Análisis: Majesty 2

Escrito por en Análisis - 7 mayo, 2010

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¿FPS genéricos basados en la segunda guerra mundial? ¿RPGs con un plantel de personajes más emo-repetido que ná? ¿Juegos de estrategia con ambientación fantástica? Creo que ya estamos un poco cansados de todo esto, eh. Así que aunque Majesty parezca «otro juego más», nos encontramos ante un producto diferente que entona el mítico «¿y sí…»

…no controlásemos a nuestras unidades en un juego de estrategia? Creo que no estaríamos hablando del género archiconocido por todo gordopecero que se precie. Desde antaño, controlar nuestras unidades directamente siempre ha sido la mecánica a utilizar. Algo de esto cambió en el año 2000 cuando Cyberlore Studios decidió hacer un pequeño pero efectivo cambio que trastocaría toda la dinámica del juego.

Majesty nos pone a mandos de una casa real en un mundo fantástico que ha perdido el trono y que debe recuperarlo haciendo lo que mejor sabe hacerse en estas ocasiones tan tópicas: conquistar peldaño a peldaño todo el territorio comido por nuestros enemigos. Lo mejor del juego es la originalidad del control: no manejaremos directamente las unidades de nuestro ejercito. Descubrir esto no nos puede pillar demasiado por sorpresa si leemos la frase que acompaña al título del juego: «The Fantasy Kingdom Sim».

Por tanto Majesty es «un simulador de reino de fantasía»… ¿Lo qué? Pues un jodido juego de control indirecto sobre nuestras tropas. Nuestro poder se reduce en primera instancia a elegir que tipo de edificios construiremos para poder afrontar los peligros que nos esperan mientras nuestras arcas monetarias no anden llorando. El oro es el único recurso para usar así que olvidémonos de madera, hierro o gas vespeno. Aunque antes comentara sobre la originalidad del juego, sé que muchos andarán pensando «pero si esta mecánica es la de Populous o la de Black & White sin el bichejo gigante«, pero no se ansien amigos que el toque original de Majesty está por llegar.

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En cada misión tendremos que derrotar algún objetivo principalmente así que toca construir trillones de unidades de combate y sansacabó, ¿no? MEEEC. Craso error. Aquí no construimos unidades, reclutamos héroes para nuestra causa. Estos héroes podrán ser de distintos tipos según el gremio del que provengan y son los elegidos para salvar nuestro reino. Para que lo entendáis fácilmente, pensad en la saga Diablo donde un grupo de héroes se reúnen para salvar alguna localización. Pues nosotros somos la localización en sí y convocamos a los héroes para que nos ayuden. Cuando jugué por primera vez me encandiló esta tontería pero es que nunca antes me había puesto al otro lado del espejo.

Está muy bien eso de crear héroes y esperar que nos salven pero nuestros amigos no son hermanitas de la caridad. Los héroes actúan motivados por la panoja que les demos por cada «quest» que convoquemos. Estas órdenes serán tan básicas como atacar a alguien, explorar alguna zona del mapa o proteger algo, todas ellas con su correspondiente remuneración económica para que los héroes decidan ponerse a currar. Cuanto más complicada sea la misión, más dinero reclamaran para realizarla porque si la cifra ofrecida no les convence, vagarán por nuestro reino hasta que les demos más pasta. Cabe decir que los héroes van subiendo de nivel con cada enemigo derrotado y cuanto más poderosos son, más ávaros se vuelven los malditos.

Lo que me resulta poco convincente es que encima nosotros tengamos que pagarles las mejoras de habilidades para que nos sigan sisando cada vez más pasta. Al menos nos queda el consuelo de que podremos construir tiendas donde los héroes se dejen el dinero que les pagamos comprando pociones y objetos mágicos para sus aventurillas. Y no os preocupéis por si se os muere algún héroe al que tengáis especial cariño ya que en el mundo de Majesty todo se soluciona con oro. ¿Se os muere vuestro mago? Pagad unas buenas monedas y resucitará del cementerio. Eso sí, ahora tendréis que echarle un ojo a este edificio ya que de él saldrán hordas de esqueletos que incomodaran a nuestros súbditos El espíritu capitalista se eleva a millones de grados en este videojuego.

Ahora bien, pensemos de nuevo en el hecho de darle dinero al cementerio para resucitar al héroe. Si controlamos el reino, ¿quién cojones se lleva la pasta por resucitar gente? ¿Acaso los espíritus necesitan oro para algo en especial? Y en caso afirmativo, ¿cómo es que los espíritus que se llevan mi oro no le pagan dinero a mis recaudadores de impuestos? Los misterios de los juegos de estrategía.

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Algún amigable lector se habrá fijado en que en el titular pone «Análisis: Majesty 2» y por ahora solo os he hablado de la primera entrega. No os preocupéis, leeros de nuevo el texto anterior y añadir la coletilla «con gráficos en 3D» a las frases aleatorias que decidáis. Majesty 2 es casi más un remake que una segunda entrega ya que el juego no varía en absoluto, excepto un par de nimiedades como el poder guardarnos al héroe que queramos de una misión a otra y poco más. Pero ojo, Majesty 2 es altamente recomendable hayas catado el primero o no.

Los juegos con componentes originales escasean en este mundillo de clónicos así que es mi deber el recomendaros encarecidamente este juego. Defectos tiene, no voy a mentiros. El juego se va haciendo un poco repetitivo al tener que montar el chiringo una y otra vez en cada nueva misión y eso que algo de variedad hay en la finalización de las mismas. También la curva de dificultad se vuelve un tanto loca en algunas ocasiones y pasa de una tranquilidad pasmosa en el reino a invasiones de hordas enemigas pandilocas extremas. Esto ocurría en el Majesty original y también aparece en la segunda entrega, pero ya digo que el juego se merece una oportunidad por parte de todos aquellos a los que os guste la estrategia. No todos los días se encuentran pequeñas joyas como Majesty 2.

nota majesty

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