Análisis: Lollipop Chainsaw

Escrito por en Análisis - 5 julio, 2012

Lollipop Chainsaw llega cuando ya no nos llama la atención ver a una tía buena de protagonista. También llega cuando el género del beat’em up (o hack & slash) ha perdido terreno ante los todopoderosos shooter. Y, sobretodo, Lollipop Chainsaw llega cuando estamos hasta los mismísimos cojones de eliminar zombies de todos los tamaños, olores y colores. A pesar de todo esto, menos mal que nos ha llegado Lollipop Chainsaw

El estado actual de los videojuegos no dista mucho de los chavales que roban el tabaco a sus padres para sentirse mayores o esas chavalas de 13 años que se maquillan con la escopeta de Homer Simpson y se ponen tacones de 20 cm para hacer creer que son maduras. Los videojuegos actuales se toman demasiado en serio a si mismos, parece que están diciendo “eh, que somos un arte ¡tómanos en serio!”, con sus tonos marrones y sus texturas en HD de la hostia y ya no hay un sitio para utilizar el humor. ¿Acaso nadie se ha dado cuenta que todo el mundo se acuerda de juegos como Monkey Island porque nos hacían reír?

Todos recordamos el puto pollo de goma con polea enmedio… ¿acaso alguien se acuerda de algún item de King’s Quest V? Yo no…

Menos mal de Suda51 y sus chicos de Grasshopper Manufacture. Ya dieron un repaso cojonudo a los shooters en tercera persona con Shadows of the Damned y ahora le ha tocado dar su toque especial a los Beat’em up. Para ello, nada mejor que tomar un trasfondo que nos llevan metiendo entre ceja y ceja desde hace más de 25 años: el rollo de las High Schools americanas. A todos nos resultan familiares cosas como el baile de fin de curso con su correspondiente rey y reina, la ceremonia de graduación, la relación amorosa entre el capitán del equipo de fútbol y la jefa de las animadoras y la terrible presión que supone ser popular o ser un perdedor entre tus compañeros de clase. Una sarta de tópicos yanquis que todos conocemos gracias a cientos de series y películas.

No podía faltar el Anuario, todo un icono de los norteamericanos

Todo empieza cuando Juliet despierta el día de su cumpleaños… Y al llegar al instituto se da cuenta de que unos malditos zombies le van a arruinar el día… ¡No hay derecho! Por suerte, Juliet, además de ser la jefa de las animadoras, forma parte de una experimentada familia de cazadores de zombies y unos cuantos muertos vivientes no van a arruinarle el día más importante del año. Este punto de partida nos marca a fuego en la frente que no estamos ante uno de estos juegos seriotes y este tono gamberro irá in crescendo durante toda la partida.

 

Ni siquiera la habían felicitado por facebook!!

Esta sátira de la frivolidad del American way of life será el verdadero nexo de unión de todos los elementos de Lollipop Chainsaw y el que lo hace diferente de otros juegos. La mecánica no es muy diferente de la mayoría de Hack & Slash: avanzar, matar zombis hasta que se nos abre el acceso a la siguiente zona y seguir matando, comprar combos nuevos y elementos que mejoran nuestra salud, velocidad, fuerza o resistencia, ataque especial al rellenarse una barrita de energía… Todas estas cosas nos resultarán familiares a los amantes del género de hostias.

Las bragas de Juliet también acabaran por sernos familiares

Sin embargo, en cada nivel nos saldremos de la tónica en unas cuantas ocasiones. Así, dejamos un momento de desmembrar zombies para meternos en un partido de basket donde debemos encestar cabezas, un juego de disparos protegiendo el autobús que conduce la hermana de la protagonista o rendir tributo a unos cuantos videojuegos clásicos… Estos cambios de ritmo consiguen que Lollipop Chainsaw no aburra ni un solo momento de la media docena de horas que nos costará aproximadamente pasárnoslo.

La primera vez que me enfrento a un zombie hippie

Sí, 6 horitas pueden parecer pocas, pero eso es solo la primera vez. Lollipop Chainsaw es de esos juegos que incitan a ser rejugados. Con una pasada no nos da para comprar todos los combos ni todas las mejoras y tampoco tenemos todos los vestiditos y demás chorradas que, esta vez sí, podemos conseguir con nuestro esfuerzo y no pagando como está siendo más habitual con cada nuevo juego que sale. Además, existen tablas de puntuación como en los viejos arcades para que nos las comparemos con nuestros amigos o con todo el mundo.

Llamadme pervertido, pero los quiero todos…

También me parece mejorable el sistema de combate. Sin ser para nada malo, pese a la variedad de combos disponibles, al final se acaba abusando de patada en salto para aturdir a los enemigos y decapitarlo con la motosierra al ser lo más efectivo aunque menos espectacular. Tampoco me ha gustado que los subtítulos hayan suavizado el lenguaje obsceno del juego: mientras oímos “proud of our vagina” leemos “orgullo femenino”, oímos “motherfucker” y leemos “bastardo”, oímos “smells like shit” y leemos “apesta”… Y eso son sólo unos cuantos ejemplos.

Sin una foto de la Nigiri, el análisis no está completo

Quizás Lollipop Chainsaw no tenga nada que hacer contra los blockbusters actuales. Es más, no me extrañaría que se llevara un batacazo a nivel de ventas como se lo llevó Shadows of the Damned. Pero también estoy seguro que los que lo jueguen se acordarán de él durante mucho tiempo, de sus geniales final bosses, de su banda sonora, de las bromas cochinas, de los chistes a costa del pobre novio decapitado, de la familia Starling al completo y, como no, de Juliet… Pero sobretodo se acordarán de lo divertido que fue liberar al instituto San Romero de la enésima invasión de zombies padecida en los videojuegos.

 

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