Análisis: Tomb Raider

Escrito por en Análisis - 3 abril, 2013

Análisis: Tomb Raider

Hace ya demasiado tiempo que el primer Tomb Raider conseguía adaptar la mecánica del género de plataformas en los incipientes juegos en 3D. Las curvas poligoneras de Lara Croft eran un fabuloso reclamo en un entorno casi desierto de heroínas femeninas (por mucho que insistáis, Samus siempre será un robot o un astronauta para los no entendidos) pero el conjunto del juego era merecedor del sitio que alberga entre los denominados clásicos.

Tomb Raider 01Hace ya demasiado tiempo de ese primer Tomb Raider y, como le ha pasado a muchos juegos que aparecieron para la generación de 32 bits, los años le han pasado por encima de una forma no demasiado favorecedora. Las mecánicas jugables caducan y pasan de moda y lo que era divertido hace 15 años puede no serlo tanto ahora. Por seguir ese patrón de 1996 sin incluir demasiadas novedades, parecía que el único sitio en el que destacaba Lara Croft era entre el top 10 de todas las listas de wenorras de los videojuegos. Tomb Raider necesitaba cambiar.

Y era tan imperativo el cambio de Tomb Raider que he visto muy pocas voces en contra de este reinicio de la saga, especialmente comparado con los ataques de ira que pude ver con DmC. Quizás sea porque a la joven Lara Croft solo le han puesto pantalones largos y le han mantenido la talla de sostén, o que más que un reinicio es un preludio (propongo que desterremos de nuestro vocabulario la feísima palabra “precuela” y usar “preludio”, que es mucho más bonita) en el que se nos explica el origen de la pasión aventurera de nuestra arqueóloga favorita, pero parece que mucha gente estaba deseando una puesta a punto de la saga.

Tomb Raider 02

Para ello, Tomb Raider hace borrón y cuenta nueva, se despoja de lo que le caracterizaba más y se inspira en la mayoría de triples A de esta generación: los Uncharted, Batman: Arkham Asylum, Assassin’s Creed… Todo lo que he visto me ha sonado a otros juegos, pero la gente de Crystal Dynamics consigue que, pese a reciclar elementos de otros juegos, en ningún momento perdamos la sensación de estar jugando a un Tomb Raider a pesar haber sustituido esos inmensos y vacíos recintos por un juego mucho más lineal.

Tomb Raider 03Se acabó el morir decenas de veces por un salto mal calculado o por no saber por donde escalar, ahora basta con echar un vistazo al escenario para divisar las repisas u objetos con una pátina blancuzca que los identifica como asideros Si nos desviamos del camino es porque nos apetece buscar la basurilla coleccionable repartida por cada nivel, pero ir al grano en Tomb Raider es muy sencillo. La tumbas opcionales, parte en la que se podría haber recuperado la mecánica de los primeros juegos, se resuelven con un puzzle bastante sencillo y hubiera agradecido un poco más de complejidad en esas zonas.

Si seguimos la trama sin molestarnos en perder el tiempo explorando y cazando animalitos, Tomb Raider nos ofrecerá una experiencia de lo más palomitera. El título pretende ser una película de acción: llena de tiros, explosiones, derrumbamientos, sangre, cadáveres y cosas que salen mal y se rompen cuando las pisamos o las agarramos. Lara Croft las pasa putas desde que empieza hasta que conseguimos salir de la puta isla, pasando por ese corto lapso de tiempo que pasa entre la transformación de Lara de una becaria traumatizada por su primer homicidio a una Lara One Woman Army que lanza granadas a los Solarii pidiendo que se aparten de su camino. Que todo hay que decirlo; no soy propenso a buscar elementos que salgan de la lógica en los videojuegos, pero para abastecer a esa isla perdida de mercenarios y cadáveres por lo menos tienen que haber embarrancado ahí cientos de aviones, varias docenas de buques y navíos mercantes y al menos un par de cruceros en plan Costa Concordia, porque si no, no entiendo de dónde coño sale tanta peña… Y Lara se los carga… A TODOS…

Tomb Raider 04
Para dar esa sensación peliculera, Tomb Raider abusa de los QTE, sobretodo al principio y especialmente de los del tipo «Disfruta de esta bella cinemática ¡TE JODES, QTE! ¡ESTÁS MUERTO!», de los “toboganes” o deslizamientos y de las escenas en las que solo tenemos que tirar p’alante mientras a nuestro alrededor se desmorona, se quema o explota. Afortunadamente, estas escenas suelen servir de puente entre otras zonas más abiertas y explorable en las que no nos tendremos que preocupar tanto por si lo que toca Lara se rompe o no.

No creáis que he usado el término “peliculero” como algo despectivo. Tomb Raider pretende ser una película de acción y lo consigue, tiene un ritmo que engancha, un argumento que, a pesar de no ser nada del otro mundo y estar plagadito de tópicos, entretiene, variedad suficiente de entornos, situaciones y escenarios y la inevitable dosis de disparos y coberturas que no puede faltar en cualquier aspirante a juego del año. Y es divertido, muy divertido a pesar de contar con ingredientes no originales. Pero, qué cojones, a veces la originalidad está sobrevalorada y Tomb Raider ya innovó hace más de 15 años. Con este preludio, Lara Croft ha entrado de lleno (al fin) en la next gen cuando ésta está a punto de agotarse y cada uno valorará si era el cambio que querían para la saga o si hubiera sido mejor dejarla como estaba. Yo soy partidario de los que piensan que hemos salido ganando con el cambio y ojalá volvamos a ver a Lara en nuestras consolas. Ah, y también tiene multijugador.

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