Análisis: Puppeteer

Escrito por en Análisis - 11 junio, 2014

Hoy en EPI vamos a resucitar a un querido espécimen que andaba casi extinto; el análisis.

Hablemos un poco de uno de los juegos más bonitos del año pasado, nada de clickers, nada de bandas rivales, tan solo una pequeña obra teatral de proporciones cósmicas con una pequeña marioneta llamada Kutaro como protagonista. Aquí tenéis el programa de mano para la función, espero que disfrutéis y os dejéis llevar.

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Voy a intentar ser todo lo justo, razonable, crítico y profesional con Puppeteer antes de ponerme a hablar sobre todo su amor. Es un juego de scroll horizontal, no es perfecto y no es una obra real de teatro que pueda competir contra El Rey León. Está limitado a siete actos y seguramente, por razones de ventas y de público, esta sea la única aventura de Kutaro que podamos ver. Pero también es la más grande de todas. Y voy a estar casi 1000 palabras hablando de lo horribles que sois si no os da por comprarlo.

“Olvídate un momento que eres un adulto y ven al teatro”

O mejor aún “No te olvides que eres un adulto pero recuerda que fuiste niño” es la frase que podría definir todo el juego, todo parece estar hecho bajo este mantra y lo despliega por la obra entera; desde la música, los personajes, los escenarios… Todo está hecho con encanto para atrapar el alma del jugador. Y conmigo lo ha conseguido, pero antes hablemos un poco del protagonista y de POR QUÉ es el protagonista. Para empezar es un chaval que ha acabado en la Luna y que intentará recuperar su cabeza, que obviamente ha perdido por motivos ocultos en este texto por lo de no estropear la sorpresa y eso. Durante su empresa craneal irá recibiendo muchos golpes, pero que muchos golpes, tantos PERO TANTOS GOLPES que te llegará a dar pena el pobre bicho. Por ello, como si fuera Sleepy Hollow, irá adquiriendo algunos reemplazos poco convencionales con mucho más carisma que la original.

Su falta de talento casi arruina a toda la producción, por eso encontramos la solución en ponerle otras “cabezas”, todas las que no se había quedado el mono a tu espalda.

Como todo buen juego de Japan Studio, el coleccionismo está presente de tal modo que será un tronco del completismo del juego; nunca será necesario tener todas las cabeza pero serán de vital importancia durante la partida, además de que hacen bonito. Prácticamente hay una cabeza por cada cosa que te puedas imaginar, desde una carpa-cometa del Día de los Niños hasta una mariquita usada como transporte lunar, todo cosas muy malas para la masculinidad de uno. Aunque suene raro tener varias cabezas sirve como vidas extra: por cada golpe perderemos una pero también tenemos la opción de recogerla antes de que desaparezca. Pero no serán corazones sin personalidad ya que cada cabeza es única, todas tienen una historia y una “magia” especial que nos desvelará caminos secretos…

Seguramente, el analista por llamarlo de alguna manera, ignora lo gratificante que es usar el cerebro y descubrir el misterio que entraña cada acertijo. No es de extrañar que se haya olvidado cuando lleva todo el análisis sin mencionar a..

A eso voy, dame un segundo, o dos. Pírate. Las cabezas tienen su jugo y podría hablar de la importancia de llevar unas cuantas. Varias vidas, varias “magias” pero hay algo mucho más interesante de lo que hablar, las llamadas

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Las Tijeras Mágicas serán el arma principal de Kutaro. De primeras parece que el set de movimientos va a estar limitado a “¡Hey! ¡Yeeh! ¡Heeeeee-yeeeah!” pero una vez más Puppeteer se sale del esquema normal. ¿Os acordáis que os dije que todo el juego era una obra teatral de marionetas? Pues se aprovecha de ello con estas tijeras: son usuales los enemigos de tela que podremos cortar y siempre hay nubes de papel y cuerdas por las que movemos.

Calibrus se aprovecha del entorno mágico ultradetallado para dar libertad a las formas de las que nos podemos desplazar. Con las tijeras podremos movernos, activar cosas, matar otras cosas y todo esto solo con Kutaro ya que también manejamos a Picarina con el joystick derecho o bien con el Move PERO QUIÉN TIENE MOVE. Puede parecer trivial, pero Picarina es muy importante ya que además de ser una insoportable pero amorosa compañera de fatigas, nos ayudará a conseguir elementos del escenario y activar otros. El control es maravilloso, jamás perderemos a ninguno de los personajes en pantalla ¿Qué decís ahora Brothers: Tale of Two Sons ? Ya no sois especiales, ¿eh?

Pero si hay algo que puede haceros partícipes de la historia y que os haga cagar pesicola es, sin duda, el enorme plantel de actores y actrices que componen el juego. Muchos grandes artistas han decidido ponerse un traje de lycra negra entero y enfundarse una marioneta para dar vida a la obra. Desde los tres anónimos actores que han hecho cada uno de los cientos enemigos pequeños, pasando por el público que hará resonar el hueco de la orquesta con un largo “Ooooooooh” cada vez que nos disparan (a decir verdad, el 30% del juego es ser disparado de un lado a otro) hasta los grandes dirigentes de la Luna, todos ellos fuera de los créditos y sin mayor suelo que vuestras sonrisas. Cada jefe es una batalla campal distinta, desde viajes espaciales hasta un duelo de lucha mejicana, todo para que siempre estemos haciendo cosas distintas y amenas.

Al principio dije que “No te olvides que eres un adulto pero recuerda que fuiste niño” pero también es “Carisma” y “Personalidad” además de un poderoso doblaje (quizás algo descompensado en cuanto volumen con la banda sonora) que hacen de Puppeteer un viaje único. Quizás no es un juego que esté en la línea de los grandes lanzamientos de las compañías y por eso ha pasado casi inadvertido entre otros lanzamientos del año pasado. Casi que se parece a una indiegencia con todo el amor que derrama y por 30 lereles, siendo largo y bonito, merece la pena comprarlo. Aquí concluye el análisis de Puppeteer, antes de despedirme quería comentar que

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