Famitsu-Análisis: Heavy Rain

Escrito por en Análisis - 20 abril, 2010

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Cuatro de vuestros queridos redactores se han puesto manos a la obra para traeros un nuevo Famitsu- Análisis para disfrute general. El juego elegido ha sido el odiado/amado Heavy Rain del que se ha dicho de todo y de todas las formas posibles. Es nuestro turno, así que coged la botella del alcohol más refinado que tengáis, echaos una copa y disponeros a digerir lo que los los ilustres gañanes opinan sobre la creación de Quantic Dreams.

Sube al escenario en primer lugar el señor cerdo odiador.

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Estamos un poco hasta los cojones de tanta adaptación cutre a la gran pantalla de juegos notables. También estamos hartos de que el último juego decente basado en una licencia cinematográfica haya sido el Goldeneye de Nintendo 64. Adaptaciones de cómic al cine que, aunque en ocasiones no son tan desafortunadas, no consiguen impregnar la pantalla con la magia de las viñetas. Por mucho que le demos vueltas, estamos hablando de medios distintos, cuya forma de expresar sensaciones al consumidor es diferente. Es entonces cuando Quantic Dream decide construir un puente entre estos dos mundos. Cine y videojuegos de dan la mano de una manera nunca vista con Heavy Rain.

Aunque Farenheit fue el primer experimento de esta compañía en su afán por demostrar que una nueva fórmula de entretenimiento podía ser posible, no ha sido hasta su última obra cuando realmente nos hemos dado cuenta de hasta donde pueden llegar. Sobre Heavy Rain se podrían escribir miles de cosas, pero no quiero extenderme y voy a centrarme en la inigualable sensación que he tenido mientras jugaba a un título tan distinto. Reconozco que fuí de los primeros en desconfiar de esta obra, el hecho de participar tan poco en un juego mediante quick events mientras te cruzabas de brazos no me parecía atractivo, en cambio, fue probar su demo y entrarme unas ganas irremediables de meterle mano. ¿Por qué?.

Primeramente Heavy Rain tiene una historia realmente buena, quizás apoyada en clásicos como Seven o Saw, pero a estas alturas que tire la primera piedra el juego/película/artista que tras su espaldas no lleve el peso de una influencia inevitable. David Cage sabe que para que realmente nos sintamos inmersos en este experimento es necesaria una importante empatía con los personajes, llegar al punto de sentir pena o felicidad por ellos, de ponernos en su piel y temblar cada vez que tenemos que tomar una decisión de peso, y eso Heavy Rain lo consigue con creces.

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En cuanto comenzamos la experiencia con Ethan Mars como primer personaje jugable, quieren que empecemos a querer a los personajes, a cogerles cariño y a sentirnos dentro de una obra que puede hacer tambalear la moralidad de cualquier jugador. Como en una especie de prólogo a lo que está por llegar, Heavy Rain te va soltando pequeñas dosis de humanidad contenidas en cápsulas que reprensentan los instintos más primitivos del hombre, y es que a lo largo del juego serán muchas las decisiones que tomaremos atendiendo a lo que sintamos por un determinado protagonista, llegando a sentir una conexión con los personajes que un servidor no había experimentado antes en ningún otro juego.

Heavy Rain es diferente. No quiero hablar de gráficos, ni de jugabilidad, tampoco de sus cuestionables controles, la historia y la manera en la que nos la van contando está por encima de todo ese tipo de convencionalismos que manipulan a los consumidores como marionetas. Si te gustan los videojuegos y eres un cinéfilo Heavy Rain es obligatorio, porque nunca antes ningún juego había unido de manera tan magistral dos mundos que hasta hoy se mostraban reacios a darse la mano. Que luego te llene o no dependerá de tus expectativas y nivel de exigencia argumental en un videojuego.

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Una parte, tanto de jugadores como de la prensa especializada no se ha sentido del todo convencida con el sistema de decisiones y el árbol de acontecimientos que surgen a partir de cada una. Sinceramente, no se que esperan. El camino que decidamos seguir influye genialmente en el transcurso de la historia, por lo menos en aquellos momentos realmente importantes en los que sabes de antemano que lo que estás haciendo puede cambiar por completo lo que está por venir y el final del juego. No estamos hablando de giros brutales, ya que Quantic Dream se saca de la manga situaciones que tarde o temprano desembocan en el mismo lugar, pero sí de aspectos importantes que arrojan luz a todo lo que rodea al asesino del origami e influye notablemente en las relaciones entre los protagonistas.

Heavy Rain es una experiencia única, y como casi todas ellas, puede ser amada y odiada a partes iguales, pero en cualquier caso hay que saber darle el reconocimiento que tiene como apuesta arriesgadísima, que de no haber estado reespaldada por su genial argumento, situaciones épicas y una ambientación logradísima, se hubiese convertido en todo un fracaso. Esperemos que sólo sea el primer representante serio de un género que puede aportar muy buenas sensaciones siempre y cuando se cuiden los aspectos mencionados.

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