POP: Methodology Experiment One

Escrito por en Indiegencias - 11 julio, 2012

Es complicado llamar a POP: Methodology Experiment One un videojuego. Si lo diseccionamos friamente podemos ver como consta de minijuegos y como en cada uno de ellos recibiremos una puntuación que nos indica lo bien o mal que lo hemos hecho en cada prueba. Esto bastaría para que cualquier título fuera proclamado como «videojuego» pero nos encontramos ante un caso especial.

No tenemos instrucciones sobre lo que debemos hacer en ninguna de las siete pruebas de las que consta el título. La ausencia de instrucciones así como de coherencia narrativa entre ellas seguramente nos justifique cierta jaqueca ante el festival de imágenes y sonidos psicotrópicos que envuelven toda la obra. Una colección de videos forzosamente pixelados nos llevan al falso estado de bienestar estadounidense de mediados de siglo veinte y estos son el único hilo conductor que nos transportará de minijuego en minijuego sin que nosotros sepamos muy bien por qué.

Toda esta amalgama seguramente asuste a muchos pero he de admitir que ha logrado hipnotizarme. Quizás sea porque esté buscando constantemente algún tipo de innovación en el mundillo o porque el día en que lo jugué estuviera aún ebrio de alguna borrachera del pasado pero realmente POP: Methodology Experiment One me ha sorprendido. Y eso que, como ya he comentado, tiene todos los elementos para ser vilipendiado como «no juego» aunque cuente con el encanto de las formas pixeladas que tanto gustan al personal.

Si algo tienen en común todas los pruebas que catamos es esa sensación de desazón que se palpa en cada píxel así como en el envoltorio de videos que nos hablan de una realidad falsa, de un entorno publicitario maleable que nos intenta instruir en como la sociedad norteamericana vivía de forma feliz y segura en contra de los minijuegos en los que bombardeamos un cielo repleto de aviones o disparamos fieramente a través de esa ametralladora que, literalmente, salva las vidas que arrebata a bordo de un helicoptero. Un sentimiento de incertidumbre parsimoniosa conduciendo en esa carretera que parece no tener fin o pululando sin dirección alguna en un vasto desierto. Desconocimiento. Frustración. Tranquilidad. Todo eso es POP.

Rob Lach, antiguo miembro de Electronic Arts, es el autor de esta obra que dificilmente podría calificar como videojuego en el uso tradicional del término aunque actualmente haya una corriente de juegos experimentales que intente corregir esto. Podemos conseguir el juego pagando 2 dolares como mínimo en su página web e incluso el autor subió su propio título a The Pirate Bay para que sea jugado por aquellos que no se atrevan a invertir un mísero euro en probarlo. Ante la típica cuestión de que si os recomiendo o no el título os contesto con que no creo que perdáis nada por probarlo. Eso sí, los que busquen un título donde vamos de izquierda a derecha saltando una serie de obstáculos hasta llegar al final creo que están en el lugar equivocado.

Esto tiene mucho ritmo

Esto es Sugar Kid