Huevos

Decepciones, tatuajes y huevos camperos

Escrito por en Artículos - 11 agosto, 2023

En 2019 me dio fuerte por Cultist Simulator. En algo más de un mes le metí aproximadamente noventa horas y saqué varios de sus finales más complejos, me animé a escribirle una breve guía en Steam para que más personas pudiesen hacer lo mismo, empecé a participar de forma habitual en su subreddit, e incluso le dediqué uno de los últimos textos publicados en El Píxel Ilustre en los últimos cuatro años. La brillantez de la ópera prima de Weather Factory me tenía extasiado. Varias semanas después, también me hice un tatuaje muy bonito representando uno de mis Principios favoritos del juego, Knock, que va sobre abrir puertas, caminos metafísicos y a uno mismo. Un mes más tarde, varias mujeres acusaron a Alexis Kennedy, el cerebro detrás del juego que tanto estaba disfrutando, de ser un depredador y una malísima persona así en líneas generales.

Recuerdo leer compulsivamente el hilo de tweets en el que Meg Jayanth —guionista de títulos como 80 Days, Sunless Sea o Sable— relataba como Keneddy usaba su posición de poder para abusar y aprovecharse de mujeres jóvenes dentro de la industria. Olivia Wood, otra figura importante dentro de la industria del videojuego, no solo corroboró la información de Jayanth, sino que reconoció haber mantenido una relación secreta con Keneddy cuando ambos trabajaban juntos. Relación secreta porque, al parecer, el propio Keneddy instó a este secretismo, hasta que le fue infiel y la relación se terminó. ¿La respuesta del fundador de Weather Factory? Decir que todo es mentira salvo alguna cosa —siendo esa cosa que, efectivamente, tuvo una relación con Wood y efectivamente la intentó mantener en secreto— y que iba a tomar acciones legales. No ayuda mucho a la (improbable) credibilidad de Keneddy que Lottie Bevan, su actual esposa, sea una mujer joven de la industria del videojuego que trabajó para él y que, por cierto, ha sido señalada por su comportamiento por nada menos que Leigh Alexander.

Mi reacción al tener toda esta información fue abrir un hilo en el subreddit de Weather Factory con enlaces a todos los tweets, las respuestas y los comunicados. Para mi sorpresa, en los más de 300 comentarios que se vomitaron en ese retrete virtual en el que se transformó el hilo, lo que más permeaba era preocupación por el desarrollo de Book of Hours, el próximo videojuego de Weather Factory. Recuerdo un comentario en particular. Alguien, con mucha preocupación, se lamentaba de que el pobre Alexis Keneddy ahora tendría que esconderse debajo de una piedra durante el resto de sus días, sin poder mostrar al mundo todo el ingenio que aún quedaba dentro de su brillante cerebro. Me quedé pasmado. A día de hoy ese hilo ha sido borrado por los moderadores, que son los propios Keneddy y Bevan. En los cuatro años que han pasado desde las acusaciones, Keneddy ha sacado un DLC para Cultist Simulator, un juego de rol de mesa, dos libros, y está a siete días de sacar su próximo videojuego, el mencionado Book of Hours. Y todo eso, escondido bajo una piedra.

Si bien mi hilo de Reddit fue eliminado, la gran mayoría de tweets siguen estando ahí, en público, para que los lea quien los quiera leer y pueda sacar sus propias conclusiones. Yo desde luego saqué las mías. En su momento, Keneddy amenazó con tomar acciones legales y, por lo que parece, o aquello no llego nada o realmente nunca lo hizo. Lo que sí hizo fue usar muy hábilmente el truco de la cancelación. Es un truco magnífico. Gritas: «¡Me han cancelado!» y desapareces, nadie sabe nada de ti durante unos meses, tus seguidores se lamentan y te echan de menos, y luego vuelves por la puerta grande, como si nunca hubiese pasado nada, presentando todo el trabajo que has sacado adelante durante ese tiempo. Es algo que me repugna. Y, en este caso, el de un desarrollador de videojuegos y una persona cuya obra admiraba, es algo que me decepciona. Y así es como, a día de hoy, me hacen sentir Alexis Keneddy, Weather Factory, Cultist Simulator, y Book of Hours: repugnado y decepcionado.

Captura de The Cosmic Wheel of Sisterhood

No todo es oscuro y negativo. Lo bueno de vivir en el año 2023 es que hay mucho ocio entre el que elegir como para seguir dándole dinero y plataforma a las mismas cuatro personas y compañías indeseables de siempre. Si quiero mi ración de videojuego esotérico, no tengo por qué pasar por el aro de una persona que me ha fallado. En su lugar, puedo darle mi dinero y mi atención a la buena gente de Deconstructeam y jugar a su The Cosmic Wheel Sisterhood. O puedo intentar terminar de una maldita vez Pathologic. O puedo echar una partida de rol de la Llamada de Cthulhu con mis amigos. O puedo volver a leer a T.S. Eliot, en cuya obra Keneddy se ha inspirado más que notablemente. Seguir metiendo monedas en la mastodóntica hucha de personas y empresas cuyas conductas no apoyo es una decisión tan informada como irresponsable, de la que hace tiempo que dejé de ser partícipe. Y, supongo, lo que quiero decir con toda esta diatriba, es que no es tan difícil hacerlo.

No es mi intención hacer que nadie se sienta culpable leyendo estas líneas y espero no hacerlo. Mi única intención es recalcar que, como consumidores, tenemos una responsabilidad. Esta responsabilidad nos hace trazar líneas invisibles en todos los ámbitos políticos y económicos del día a día. Hay quien, en el supermercado, compra huevos camperos porque le parece inhumano cómo tratan a las gallinas cuyos huevos no tienen un número 0 o 1 estampado en la cáscara. Hay quien no compra huevos, porque le parece inhumano comerlos. Hay quien ni siquiera se ha planteado nada de esto y simplemente compra los huevos más baratos porque la vida es muy perra y una tortilla de patatas la hace más llevadera.

Al final del día, se trata simplemente de eso: de que la vida sea más llevadera. Día a día debemos intentar mantener un equilibrio, normalmente muy imperfecto, entre lo que nos hace felices y lo que nos incomoda. A mí, como ya ha quedado patente, me incomoda la figura de Alexis Keneddy hasta el punto en el que, sencillamente, esa incomodidad supera con creces la satisfacción que podría obtener de consumir cualquiera de sus obras. Lo mismo me ocurre con todos los productos de Ubisoft. Este equilibrio es algo muy personal con lo que todos hacemos malabares a diario. Solo uno mismo es capaz de discernir en qué momento la balanza se vuelca, porque solo uno mismo sabe realmente cuánto le incomoda una pesa y cuánta satisfacción le va a proporcionar otra. Yo hace tiempo que, como diría el Adri, equilibré mi balanza en materia de huevos camperos y videojuegos, pero sé que todavía se me tuerce en otros. Esto no va de ser mejor que nadie, va de estar a gusto con uno mismo.

Tatuaje de Cultist Simulator

A mí me sigue pareciendo bonito, yo qué sé

Deus Ex: Revision

Andresito thumbs up

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