10 motivos para odiar: Star Wars

Escrito por en Artículos - 13 marzo, 2012

O mejor dicho, a George Lucas. En fin, sea como sea, lo cierto es que odiar es un sentimiento feo de cojones. De esos que te carcomen por dentro y no te sueltan hasta que estás podrido. De hecho, el odio es todo lo contrario al amor. Al igual que éste, una vez desatado es incondicional. Es decir, no se puede hablar de odio hacia algo o alguien si antes no se ha amado con la misma intensidad. Por esta regla de tres y dada mi reconocida pasión por la saga galáctica, considero que la frase «10 motivos para odiar» dispone aquí y hoy de todo su peso específico. Aún así, me tomaré la ilustre licencia de cambiar el verbo odiar por hodiar. Con H suena menos feo y no duele tanto.

Tío Gilito Lucas me decepcionó hace cacho. Ya a los seis años vi que, con los putos Ewoks en danza, mis hamadas Star Wars tomaban un rumbo muy distinto al que yo había ido imaginando desde los dos (edad a la que vi El Imperio contraataca, un amor a primera vista). Durante los años de sequía (a nivel de canon) que comprendieron el final de la trilogía original con la nueva, el denominado Universo Expandido creado en por los fans se encargó de dar forma a todo aquello que estos habían entendido qué era y significaba Star Wars. Largos años repletos de ilusión, creatividad y esperanza, creyendo ciegamente en la posibilidad de que algún día George Lucas se dignase a llevar a cabo una nueva trilogía que nos devolviese el espíritu de los dos primeros episodios (IV y V para ser más exactos… ya empezamos con el lío de los jodidos números romanos); piedras angulares de toda esta farsa movida. El resultado es sobradamente conocido: tres nuevas pelis sobrexplotadas que no han pasado de ser meros blockbusters de temporada, las interminables Clown Wars y el universo de La Guerra de las Galaxias reducido a una marca con el prestigio de McDonalds. ¿Videojuegos? No todos han sido malos, ni mucho menos. EPI ya conoce mi devoción por varios títulos starwarianos; pero… ¿Y toda la morralla que nos ha soltado? Repasemos.

Si bien el minigame para Windows y Mac rozaba el potable alto, su port para Game Boy Color logró ganarse un cero a la izquierda a pulso. Scroll con el mal de San Vito, gráficos indescifrables, ausencia de ritmo, controles torpes e imprecisos. Una joya sólo apta para masoquistas y peña a la que le sobra muchíiiiiiiiisimo tiempo. Os lo advierto, ni se os ocurra descargar la rom o algo por el estilo. Muchos de vosotros no lo resistirías.

Dos timos por el precio de uno. Las guerras payasas (las de los dibujos estilo marioneta que se están cargando toda la línea temporal de la saga) por un lado y la enésima aventura de Wii en la simulación de lucha de espadas por el otro. Monótono hasta decir basta, totalmente fallido en cuanto al manejo del sable se refiere y con un plantel de personajes irrisorio. Eso sí, tiene graficazos. ¡Porca miseria!

Tan malo que mola a dolor. Si sois unos fanáticos de Flash Gordon (la buena, la de 1980), os recreáis viendo a fornidos varones en mayas, a un astro como Max von Sydow embutido en la piel de una especie de chino intergaláctico que responde al nombre de Ming del planeta Mong y no encontráis ningún videojuego que iguale tanto gozo, probad Masters of Teräs Käsi (en el universo starwariano, una disciplina de combate sin armas creada por el Clan Palawa). Lo poco que pierdes en softcore gay, lo ganas en shoryukens por obra y gracia de la Fuerza, blásters traicioneros y unas tortas de aupa.   ¡Karate a muerte en Dagobah! Si te mola SW y no has jugado, aún no conoces la verdadera naturaleza del lado oscuro. ¿Os habéis fijado? Mola y malo emplean las mismas letras.

Probablemente una de las peores compras de mi vida. El planteamiento de un matamarcianos protagonizado por el legendario Halcón Milenario me puso palote y lo adquirí a ciegas. Craso error. Injugable desde la primera hasta la última pantalla (jamás superé la tercera; para ver el resto empleé passwords ¡¡¡Passwords!!!), soportando un sonido infernal (piuuuu, piuuuu piuuuuu), intentando compensar con intución su confusa puesta en escena y tragando sin cesar el nulo mimo puesto en su programación. A hostias se aprende y ésta fue una de las grandes… de esas que te resitúan en el mapa.

El hecho de que tenga tantos años como Matusalén no es excusa. Fue, es y será siempre un videojuego digno de permanecer en el olvido… de no ser porque se encuentra a caballo entre un épico duelo de penes y una recreación hiper pixelada de la esfera de plasma de Nikola Tesla. ¿A la altura del tristemente célebre E.T.? Si no lo está, poco le falta.

Éste me da rabia. Lo esperé con ilusión, soñando con una especie de revival de aquella maravilllosa trilogía Super SW para SNES, y la castaña fue monumental. Lo peor de todo es el chasco que uno se lleva tras media hora de juego; ya que de entrada promete lo suyo: acción y exploración 2D, una suavidad y detalle en las animaciones que despiertan viejas sensaciones persas (al Prince of Persia original me remito, salvando las diferencias) y la golosa premisa de abarcar las pelis originales. ¿Qué tiene de malo? Un diseño de niveles que va de (poco) más a (mucho) menos y una mecánica más repetitiva que Punto y Pelota. Es corto y se hace interminable… una paradoja del copón que nos viene a decir que el juego es malo de narices.

Lo mencioné en el artículo sobre Vaporware y lo vuelvo a hacer aquí. Por un shooter divertido rollo The Club que ofrece el mercado, sin coberturas ni fruslerías por el estilo y ofreciéndonos la posibilidad de enfundarnos un traje de Spaceball Stormtrooper, va el Lucas y nos cierra el grifo para centrar todos sus recursos en las guerras clónicas o payasas. Ya sé, ya sé… se trataba de una simple secuela, pero… ¿Qué queréis que os diga? A mí el primero para PS2 me moló lo suyo y tenía ganas de comprobar qué daba de sí en PS3. Ya puestos a escatimar, Lucas podría habernos ahorrado la vergüenza de tener que sufrir subproductos tan infumables como el SW Battlefront Elite para Nintendo DS (el de PSP no lo he probado, excuses).

Existen pocas cosas que me irriten más que la peña pudiente se aproveche de los trenes baratos. Si tienes pasta y un equipo técnico y humano como el de Lucas, lo mínimo que puedes hacer es currarte algo con un mínimo de autenticidad y sello propio, que denote imaginación, pasión y buen hacer. No es el caso. De entrada puede deslumbrar por su alto nivel técnico; pero no olvidemos que el por otro lado nada maravilloso SW Galaxies (véase el siguiente párrafo) era más y mejor juego masivo que este Action WoW de las galaxias.

Hablando del otro y ya fallecido MMO, no puedo dejar de comentar el acojonante desequilibrio que ocasionó la inclusión de los jedis en el universo Galaxies con la expansión Trials of Obi Wan. Al margen de cargarse el juego de arriba a abajo, significó el primer indicio de que los populares monjes espadachines siderales se estaban convirtiendo en un peligroso cruce entre Terminator, Son Goku y una telekinética histérica (como Carrie, pero a lo bestia). Hecho que se confirmaría con los demenciales Force Unleashed.

Una suerte de Destruction Derby galáctico, tan divertido y original como pegarle patadas a un bloque de hormigón. La propuesta, aunque muy burra, no tenía por qué ser tan mala como resultó ser el producto final. Un cajón desastre en el que pilotar y machacar AT-ATs, speeders o a Boba Fett a pecho palomo descubierto, prometía frenesí y emociones fuertes. En vez de eso nos topamos con esta… cosa. Un cruce bastardo de embolao’ y esperpento, cargado de polígonos que danzan cada uno a su bola, cuya respuesta al pad es simple y llanamente deleznable. Todavía eran los 90, pero el tema ya comenzaba a desprender un tufillo importante. SW había dejado definitivamente de ser una garantía de calidad y este título era la prueba más fehaciente.

Dos conceptos y un destino: la nada. Caso similar al juego de las espadas para Wii anteriormente comentado. La idea, sin ser nada ocurrente, no es mala; de hecho, no luce del todo mal. Eso sí, aburre tras la primera toma de contacto. Por mecánica machacona y desarrollo tontorrón. Eso por no comentar que olvida aprovechar un cincuenta por ciento de los recursos que teóricamente puede ofrecernos el cacharrito de Microsoft. Timo al canto y hostión en los dientes.

¿Me he dejado alguno? ¿Creeís que Rebellion (aquel extrañísimo juego de gestión y estrategia para PC cuyo manual de instrucciones parecía el Quijote. A mí en su día me mojó la patata motivó lo suyo), SW Episode I, II, III, Bounty Hunter o incluso los Lego SW merecen también ser hodiados? ¿Acaso lo merecen casi todos los títulos basados en la marca Star Wars? ¿Es George Lucas un capullo avaricioso invadido por el reverso tenebroso de la Fuerza? ¿O es más listo y vago que la mar? Opinen, ilustres y queridos lectores.

 

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