DETERMINATION

Análisis: Undertale

Escrito por en Análisis - 29 enero, 2016

Cada vez es más complicado que un videojuego pueda sorprendernos. Tenemos la mayoría de mecánicas más que aprendidas, los géneros ya se han fusionado de casi todas las maneras posibles y, en general, la industria no suele caracterizarse demasiado por su atrevimiento. Hemos afirmado desde hace eónes que «siempre nos quedará lo indie» pero incluso la escena independiente empieza a dar síntomas de hastío. Ya son excesivas las propuestas únicamente caracterizadas por la nostalgia y que no aportan nada nuevo. Empieza a faltar agua en ese oasis independiente al que íbamos buscando poder refrescarnos.

Y entonces llegó Undertale.

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Vladimir Propp nos cuenta en su Morfología del cuento que hay una serie de puntos recurrentes que conforman una estructura casi invariable en la mayoría de cuentos. Puede que cambien los personajes y la temática pero no sus funciones. Si realizáramos un estudio de diversos JRPGs probablemente también encontraríamos multitud de similitudes ya que las situaciones que vivimos en ellos están más que trilladas. Es por eso que títulos como Chrono Trigger, los Shin Megami Tensei o la saga Mother son rara avis.

«Hace mucho tiempo, dos razas reinaban sobre la tierra. Humanos y Monstruos.» Con esa frase abriremos Undertale y a continuación seguiremos la historia junto a los típicos tópicos que muchos ya pueden imaginarse: se desencadenó una guerra entre las dos razas siendo vencedora la humana y acabando los monstruos sellados bajo tierra por un hechizo mágico. Una serie de imágenes acompañan esta suerte de cuento mientras observamos como nuestro protagonista, un humano, acaba cayendo en ese submundo habitado por monstruos. Ya tenemos un comienzo. Y no es nada del otro mundo.

Pero aquí es donde comienza la magia de Undertale. Toby Fox sabe que nos conocemos los JRPGs al dedillo ya que llevamos años jugándolos y tenemos ciertos hábitos respecto a ellos como, por ejemplo, el leer todas las opciones de diálogo disponibles en las conversaciones aunque estas se contradigan las unas a las otras. Undertale no. El título se mantiene en un constante tira y afloja con el jugador gracias a la alteración de estos tropos. Cuando llegué a la tienda del primer pueblo e intenté vender objetos como hago de forma mecánica en todo JRPG me encontré con una negativa a mi petición ya que la dependienta veía absurdo quedarse con objetos que ni le van ni le vienen. Una sonrisa se dibujó en mi rostro. Y no sería la última.

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Es complicado hablar de las virtudes de Undertale sin entrar en el terreno de los spoilers pero sería un craso error hacerlo de ese modo. Undertale es un juego al que hay que llegar sin conocer demasiado de él ya que las sorpresas, como el ejemplo anterior, son una constante. Sorpresas… y humor, otra de sus grandes bazas. Pocos títulos me han dado carcajadas como lo ha hecho la obra de Toby Fox. Y no solo por la subversión de los elementos tradicionales de este tipo de títulos sino por las situaciones que viviremos desde los primeros compases así como por los absurdos diálogos con los que nos encontraremos. Y como no, por su original sistema de combate.

Aunque los combates se disputen por turnos como viene siendo tradición en el género, poco tiene que ver con lo que estamos acostumbrados. Además de poder atacar, tenemos un par de acciones que hacen de Undertale un videojuego diferente: «Act», donde interactuaremos con los monstruos a base de realizar distintas acciones que no incluyen la violencia o «Mercy», donde podremos huir del combate o apiadarnos de los monstruos y perdonarles la vida. Con cada monstruo podremos hacer cosas diferentes y son acciones tan eclécticas como meternos con ellos, consolarles, flirtear, contarles un chiste, amenazarles… El abanico es bastante grande y la elección de éstas se basa en descubrir cuáles son las inseguridades de los monstruos para poder lidiar con ellas. Algunas se ven a simple vista mientras que en otras tendremos que ir probando hasta hallar la respuesta adecuada.

Pero los enemigos no se quedan quietos mientras elucubramos que hacer. Otra de las características especiales de los combates es que cuando nos atacan el juego se convierte en una suerte de bullet hell donde tendremos que esquivar lo que nos venga encima en el pequeño cuadrado donde se alberga nuestro corazón. Literalmente. Cada enemigo tiene varios ataques propios aunque por suerte no nos desquiciaremos en demasía ya que la frecuencia de combate no es tan reiterativa como en otros juegos. Además, puedo decir que es de los pocos juegos en los que estaba esperando con entusiasmo poder entrar en combate para probar otras acciones o ver que pueden ofrecer nuevos enemigos.

La inspiración de la saga Mother parece clara viendo su aspecto gráfico y su particular humor pero eso es únicamente la punta del iceberg. Bajo todo ese humor se encuentra una capa oculta muy sórdida y triste. No es excesivamente visible a simple vista pero algunos detalles nos harán darnos cuenta de ello. Pero es normal que esto sea así ya que Undertale habla mucho de nuestros sentimientos. Un ejemplo cercano podría ser Adventure Time donde todo parece diversión y felicidad pero existe una cara oscura que nunca nos acaban de mostrar del todo pero que sabemos que está ahí.

Nuestras acciones cuentan. Y mucho. Es por ello que el juego alberga un gritón de finales diferentes. Pero más allá de definir el final, las pequeñas acciones irán moldeando el videojuego ya que el nivel de detalle es increíble. Siendo un juego más o menos lineal puedo notar que el mundo de Undertale cambia más que en casi cualquiera de los mundos abiertos que las grandes compañías sacan cada año y que presumen de ello. Son cosas pequeñas, está claro, pero es increíble la sensación de que el juego está realmente vivo y que nosotros somos el punto de inflexión sobre el que se sustentan esas alteraciones.

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No es un videojuego perfecto, eso está claro. Algunos púzles pueden llegar a ser un poco coñazo. Igual que ciertos combates tienen una dificultad que nos hará repetirlos una y otra vez (Spear of Justice.mp3).También la reiteración de chistes puede llegar a cansar a algunas personas. Pero, ¿y qué? ¿Qué es un videojuego perfecto? Undertale tiene, en mi opinión, tantísimas cosas buenas que mitigan todos los defectos que ciertas personas puedan encontrarle. Es un cúmulo de aciertos: desde el certero diseño del protagonista en el que no discerniremos nunca el género al que pertenece hasta el carismático plantel de personajes de los que el mundo de Undertale hace gala. Es muy complicado no cogerles cariño a esta banda de monstruos.

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Ese jugar con las expectativas de lo que esperamos de un videojuego para observar como nos dan la vuelta a nuestros estándares. Esas rupturas de la cuarta pared que no sirven únicamente como guiño para conseguir caras de sorpresa en los jugadores, sino que van unidas de manera orgánica a la narrativa del videojuego. Esa banda sonora. Menuda banda sonora, amigas. Casi nunca me suelo parar en los aspectos técnicos de los videojuegos pero la banda sonora con la que nos deleita Undertale se quedará pegada a nuestra cabeza de forma irremediable. Es repetitiva, sí, pero es formidable.

Todos tenemos obsesiones que nos han marcado en nuestras vidas y que nos acompañarán hasta el fin de los días. Esto suele ocurrirnos con más intensidad durante nuestra adolescencia. Pero, por suerte, no solo se atañe a esta dulce época. Discos tan dispares como Nightfall in the Middle Earth de Blind Guardian o Kid A de Radiohead son obras que nunca dejarán de estar fuera de mi cabeza. Así como no puede escapar de mi coco un manga como Akira. O un cómic como Maus. Una película como In the Mood for love. Un libro como El Aleph. Las rubias con los ojos oscuros. Un videojuego como Journey. Puedo decir con el rastro de lágrimas que ha dejado Undertale marcado en mis ojeras que el juego de Toby Fox formará parte de mis monumentos particulares. Habla de amistad. De amor. De perretes adorables. De nuestra moral. De chistes malos. De platos de spaguetti. De nuestras inseguridades. De la vida misma. De las decisiones que tomamos en ella y de sus repercusiones. Undertale habla de todo esto y más. Es una experiencia inolvidable.

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