007: Sin licencia para jugar

Escrito por en Artículos - 21 septiembre, 2010

Corren malos tiempos para el agente secreto más follador famoso del celuloide y, probablemente, también de los videojuegos. Acosada por múltiples deudas, la productora MGM se ha visto obligada a cancelar indefinidamente el rodaje de la que debía ser su película número 23 (26 si contamos con dos viejas versiones de Casino Royale y la no-oficial Nunca digas nunca jamás). Tras leer la noticia me hice dos preguntas: “¿Será ésta la muerte de James Bond?” y “¿Debería ser éste el fin de la saga?” No y sí; me explico. La franquicia sigue dando una pasta que lo flipas (sus últimos filmes han recaudado unos cinco mil kilos) y todo apunta a que, una vez la MGM solvente sus problemas económicos, se ruede la tercera aventura protagonizada por Daniel Craig (que, por supuesto, llegará acompañada por el consiguiente videojuego y el despliegue de marketing rutinario). Respecto a la segunda cuestión, ya no lo tengo tan claro. ¿Vale la pena eternizar la cantinela? ¿Qué coño aporta Bond a la cartelera? ¿Y a los videojuegos?

Algunas de las chicas que han pasado por la cama de 007, musas del onanista bondiano medio

Ante todo, Bond es una fantasía ideada para masturbar las mentes masculinas a base de sexo, alcohol, lujo y violencia. Vaya, como muchos héroes de ficción de la historia, pero más regalado y extravagante. Posee el pedigrí de aquellos que cuentan con casi 60 tacos de edad (la primera novela data de 1952), pero por contra se ha quedado desfasado. Ahora las tías prefieren rastas que estén buenorros y practiquen “capoira”, o metrosexuales de cejas depiladas que marquen cacha y enseñen marca de calzoncillo, o sensibles y cultos Geeks & Neerds con sentido del humor marciano, o señores con mucha pasta (ojo, no lo digo yo; lo aconseja Berlusconi). Los tíos que lucen smoking y “peluco” de anuncio están pasados de moda. A 007 no le salvan ni los coches veloces y maqueados, ya que incluso el neng más matao’ tiene un carro tuneao’ (al fin y al cabo, un coche es una herramienta que muchos machos necesitan para afianzar su moral y su seguridad de cara a la seducción de la hembra de turno), ni el hecho de tener «pipa” y permiso para usarla indiscriminadamente; cualquier sosias de CJ en Compton tiene una más grande (y la tranca también) que utiliza con más asiduidad (y la tranca también). Por ende, si a las pibas ya no les pone, ¿qué sentido tiene continuar con la fantasía de Bond?

Admitámoslo: hoy en día el look de Bond resulta ridículo

Por otro lado, y ya me centro en nuestro universo, el paso de 007 por el mundo del videojuego siempre ha estado más ligado al fracaso que al éxito (ya sabemos lo que ocurre con la mayoría de adaptaciones procedentes del cine y viceversa). Repasemos.

James Bond 007 (Atari 2600, Atari 5200, Commodore 64, Colecovision)

El primer juego basado en la licencia; un mediocre y jodido matamarcianos de scroll paralelo que consta de cuatro niveles inspirados en otras tantas pelis (Diamantes para la eternidad, La espía que me amó, Moonraker y Sólo para sus ojos). Un título clónico sin más historia que la que pueda ofrecer la nostalgia injustificada de aquellos que lo tuvieron.

A view to a kill (Commodore 64, ZX Spectrum y Apple II)

Panorama para matar fue una mamarrachada más cercana a los filmes de Bud Spencer (Bud y Terence molan ) que al modelo clásico en el que se basaron Fleming y los productores Broccoli y Saltzman para llevar los libros a la gran pantalla (el esquema argumental era una combinación de Con la muerte en los talones de Hitchcock, salvando varios pársecs de distancia, y las pelis de Fu-Manchu). No obstante, recuerdo que al verla siendo un inocente chiquitillo carne de cañón me hizo cierta gracia; además de desplegar mis sueños húmedos con las tetas bondades de Tanya Roberts, saciar mis fantasías sado-masoquistas con Grace Jones (icono ochentero y musa de Andy Warhol) y alimentar mis ansias megalomaníacas de conquista gracias a la excelsa interpretación del gran Christopher Walken. Pues eso, si bien la peli era una mierda con un par de milímietros de carisma, el juego era una mierda a secas.

Grace Jones y Tanya Roberts, de pequeño las prefería salvajes

Constaba de tres niveles extremadamente pobres: uno de conducción que combinaba dos vistas (3D tipo Turbo Sprit y plano cenital para situarnos entre los cacho cubos que representan París) para alcanzar sin apenas oposición un punto en el mapa; y dos de perspectiva lateral, en el City Hall y en la mina de Zorin, en las que debíamos recolectar objetos (¡Qué divertido!) para salvar a la piba y a la ciudad de San Francisco, respectivamente. Las melodías, incluida la de Duran-Duran, son lo único rescatable de este soberano truñaco.

Octopussy (ZX Spectrum)

En 1984 Parker Brothers se vio obligada a chapar el desarrollo del primer juego basado directamente en el argumento de una peli de 007. La noticia de su cancelación no llegó nunca a nuestra república bananera España y muchos aficionados se tuvieron que masturbar consolar con las prometedoras capturas que mostraba el anuncio de la compañía.

No fue hasta 1992 cuando, de manera extra-oficial, Ultrasoft adaptó la peli. Mi emulador de Spectrum no logra cargar la rom (precisamente ésta, manda cohone’); pero como las capturas me han puesto palote, me veo con la obligación moral de mencionar la rareza.

Cosas raras (I): estas capturas del Octopussy de Spectrum siempre me llamaron la atención

Cosas raras (II): al Octopussy le llama la atención capturar tetas

Operation Stealth / James Bond: The Stealth Affair (Amiga, DOS y Atari)

Por una de esas chorradas de derechos y demás, esta aventura gráfica sólo gozó de la licencia 007 en EE.UU. Así, en Europa el protagonista pasó a llamarse John Glames y a currar en la CIA en vez del MI6. Pudo ser una patada en todos los morros para los fans; afortunadamente el juego, claramente inspirado en los éxitos de Lucas Arts, no estaba nada mal. El argumento era extenso y enrevesado, lucía unos gráficos decentes y denotaba un buen acabado general.

The Living Daylights (Commodore 64, MSX, ZX Spectrum)

Tras el fiasco de Licencia para matar, Domark dio vida a este curioso y entrañable juego que podríamos catalogar como prematuro shooter en tercera persona. La idea no estaba mal, ya que combinaba la acción plataformera de scroll lateral tradicional con un sistema de apuntar tipo Operation: Wolf que te permitía disparar a todo quisqui. No obstante y aún teniendo en cuenta el paso de los años, su desarrollo era tan monótono que bien merece un rotundo cateado.

Live and let die (Amiga, Atari ST, Commodore 64, ZX Spectrum)

Algún gilipollas iluminado de Domark se pregunto “¿Porqué adaptar toda la película si nos basta con una secuencia?” y salió esto. Un lamentable engendro que consta de cuatro agónicas fases de conducción de lanchas (una de ellas en el Sahara… lo dicho, un gilipollas iluminado). Cualquier parecido con el filme es pura casualidad.

The Spy who loved me (Amiga, Commodore 64, DOS, ZX Spectrum)

Pese a tomar como base la misma premisa que Live and let die (useasé tomar las secuencias de persecuciones del filme y convertirlas en un arcade plano y llano), he de reconocer que este juego me mola. No sé si será porque me recuerda al Road Fighter de NES o qué; pero me agradó en su época y hoy me ha vuelto a poner to’ erecto. Al margen de las fases de conducción que, aunque opten todas por una perspectiva cenital, son la mar de variadas (pilotaremos el Lotus Sprit, una lancha, el Lotus convertido en submarino y una moto acuática), nos encontraremos con tres fases más; dos de cutre-shooter en primera persona y una en la que tendremos que deducir un par de contraseñas al más puro estilo Mastermind .

Al final del juego, podreís disparar al jeto de este tío tan feo

Cabe decir que, a diferencia de Live and let die, luce un acabado pulcro (¡Al loro! Sólo la versión de Amiga vale la pena… las de Amstrad y Spectrum carecen de grafikazos). Eso sí, si lo probáis, os advierto que reventará vuestros tímpanos con entrañables sonidos tales como disparos enlatados propios de un spaghetti western de tercera o un gato al que estrangulan cada vez que derrapamos con nuestro flamante Lotus Sprit blanco.

Licence to kill (Amiga, Atari ST, Commodore 64, DOS, MSX, ZX Spectrum)

Copy & paste de varios éxitos de la época como el bruterrísimo Comando o aquel perro rabioso llamado Spy Hunter. Apostaría tres pares de cojones que a la mayoría de vosotros os la sudaría echar unas partidillas; pero os puedo garantizar que leveará vuestra libido a poco que os gusten Bond y los retrogames. Como todos los 007 de Domark, su escasa duración (6 fases) se ve compensada por una dificultad jarcoreta. Old school, man… old school.

James Bond Jr. (Amiga, Atari ST, Commodore 64, DOS, NES, SNES, ZX Spectrum)

No hay nada más chungo que, ante la decadencia de un icono, saquen a otro con el mismo nombre y le añadan las siglas Jr. detrás del apellido. Es feo de cojones. No sólo le partes las narices de un portazo al ídolo de varias generaciones, sino que mancillas su recuerdo a base de soplapolleces pretendidamente infantiles con el único fin de seducir y atrapar a una nueva generación. Diabólico. Y muy poco imaginativo, por cierto.

James Bond Junior o «como mearse en el carnet de identidad de 007»

¿Y que hay del videojuego? Pues no pasa de ser un plataformas de tercera. ¿Por qué? Al margen del coñazo que supone manejar a un insulso niñatovic llamado James Bond Jr. que recorre escenarios insulsos repletos de insulsos enemigos, deberemos lidiar con uno de los peores villanos que puede aparecer en un videojuego: la respuesta del pad… leeeeento que te cagas (al menos la versión para SNES, que es la que probé en su día). Incluye un par de fases en plan shoot’em up, también de scroll lateral, de relleno.

James Bond: The Duel (Sega Master System, Sega Mega Drive, Game Gear)

Tras cuatro años sin Bond en la gran pantalla (todavía restaban tres años más de sequía hasta el estreno de Goldeneye, ya con Brosnan), Domark se apresuró a tomar prestada la jeta de Timothy Dalton para vender este deficiente clon de Rolling Thunder. Si el salto y los controles en general de James Bond Jr. eran malos, en éste son directamente irritantes. Lo mejor era su vaga trama: rescatar pibones. ¿Para qué más? Además, cada vez que liberas a una de las chicas, Bond les mete mano (a juzgar por el grito de ellas). Contaba con la recurrente acumulación de míticos villanos de la saga como Tiburón, May Day y Oddjob; pero su diseño de niveles era tan pobre y desproporcionado que poco importaba. Habría sido un juego bastante divertido a poco que hubiesen pulido los controles y trabajado un poco más los escenarios (el bosque Ewok de la cuarta fase no tiene perdón). Una vez más, Domark no superó la línea de la mediocridad “rantamplanera”.

Goldeneye (N64)

¿Hay algo mejor que pasar una noche de alcohol, sexo y drojas con tus colegas jugando al multiplayer de Goldeneye? Sí, muchas; pero no me negaréis que el plan mola cacho. ¿No lo conocéis? Pues esperad a la versión remasterizada que saldrá en breve para Wii, o revisad la de N64, o pinchad el enlace de arriba… porque a estas alturas yo no voy a descubrirlo… se ha escrito tanto sobre este juego que hacerlo ahora se me antoja tan fútil como publicar una crítica de Ciudadano Kane.

James Bond 007 (Game Boy)

Este cartuchito me la pela despierta mi ternura hasta límites insospechados. A primera vista, esta versión Bondiana de Zelda es mala que te cagas. Y a segunda también. Con todo, al probarlo uno percibe el hamor que depositaron los programadores de turno. Me los imagino reunidos alrededor de una mesa estrujándose los sesos para presentar un juego de la franquicia diferente al resto. “Ya está, porqué no lo hacemos a lo Zelda?” debió proponer uno de ellos. ¡WTF! ¿Os podéis imaginar a Bond buscando un martillo para arreglarle el puente a un chino? ¿Y preguntando cómo ir a cualquier lado a todo dios? ¿No se supone que es el jodido James Bond, el agente secreto más ósom de todos los tiempos? En fin, sea como fuere, la conclusión a la que llegaron esos infelices programadores es ésta y no hay vuelta de hoja. Si tras ver el vídeo del enlace no sentís ganas de echaros unos vicios, o bien no tenéis corazón o bien sois demasiado listos como para hacer caso a un curtido veterano como yo.

Sin duda, el videojuego más hamoroso de 007

Tomorrow never dies (Playstation)

EA tomó las riendas de la franquicia versionando la segunda incursión de Brosnan en la piel de 007. Pilló la del pulpo por no incluir el multiplayer del Goldeneye y también por llevarlo al shooter en tercera persona (Lara Croft y Metal Gear estaban en la cresta de la ola); pero no fue un mal juego. Anodino sí, aunque entretenía lo suyo a poco que te gustase el género.

The World is not enough (Nintendo 64, PlayStation)

EA aprendió a palos y volvió a la vista en primera persona y a incluir el multiplayer con el fin de satisfacer a la horda de fans. Técnicamente no era un mal juego, pero sus aportaciones al género fueron nulas… un “más de lo mismo” con el que alimentar al mono (salvo raras excepciones, como Henry Hatsworth o Dead Space, los juegos de EA siempre me han recordado a la comida estilo “gourmet” para gato. Se supone que no es tan mala como la convencional, la barata; pero no deja de ser comida para gatos. Cuando todos sabemos que lo que quiere un gato son un par de sardinas bien frescas). Por cierto, el multiplayer de la versión para N64 ofrecía la posibilidad de generar “bots” para que la peña sin amigos pudiese jugar alone in the dark.

007 Racing (Playstation)

Hacer el cabra con el Aston Martin, el Lotus y el resto de coches de 007 a lo largo de una veintena de misiones al son de una OST que incluía todos los temas de la saga era una idea irresistible para cualquier fan-victim de la franquicia. Tan irresistible como tirar el juego a la basura tras comprobar el extravagante comportamiento de los coches y el confuso diseño de los circuitos. Delirante.

007: Agent under fire (GameCube, PlayStation 2, Xbox)

EA continuó explotando la fórmula Goldeneye; exprimiéndo los huevos al gorrino hasta ponerlo del revés. No obstante, esta vez apostó por pasar de las pelis y ofrecernos una trama original; infumable y más corta que una noche con Sasha Grey, pero original al fin y al cabo. Eso sí, incluía el preciado multiplayer (sin “bots”) y presumía de grafikazos (no era pa’ tanto). Además, el título mola mogollón… pronunciad conmigo: “Yeimsss Baoooond: eiyent andueeeer faieaaa”.

007: Nightfire (GameCube, PlayStation 2, Xbox, Game Boy Advance, Windows)

Otro dale-que-te-pego de EA; pero mejor que los anteriores. Luce mapas más amplios, una trama mejor tratada (descabellada, pero amena) y grafikazos por todo lo alto. Por contra, el sistema de disparo fallaba más que una escopeta de feria y la IA de los villanos parecía programada por una piara enardecida. El paso del tiempo le ha situado en el limbo de los juegos anodinos.

007: Todo o nada (GameCube, PlayStation 2, Xbox, Game Boy Advance)

2003 fue el año en el que, al fin, los freakies de la serie pudimos dar rienda suelta nuestras fantasías bondianas (o lo que es lo mismo, fantasías de macho beta que anhela ser alpha) y pronunciar “my name is Bond, James Bond” frente a la pantalla mientras esbozábamos una sonrisa entre bobalicona y psicótica. No era para menos; estábamos ante el mejor juego de Bond. “Uuuuuuuh”, abuchearán muchos. “Me la rempatinfla”, contestaré yo con aires altivos. Sí señores… sé que muchos pensáis que Goldeneye es no sólo el mejor juego de la saga, sino uno de los más fantabulosos de toda la historia videojueguil. Y probablemente esteís en lo cierto… pero nunca en lo que a Bond concierne. Me explico: Goldeneye era un título bruterrísimo, pero sin el carisma 007. Si el protagonista hubiese sido otro (¿porqué no Michael Dudikoff o Amy Winehouse?), el juego habría sido igual de bueno o mejor. Por su parte, Todo o nada procura que te sientas como el fucking James Bond in person. Plagia la fórmula del Metal Gear de la época, añade disparatadas persecuciones, un reparto con churris que lo flipas y al locuelo de Willem Dafoe como villano, varios modos de juego, una pizca de savoir faire a nivel técnico y la chulería propia de 007 a la hora de resolver situaciones imposibles (incluyendo un memorable salto al vacío y una cojonuda persecución en moto a través de una autopista abarrotada de domingueros).

Con potrancas damiselas como Heidi Klum es fácil superar a Goldeneye

Resumiendo que ya aburre: es muy probable que si Bond os la suda (si habéis leído hasta aquí, es probable que no), éste título no os diga nada… pero si alguno de vosotros, pillines de mal agüero, se pone palote con el agente de los dos ceros y su imponente falo Walther PPK y todavía no ha probado este juegaco, ya estáis tardando.

Goldeneye: Rogue Agent (GameCube, PlayStation 2, Xbox, Nintendo DS)

Titular un juego de tres al cuarto con la palabreja Goldeneye es una broma de muy mal gusto

Desde Rusia con amor (GameCube, PlayStation 2, Xbox, PSP)

El sólo hecho de comprobar cómo se las apañaban para adaptar una peli parida durante los años 60 me excitaba sobremanera. Goldfinger me mola más como filme; pero Desde Rusia con amor me valía como prueba para hacerme pajas mentales de cómo lograrían captar la atmósfera y el ritmo pausado del cine de espías de aquella década. Enfermizas elucubraciones de jugón y cinéfilo que quedaron en agua de borrajas tras insertar el dvd en mi flamante PS2 y comprobar que era una mala y cansina copia de Todo o nada con aire retro.

Quantum of Solace (Xbox360, PlayStation 3, PC, Wii, PlayStation 2, Nintendo DS)

Veeeeeenga que llegamos a la meta, cabritos ilustres lectores. Agotada la fórmula tradicional, los productores de las pelis decidieron devolver a 007 a sus orígenes de tintes realistas y ahondar en sus traumas para convertirlo en una saga relativamente seria (error que hoy en día está muy en boga… ese maldito afán por ofrecernos héroes sensibles, profundos y con dilemas existenciales de tercera). Pero no nos engañemos; ni Bond es serio ni puede ser tomado como tal. Este nuevo 007 no es otra cosa que un Jason Bourne reformulado. Y aborrezco tanto al uno como al otro. En cuánto al juego se refiere, ni siquiera lo he probado. Así que contemplad el vídeo del enlace a yuyutub en caso de que os sobren ganas y tiempo.

Mi relación con las pelis y los videojuegos de 007 se resume con aquella frase que soltó Joe Pesci en Casino de Scorsese: “Si no me pagas ahora te voy a apalear como a un perro. Y si sobrevives y me meten en la cárcel, soy tan burro que cuando salga volveré con un bate de béisbol y te partiré la cabeza. Y cuando vuelva a salir, volveré a aquí y te reventaré otra vez la cabeza. ¿Captas mi punto de vista?” (más o menos, lo cito de memoria). Pues bien. Con Bond me sucede lo mismo; ya sea porque de pequeño me lo pasaba teta viendo las pelis de Connery y Moore, siempre vuelvo a picar. Aunque salga mal parado. Soy así de cenutrio… pero todo tiene un límite.

Hace lustros que 007 está cansado… su discurso aburre y va a peor. Puede que siga ofreciendo beneficios a los propietarios de la marca; pero, no nos engañemos, anda de culo y cuesta abajo. Ya no saben como reinventarlo y justificar esos multimillonarios spots publicitarios en los que se han convertido sus películas y sus cada vez más repetitivos videojuegos. ¡Mátenlo ya, por favor! El remake de Goldeneye debería ser un digno funeral para él. Bond se lo merece.

Y vosotros os merecéis las tetas más grandes del universo Bondiano, cortesía de Lana Wood

Andresito TV s01e02

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