Steam Cards: Cromos, cuchillos y devaluación

Escrito por en Artículos - 22 julio, 2013

Gabe colecciona cuchillos

Gabe Newell tiene dos churumbeles ya criados y una de sus aficiones es la de coleccionar cuchillos. Del padre, no de los hijos, malditos viciosos. Los primeros estarán todo el día dando brincos por casa pidiendo que les compren Gormitis y cromos de la liga, y el orondo magnate estará bien puesto de las chorraditas jugueteras que incentivan a sus chavales. Además, del tema de almacenar y catalogar cosas debe estar bastante curtido por aquello de tener 600 armas de filo en su oficina. Y de pronto, Valve estrena las Steam Trading Cards, su propia línea de cartas coleccionables dentro de la plataforma. ¿Casualidad? Seguramente, pero la inspiración, al igual que una erección, puede surgir al observar cosas mundanas.

Steam Cards for Dummies

Primero pongámonos en situación. Los cromos de Steam fueron lanzados públicamente junto con la actual temporada de rebajas veraniegas tras varias semanas funcionando en beta cerrada. Ahora, muchos de los juegos de la plataforma tienen asociada una pequeña línea de cromos, entre 5 a 10 dibujines inspirados en el título en cuestión. La mitad de ellos los podemos conseguir simplemente jugando al juego, de forma que mientras jugamos recibiremos cada cierto tiempo alguna carta aleatoria en el inventario de objetos asociado a nuestra cuenta. La otra mitad la tendremos que conseguir comprándolas en la casa de subastas de Steam, ya sea usando los fondos que hayamos recaudado vendiendo las cartas que ya tengamos (repetidas o no) o invirtiendo pasta real en las mismas.

Steam cards venta

Todo este entramado se afianza al hacer que acumulemos experiencia cada vez que completemos una colección. Tanto al subir de nivel como en el caso antes mencionado obtendremos chorraditas diversas, desde fondos de pantalla y emoticonos para usar en las conversaciones de chat hasta cartas “foil” (un jugador de Magic aprieta el culo al final de la sala) bastante más caras que sus versiones estándar en la tienda de objetos. Por ahí ya están apareciendo guías para hacerse rico con este asunto, que se basan en recurrir a la evidente práctica del vender caro y comprar barato, amén de operar sabiamente con las colecciones más cotizadas: No tienen el mismo valor las cartas de Half Life 2, juego que tiene todo cristo, que las de un título de reciente lanzamiento. De entrada, haceos al cuerpo que los que obtengamos de los juegos vistos en los Humble Bundle de los últimos meses no valen un pedo.

Steam Cards coleccionismo

Meta-mierda de la buena

Un juego dentro de otro centrado en la infalible psicología del coleccionismo obsesivo. Esto es más viejo que el mear. El sistema de karma o rangos de cualquier foro con cierta solera bebe del mismo concepto: envolver una práctica ya de por sí placentera con otra igualmente sugerente que induce a volver constantemente a la que la sustenta. Los propios cromos “físicos” tenían su gracia tanto al coleccionarlos e intercambiarlos como al utilizarlos como elementos de juego, propios o consensuados por el distribuidor de los mismos, ya fueran futbolistas, ciclistas o soldados de Freezer. Por una vez hablamos con propiedad del concepto de meta-juego gracias a las Steam Cards estas.

Jugar sucesivas partidas de Warhammer 40k guiadas por un argumento que restringe las habilidades de nuestras tropas es metajuego, un servidor de Minecraft con reglas concretas por parte de los administradores también lo es, y el hecho de ir apuntando en una libreta a las tías a las que CASI te camelaste la noche anterior podría llegar a serlo en determinadas mentes retorcidas. Aún así, el palabro ha ido derivado su significado con los años desde su definición formal.

El meollo del asunto

No todo el mundo pasa por el aro. Si servidora hubiera vendido todas las cartitas que le han salido, podría haberme sacado perfectamente 10 o 15 leuritos para reinvertirlos en más juegos de esos que nunca instalaré siquiera. Steam está añadiendo colecciones de cartas a sus juegos de forma progresiva, aunque es más que probable que por lo menos dispongamos ya de una docena de títulos en nuestra biblioteca de los que sacar tajada y empezar en esta espiral coleccionista por puro fetichismo o pretensiones como las mencionadas hace un momento. Lo que muchos no saben es que, a medida que subimos de nivel con la experiencia que nos dan al ir completándolas, tendremos más posibilidades de conseguir cartas raras.

Semanalmente, y de forma aleatoria, podremos recibir sin hacer nada un booster pack, que no es más que un sobre de cromos con cartas de Steam de todo tipo. Lo mágico del asunto es que cuanto mayor sea nuestro nivel, mayores serán las posibilidades de que nos regalen uno. Atención a esta tabla sacada de los propios foros de Steam:

Level 10: +20% increase in your drop rate
Level 20: +40% increase in your drop rate
Level 30: +60% increase in your drop rate
Level 40: +80% increase in your drop rate
Level 50: +100% increase in your drop rate (Doubled Drop Rate)

Y ahora viene la chicha del asunto. En esos paquetitos pueden salirnos tanto Steam Cards normales como “foil” o especiales, que son exactamente iguales pero con el borde de otro color, y cuyo valor en el mercado de cartas de Steam puede llegar a ser muchísimo mayor. Teniendo en cuenta que tarados hay en todas partes dispuestos a pagar por estas cartas y que de subir suficientemente de nivel nos aseguramos el poder vender cartas casi semanalmente, puede tener la cosa su gracia si somos un poco hormiguitas ahora que todavía no ha explotado la burbuja. ¿Y dónde está el truco? Pues en el pequeño porcentaje que se lleva Valve con cada transacción, ya know.

Las Steam Cards reflectantes son más caras

Doctor, me duele aquí

En los últimos años han aparecido varios estudios psicológicos afirmando que el coleccionismo mal asimilado puede transformarse en un trastorno obsesivo-compulsivo más a menudo de lo que parece, tratándose casi como una variante del Síndrome de Diógenes. La mayoría de los presentes ya somos bastante duchos en aquello de coleccionar mierda digital, y ya sabemos lo que pasa cuando uno se pone a comprar juegos sin autocontrol. Las Steam Cards redirigen esa compra obsesiva hacia un planteamiento mucho más arraigado. De hecho, conozco a más de uno que se ha comprado el McPixel solo porque vale 0.79€ y tiene su propia colección de cartas.

Dicho lo cual, ¿estamos devaluando la diversión que proporciona un videojuego hasta el punto de convertirlo en una anodina moneda de cambio? Ese futuro distópico con el cerebro de Newell controlando un supercomputador en un planeta Tierra devastado por la compra compulsiva parece hacerse realidad. De momento, con su colección de cuchillos puede cargarse a medio centenar de sus vecinos de Long Beach, y gracias a esa supuesta inspiración (y vayan por delante todos los reproches posibles, no se corten), he instalado juegos como A.R.E.S. o Awesomenauts y les he dedicado un buen puñado de horas. Seguramente, si no hubiera tenido el incentivo de instalarlos para conseguir las cartitas no los hubiese disfrutado jamás dada la vorágine de juegos que tengo pendientes al igual que casi todo cristo. Poco más que añadir.

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