se embarcan en una gesta que no les convence motivados solo por la promesa de una gran recompensa.

Dos personajes, dos estilos de juego. Pese que los dos personajes pueden atacar tanto cuerpo a cuerpo como a distancia, es evidente que Caddoc es el personaje apropiado para el combate físico mientras E’Lara se queda en segunda fila asaetando a los enemigos. Con la espada en la mano el juego se ve y se juega como un Hack & Slash bastante rudimentario, mientras que si adoptamos el arco o la ballesta se adopta un punto de vista más parecido a un shooter en tercera persona similar a juegos como Resident Evil 4 o Shadows of the Damned, elementos de cobertura y auto apuntado incluidos.


A falta de ratas, los esqueletos son un buen sustituto

Si jugamos solos, será la CPU que se encargará de manejar a nuestro compañero, y lo hace de forma bastante satisfactoria: repartiendo hostias si controla a Caddoc y disparando de forma segura si controla a E’Lara, reanimándonos siempre que perdemos la salud y ayudándonos a resolver los puzzles sin demasiados engorros. No estamos ante un compañero estúpido tal como me pasó hace poco en Knights Contract. Eso sí, podremos cambiar de personaje cada vez que encontremos unas gemas moradas que se encuentran en ciertos puntos de nuestro camino.

A pesar de ser absolutamente consciente de que no es un juegazo, Hunted tiene muchos elementos que hacen que me sienta atraído por el juego. La manera de llevar el argumento, ver como la aparentemente sencilla misión inicial se complica y se transforma hasta llegar a ser algo grande me ha recordado a mis viejas campañas de D&D, donde los PJ’s no eran nada más que otro grupo de aventureros, nada de Elegidos, Antiguas Profecías, el regreso de un Mal Inmortal largo tiempo atrapado en un TupperWare Sagrado que un Guerrero Milenario selló con una Espada Magica forjada con los Pedos de un Dragón.


Aunque, inevitablemente, hay dragones. Siempre hay dragones

Otras cosas que me gustan de Hunted-The Demon’s Forge son precisamente cosas que muchos echaran en falta por ser casi imprescindibles en los juegos actuales: no tenemos un mapa para orientarnos, hasta bien avanzada la aventura solo podremos usar un arma, un arco o ballesta y un escudo, debiendo desechar los que encontramos por el camino si nos interesa (o no), la munición es limitada, no hay auto-curación y solo podremos llevar una poción de salud y otra de maná al empezar el juego. Que no os vendan la moto llamandolo RPG o Action-RPG: no hay gestión de inventario, no hay visitas a tiendas para mejorar equipo (el oro que conseguimos sirve para desbloquear contenido en el Crucible, una especie de creador de mazmorras para entretenernos), no hay niveles de experiencia ni interacciones con personajes no jugadores; Hunted-The Demon’s Forge es un juego de acción de los de antes, una puesta al día de los Dungeon Crawler, esos juegos que premiaban tanto la eliminación de enemigos como la exhaustiva exploración del mapa


Aceptamos Minotauro como elemento clásico. De la Grecia Clásica para ser exactos

Si nos limitamos a seguir el camino que nos marca esa bolita brillante que aparece al apretar un botón, Hunted-The Demon’s Forge nos parecerá un juego lineal, aburrido y un mata-mata del montón. Si, por el contrario, decidimos salirnos del camino establecido, nos daremos cuenta que tras esas tablas de madera existe una escalera oculta hacia un rostro de piedra que nos propondrá un acertijo, que tras esa esquina hay un cadáver que nos revelará parte de una historia gracias a la Piedra de la Muerte, que hay prisioneros a los que liberar y lágrimas de dragón ocultas en tumbas malditas y cámaras selladas. Hunted es un juego lleno de secretos, de esos que cuando te lo acabas piensas que te has dejado muchas cosas por el camino y te apetece rejugarlo para encontrarlas, y más aún cuando, al pasártelo, te das cuenta que has llegado al final malo gracias a una acción equivocada.

¿Y cuál es la mejor forma de volver a disfrutarlo y encontrar los secretos que no hemos visto en la primera partida? En compañíaHunted-The Demon’s Forge es de los pocos juegos actuales con multijugador cooperativo, tanto online como mediante pantalla partida. Mientras que el 99% de las campañas multijugador se reducen en meternos en un coto cerrado a matarnos entre nosotros, la opción de volverse a pasar un juego con alguien a nuestro lado es algo muy tentador y que en este caso enriquece mucho la experiencia de juego gracias a la necesidad de cooperar para seguir adelante y los dos estilos de juego claramente diferenciados.


Imagen cada vez menos frecuente en nuestras consolas

No hace ni dos días que acabé el juego y ya tengo ganas de volver a la asediada ciudad de Dyfed, punto de partida de Hunted-The Demon’s Forge, esta vez con un compañero a mi lado. Porque, pese a sus carencias, como unos gráficos algo anticuados, unas animaciones torpes, una dificultad algo sencilla hasta en el nivel más alto (aunque me falta probar el explícito nivel “Vieja Escuela” que se desbloquea al acabarlo por primera vez), unos final bosses de risa (especialmente el último) y algún que otro bug de los que no molestan demasiado, la experiencia de una partida a dobles de las de toda la vida es algo que nunca va a dejar de gustarme. Y si hay magia, espadas y dragones de por medio, más motivo aún para volver a empezar la partida.

Dungeon Siege III tendrá DLC

Ultima IV gratis en GOG