No todo lo que brilla es indie

Escrito por en Artículos - 13 abril, 2012

En los dos o tres últimos años hemos visto como se ha alzado y establecido un fuerte mercado de videojuegos desarrollados por estudios formados por un equipo bastante reducido y que se han tildado como estudios independientes o indies, que suena más cool. Lo que antes era una minoría ahora es una de las corrientes que más prensa abarcan y que cada día cuenta con mayor número de adeptos. El romanticismo que desprende este activo ha logrado que la mayoría de prensa videojueguil caiga rendida a sus pies. El Pixel Ilustre no se ha librado de ello y yo personalmente tampoco. La cuestión es: ¿todo lo indie es bueno? Ni mucho menos.

Se puede decir que yo he sido uno de esos enamorados del mundillo indie. Ver como una, dos o tres personas invierten un tiempo asombroso de su vida en realizar juegos que luego son distribuídos de forma gratuita o con un módico precio es algo que me llega al corazón. Soy un romantico, no lo puedo negar, pero tampoco he perdido mi criterio a la hora de medir los productos que consumo. Cuando he de decidir si un juego merece la pena o no, me importa bien poco que haya sido desarrollado por un mono o por un equipo de mil personas.

El problema radica en que no se está midiendo con la misma vara a un triple A que a un jueguico independiente. Y no lo digo solo por los «periodistas» especializados si no también por los propios usuarios que dejan encandilarse por la palabra mágica que está en boca de todos: indie. Suena bien eh. Indie, indie, indie. Este poderoso vocablo anglosajón logra erecciones por doquier y provoca que ciertas partes femeninas se inunden. Es solo leer la palabra y ya me contagio con el entusiasmo generalizado, ¡qué viva todo lo indie! ¿Todo? Bueno, todo no.

Grupo indie
Música indie de la buena

No estoy negando los logros de un mercado que copa mi lista de últimos juegos disfrutados, solo quiero que se mantenga un poco la cabeza fría respecto a esta cada vez más frecuente alegría ante cualquier título marcado con el sello independiente. No seamos ilusos, esta palabra actualmente es más una estrategia de marketing que otra cosa. Pero ese es otro tema a discutir otro día.

La facilidad que da internet a la hora de distribuir juegos digitalmente ha hecho que la gran mayoría de nosotros, y más los lectores ilustres con tanto mercadillo suelto, acaben con una lista de juegos en Steam, Gamersgate o Desura inimaginable en otros tiempos. No engaño a nadie cuando digo que bien podría no comprarme más juegos ya que con los que tengo podría sobrevivir dos o tres vidas más. Estúpidos arreones capitalistas que nos dan cuando llegan noticias de bundles nuevos o juegos rebajados en un 80 %. ¿Quién es capaz de resistir la tentación? Nos da igual que sean juegos buenos o malos, nada, lo que importa es su bajo precio. Y así luego llegan las malas noticias.

«¡Aquaria! Oh, Aquaria es un juegazo recomendadísimo». Lo instalo, duro 45 minutos y me doy cuenta del tiempo perdido. Desinstalo. «¡Bunch of Heroes! Oh, Bunch of Heroes es una locura para jugar con amigos». Después de hora y media jugando les digo a Calculin, Samué y Dhaos que no puedo más, que es de lo peor que he probado nunca. «¡Revenge of the Titans! Oh, es el tower defense definitivo». No duro más de dos horas ante tal aburrimiento. Podría seguir con una larga lista pero creo que ya habéis pillado mi opinión. Podréis decirme que lo expuesto en las lineas anteriores es extrapolable a todos los juegos y tendréis más razón que un santo. El problema es que estos títulos están auspiciados por la palabra indie y por tanto son intocables para muchos.


The Path. ¡EL HORROR!

Pero esto solo es la punta del iceberg. Este último año se ha acrecentado desmesuradamente la producción de títulos independientes viendo el éxito de muchos desarrolladores de esta índole y cada vez más nos encontramos con productos mediocres que no aportan nada. RPGs genéricos sin chispa, juegos de puzle clónicos a mansalva, tower defense aburridos. El catálogo de juegos independientes cada vez es mayor pero en vez de apoyarse en los pilares básicos en los que se cimentó este mercado como son la innovación o la originalidad, ahora nos encontramos en la era de lo clónico y lo ramplante, como el 90 % del catálogo de juegos para móviles (un abrazo Apple). Eso sí, el sello indie que no falte.

Está claro que el que tiene la última palabra es el consumidor y es el que elige a que quiere jugar y si le agrada el producto. Por suerte no todos tenemos el mismo gusto pero creo que sería bueno no dejarse engatusar tanto por el término de moda ya que en muchos casos nos vamos a encontrar con títulos lamentables. «¡Pero si solo me ha costado 1 €! ¡Qué es indie! Que importa que sea un truño», sí, que importa, tan solo es un euro, tras otro, tras otro, tras otro…

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