Retro Amor: Dynamite Dux

Escrito por en Retro Amor - 15 agosto, 2011

Si hubo un género de moda a finales de los 80 ese era el beat’em up. Los salones recreativos estaban llenos de videojuegos de repartir mamporros: Double Dragon, Golden Axe, Dragon Ninja, Vigilante… Entonces llegó SEGA con Dynamite Dux, con un look más infantiloide y “acartoonado” (de “cartoon”, no de cartón) y caló hondo en mi corazoncito de jugador.

Como su propio nombre indica, en Dynamite Dux somos patos, simples mascotas de una chavala llamada Lucy que se ve secuestrada por un malvado hechicero. Ya me dirás quien tiene patos que dan puñetazos como mascotas… ¿Organizaría Lucy peleas clandestinas de patos en su sótano? Nunca lo sabremos…


No es normal que dos patos estén tan bien entrenados para matar hasta alces…

Entonces es cuando Bin y Pin (bonitos nombres, ¿verdad?) salen a la calle al rescate de su querida Dominatrix, dispuestos a acabar con todos los bichejos que se crucen en su camino. Y ahí está parte de la gracia del juego: los simpáticos enemigos. Nos enfrentaremos a cabezas de alce saltarinas, zarigüeyas con mortero, perros salchicha, rinocerontes con uniforme de jugador de fútbol americano, zorros en patines y otras cosas raras. Para deshacernos de ellos no solo podremos cargar el ataque agitando el brazo, tal como se veía en los dibujos animados, y lanzar un súper-puñetazo, sino que además tendremos a nuestra disposición una buena variedad de armas: bazookas, lanzallamas, piedras y pistolas de agua, entre otras cosas que hacen pupita.


Ahora se entiende lo de las pistolas de agua, no?

Los escenarios y los enemigos finales acababan de dar el HAMOROSO ambiente al conjunto. Faltaban aún un par de años para que llegara el fantástico arcade de Los Simpson y Dynamite Dux era lo más parecido a unos dibujos animados pixelados que nos podíamos echar a la cara. Y es que la violencia explícita es mucho menos violenta si aparecen onomatopeyas a lo “Boom!” y “Smack!” cada vez que noqueamos a un enemigo.


Siempre he pensado que Batman: Arkham Asylum hubiera molado más si aparecieran las onomatopeyas, como en la serie de los 60

Dynamite Dux era de esos juegos que entretenían una y otra vez, sin importar cuantas veces lo completáramos (¿de cuántos juegos actuales podemos decir lo mismo?). Junto a un amigo nos pasamos decenas de veces la versión para Amiga, la más cercana a la recreativa de las versiones publicadas. Jugar a dobles siempre es divertido, y más aún los beat’em up de toda la vida, sobretodo si los jugadores pueden pegarse entre ellos.


A ver si así queda claro que nos podemos pegar ente nosotros. El viejo del pollo frito hará de arbitro.

Sin embargo, la versión de Master System no era tan fiel como la de Amiga. En ese caso, no éramos la mascota de Lucy sino su novio transformado en pato, en un caso más de la Maldición Bobble Bubble y, aparte de rescatar a nuestra novia, ansiábamos recuperar la forma humana. Es comprensible: los patos no tienen pito. La versión de Dynamite Dux para Master System corrió la misma suerte que otros clásicos de SEGA como Golden Axe y Altered Beast: la posibilidad de dos jugadores se esfuma y con ella gran parte de la diversión que puede dar un juego como éste. Curiosamente, y pese a ser de SEGA (que, por cierto, me he enterado de eso preparando este artículo), no hubo conversión a Megadrive.


Esta pinta tenía en la 8 bits de SEGA

Y así acabó la “saga” Dynamite Dux, con un solo juego (con lo que el calificativo “saga” le queda algo grande, como aplicarlo a Kid Icarus). Hubo algún que otro cameo de un pato verde en algunos juegos de SEGA a finales de los 90, pero poco más. Aún así, Dynamite Dux es de esos juegos que perduran en la memoria de todo aquel que se dedicaba a pasear por la pantalla agitando el brazo como posesos.

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Mercadillo Ilustre Vol. 110