Análisis: Castlevania-Lords of Shadow

Escrito por en Análisis - 1 noviembre, 2010

Me declaro amante de la saga Castlevania desde que probé Vampire Killer para MSX2. Por eso, esperaba con ganas (y con cierto resquemor) esta última entrega: Lords of Shadow. Albergaba la esperanza de que fuera el Castlevania en 3D definitivo y ¿que me he encontrado? Un refrito de otros juegos bajo el nombre de Castlevania. Sin embargo, me he divertido como el enano que era cuando jugaba a Vampire Killer con él.

Un poco de rollo antes de meternos en el fregado de Lords of Shadow: antes de la llegada de Castlevania: Symphony of The Night, los Castlevania eran juegos de acción-plataformas con una ambientación inspirada en el terror clásico, cuando la palabra “terror” no significaba barra libre de zombies y los vampiros eran seres malvados sedientos de sangre y no adolescentes enamoradizos que brillan cuando se ponen al sol. Más de media docena de títulos demuestran que la saga estaba bien encaminada antes del primer videojuego con Alucard como protagonista.

SoTN dió una patada en la entrepierna en todos los polígonos de la PSOne

Entonces, aparece Symphony of The Night y el concepto de la saga cambia: a partir de ahora los Castlevania tienen que ser juegos de acción-plataformas encerrados en un inmenso castillo, con los toques RPG que tanto le gustan a Kirkis y cuya mayor diversión consiste en matar miles de veces a un mismo enemigo para que suelte un objeto rarísimo o un arma poderosísima. Se acuñó la horrorosa palabra “Metroidvania” para definir este estilo de juego y la saga continúa en 2D para las consolas portátiles, mientras que las consolas de sobremesa parecen relegadas a productos mediocres o directamente infames como Castlevania: Judgement.

Seguro que a Kirkis se le pasó meterlo en este artículo

Por supuesto que no voy a decir nada malo de Symphony of The Night ni de los tres Castlevania publicados para Nintendo DS; son juegazos que me encantan, pero la frase “Esto no es un Castlevania” que he leído en muchas ocasiones con referencia a este Lords of Shadows me parece una sandez. Y me lo parecen gilipolleces iguales como “la banda sonora no está sonando todo el tiempo”, “los enemigos débiles no se mueren de un golpe”, “el juego se ralentiza cuando golpeamos a un enemigo” o “casi nada del juego pasa en un castillo”. Y me parecen gilipolleces porque lo que me llamó la atención de Castlevania no es el estilo “Metroidvania”, sino ese estilo característico de película de monstruos y es entonces cuando afirmo, señores lectores, que Lords of Shadow es un Castlevania. Y con todas las letras.

Aunque no sea un castillo, esto también es Castlevania

¿Qué encontramos en Lord of Shadows para que haga tan rotunda afirmación? Básicamente, cuando imaginaba cómo tendría que ser un buen Castlevania en 3D no me alejaba mucho de lo que ha sido Lords of Shadows. Con un diseño de personajes, monstruos y escenarios sencillamente soberbio conseguimos olfatear ese aroma que tiene la saga desde sus inicios.

Los inevitables hombres-lobo

Sin embargo, la mecánica jugable de este Castlevania nos recuerda a algo, y no es a los “metroidvania”. Es verdad que todo en Lords of Shadow nos suena a otros juegos: la mecánica de combate de Devil May Cry o God of War, enemigos finales a los que derrotaremos de forma idéntica a Shadow of The Colossus, puzzles de mover espejos o girar ruedecitas… Pero (atención a la metáfora) a mí me gusta el Whisky y me gusta la Coca-Cola. Si me quiero hacer un cubata puede salirme un vaso lleno de agua de fregar o una ambrosía alcohólica. Y eso mismo le pasa a Lords of Shadows: con los mismos ingredientes que otros juegos consigue un resultado magnífico.

Lords of Shadow of the Colossus

¿Y como lo hace? Como en la buena cocina, utilizando las cantidades justas de cada cosa. A pesar que la duración del juego es bastante superior a la media del género, se divide en fases cortas que raramente nos ocuparán más de 15 o 20 minutos (y estamos hablando de 46 fases, señores). Fases que al completarlas se nos comunicará lo que hemos recogido y lo que no para incitarnos a rejugar y un reto adicional para los járcors. Los puzzles están muy bien diseñados y aparecen de forma bastante coherente con el juego y, lo que es quizás más importante, no suponen un “corte de meada” con la acción.

Los látigos están para columpiarse

Y el sistema de combate… Quienes creen que es un mata-mata, se equivocan. Pocas veces nos veremos abrumados por cantidades desorbitadas de enemigos, la mayoría de veces nos enfrentaremos con cuatro o cinco enemigos que nos mantendrán a raya y deberemos estar atentos a sus movimientos para no acabar criando polvo. Pero el combate no se limita a eso, sino que tenemos a nuestra disposición dos tipos de magia: la luminosa, que al activarla nos permitirá recuperar salud golpeando los enemigos, y la oscura, que inflingirá más daño a los enemigos mientras esté activada. Y para rematar, cuatro tipos distintos de armas secundarias, dos de ellas viejas conocidas: la daga y el agua bendita.

Dale, lobito!

En resumen, los que anhelábamos un buen Castlevania en 3D podemos respirar aliviados: ya lo tenemos. Un título que no contentará a los que esperaban un Symphony of The Night en 3D, pero que dejará un buen sabor de boca a todos los que esperaban la llegada del látigo “Vampire Killer” a las consolas de esta generación. Un juego cuya mayor lacra es la “falta de originalidad” que arguye muchas veces la prensa especializada, pero, qué queréis que os diga, a veces la originalidad está sobrevalorada y este Castlevania: Lords of Shadow no necesita originalidad de esa para ser un título sobresaliente.

¡Qué cojones!

P.D.: Este análisis sería igual, palabra por palabra, si el juego fuera japonés, americano, congoleño o andorrano. Pero ha sido desarrollado en España y solo me queda una cosa por decír: ¡Olé vuestros cojones, Mercury Steam!

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