Análisis: Castle Crashers

Escrito por en Análisis - 26 septiembre, 2012

Estas tranquilamente en la taberna de tu castillo cuando entra un caballero moribundo. Malas noticias. Un mago oscuro se ha llevado un cristal mágico y de paso, han secuestrado a las princesas del reino en un 2×1 que deja a tu Rey con el ojete torcido. ¿La misión? Recuperar el cristal, fuckearte muy fuerte a las princesas y partirle la cara al mago negro. ¿Mi misión? Aprovechar, ya que está en consolas y PC, para que lo compréis rápido como paja de quinceañero el juego que me ha devuelto (junto a Scott Pilgrim VS The World) a esa época dorada del “Yo contra el mundo” al estilo recreativa. Hostias como panes. Humor. Hostias. Dibujicos hamorosos. Hostias. Gatos gigantes. Hostias. HAMOR. Castle Crashers.

El humor estará presente de manera constante en el juego. Vivirás momentos absurdos pero memorables.

Hay un par de cosas que te tienen que quedar claras a la hora de jugar a Castle Crashers. La primera es que vas a rifar las hostias desde el minuto uno hasta el final. Tal es así que llegará un momento en el que te dolerá tanto la muñeca que no sabrás si es del continuo repartimiento de leña que te exige el juego o de la terrible paja a mano cambiada que te hiciste hace un rato. Pero no os preocupéis. Lo que podría parecer coñazo y repetitivo hasta morir al más puro estilo Assassin’s Creed (el primero), puede derivar en diversión. Divertido por el uso de magias, por sus cortas pero intensas y numerosas fases, por su dificultad, por su sistema de niveles, porque puedes cambiar las armas… o por los animalitos que se esconden y recoges durante el camino, los cuales potencian tus habilidades si te acompañan.  Y nop. Si os duele la muñeca seguramente sea por la paja. No nos engañemos os engañéis.

Un vicio prolongado en dificultad dificil podría provocar esta situación basada en posibles hechos reales.

Cada vez que subes un nivel puedes aumentar tu fuerza, tu defensa, tu agilidad o tu magia y además de manera muy visible. Cuanto más fuerte, más lejos mandas a tus enemigos. Si eres muy ágil parecerás que estas enfarlopado a tope. Con la magia, lo que al principio podría ser un pequeño pedete de fuego, al final será una llamarada del copón. Además, podrás aprender combos nuevos para regalar hostias a placer, tan sencillos de usar que hasta DJ Kiko Rivera Paquirrín los memorizaría sin problema. Pero todo esto depende del personaje que manejes, claro. Que sean de colores no es casualidad: cada uno de los protagonistas maneja un elemento distinto. Veneno, Rayo, Fuego y Hielo son los predominantes, pero #OjoCuidao que a lo largo de la historia (o completándola) conseguirás más y más personajes basados, principalmente, en rivales a los que te enfrentas. Cada uno, además, con sus habilidades propias aunque en algunos se repita, como por ejemplo, la magia de la lluvia de flechas.

Personajes a cascoporro pero siempre nos faltará el Ecce Homo.

Bueno, bueno. Y esto sin contar la segunda cosa que debéis tener claro con el juego y que es fundamental. Hay que jugarlo con amigos (hasta cuatro por partida) y casi mejor todos juntos que online.  Jugarlo tú solito no es que sea especialmente malo. Sigue siendo entretenido y divertido. Perfecto para tardes de “no me apetece pensar en nada y las mujeres pasan de mi”. Lo sé porque soy Informático. El aliciente de jugarlo en comandita multiplica por 1000 la diversión: como las orgías. Dicen. Cuantos más jugadores, más enemigos por pantalla y los jefes finales de fase serán mucho más duros que John Carca. Bueno, eso es imposible pero ya tu sabes. Un Jefe-Bárbaro, un Gato-Pez, un monstruo del tamaño de un bosque o un Rey de Hielo serán algunos de los jefazos a abatir. Además, algunos tendrán a una de las cuatro princesas que raptan al comienzo de la aventura por lo que tendrás que rescatarla. Y hasta aquí los que eran tus amigos que te salvaban de la muerte, dejarán de serlo.

Un ¿gato? del tamaño de un bosque que dispara lasers por los ojos. ¿Quién da mas?

Justo antes de rescatar a la princesa, el juego se transforma de cooperativo a competitivo. Tendrás que batirte en duelo contra los supervivientes del nivel para ganarte el beso de la dama. Lo que hasta ahora era “tio, tio, tio, ayúdame que me funden” evoluciona vilmente a “Pero mirale. Mirale, mirale que hijjjodeputa” o el clásico “Pero cabrones no os juntéis a por mí porque tenga más vida que vosotros”. El beso de la princesa no te dará ni experiencia, ni dinero, ni nada que tenga que ver con el juego salvo satisfacción personal o celebración en lo que podría ser la cara de tus amigos (por eso mejor jugarlo junticos). Yo siempre lo celebro diciendo “ven aquí y fóllame” mientras beso a la princesa. Soy un romántico. Son mis costumbres y hay que respetarlas. Así me va.

Viva el amor… ¡y su princesa!

Pero al terminar la historia no terminas con el juego, no. Desbloqueas un modo difícil que es difícil… DE VERDAD. [Opinión muy personal: ON] Pero no un difícil “Dark Souls”. Es un difícil sano y hasta divertido que hace que te piques para superar un nivel y no que abandones el juego por soplapollismo extremo [Opinión muy personal: OFF]. Completándolo todo, aún te queda una cosa que explotar en Castle Crashers. Puedes jugar partidos de 2VS2 al vóley. Muy LOL, lo sé.

Al principio puede parecer mierder pero cuando le pillas el truco está curiosete. No es un punto especialmente fuerte, pero ahí está.

Si no lo tienes y te gustan estos Beat’em Up, ni te lo pienses, de verdad. Os lo recomiendo siempre y cuando tengáis la oportunidad de jugarlo con amigos. Aunque puedes asociarte a desconocidos. Lo malo que ahí no tendrá gracia el pique de matarles para conseguir a la princesa… ¿o sí?.

[Por si a alguien le interesa, actualmente estoy dándole MUY FUERTE a su versión de PS3. Estoy en difícil con el Caballero Naranja y con nivel 60… aunque puedo empezar de cero sin problemas. Si no tienes a nadie con quien viciar, avísame por twitter (@rdballesteros) y encantado estaré de matarte vilmente para hacerme con la princesa y decirte al oido «ven aqui y fóllame». Todo muy ilustre, por supuesto.]

Preguntas sin respuestas #24

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