Fallout: New Vegas, el DLC

Escrito por en Análisis - 13 agosto, 2013

New Vegas
Terminar todo el contenido descargable de Fallout: New Vegas me ha llevado más tiempo del que en un principio había imaginado. El motivo es que cada vez que me disponía a hacerlo, sentía la imperiosa necesidad de acabar (una vez más) también la historia principal, explorando por el camino nuevas posibilidades y descubriendo subtramas que me había dejado en el tintero. Y claro, una cosa lleva a la otra, y al final acabo haciendo de todo menos ir a las nuevas localizaciones de los distintos DLCs. En esta ocasión, sin embargo, con la excusa de probar una nueva partida cargado hasta las trancas de mods, le he echado valor y por fin los he terminado todos. Y el regusto final, por decirlo de alguna forma, ha sido agridulce.

Old World Blues es, con diferencia, el mejor de los cuatro contenidos descargables que ofrece Fallout: New Vegas. Además, casualmente, es el que mejor representa las dos caras de todos y cada uno de ellos. El lado positivo del DLC planteado por Obsidian es que goza, sin excepción, de un guión exquisito en el que los diálogos son el protagonista indiscutible de la función. Al igual que sucede en el arco argumental principal, la gran mayoría de conversaciones están compuestas de varios árboles de posibilidades cuyas ramas se pueden ir podando siempre que tengamos las habilidades adecuadas en el nivel adecuado. Por ejemplo, a un señor en Dead Money podemos convencerlo para que venga a encontrarse con nosotros mediante diálogos que pueden estar relacionados con explosivos, sigilo, ciencia o abrir cerraduras. Además, por supuesto, de «oratoria», que pocas veces falla. Incluso la facción con la que nos encontramos alineados en un momento dado puede llegar a abrir nuevos árboles de diálogo con determinados personajes.

Fallout: New Vegas DLC

El reverso tenebroso de todo esto, sin embargo, es que para disfrutar de algunas de las perlas ocultas en estos diálogos primero es necesario pasar por una cantidad extenuante de combates innecesarios. En los cuatro DLCs es absolutamente obligatorio aniquilar a decenas y decenas de enemigos (de muy alto nivel además). Da igual que tu personaje no haya cogido un arma durante todo el juego y haya relegado el trabajo sucio en sus acompañantes, en cualquiera de los cuatro DLCs será necesario pringarse de tripas hasta la cintura. Y lo que es peor, de una forma totalmente innecesaria. Si bien en uno de los cuatro DLCs la cantidad de enemigos tiene sentido desde un punto de vista narrativo, en los otros tres es directamente absurda. Estos encuentros no solo suponen un trámite aburrido, molesto e innecesario, sino que además hacen mella en el propio desarrollo de la historia. Por supuesto, que algunos de los enemigos más poderosos de todo Fallout: New Vegas se encuentren precisamente en las zonas nuevas de los distintos contenidos descargables, no ayuda en absoluto.

En cualquier caso, lo cierto es que pese al innecesario combate y al tal vez excesivo nivel con el que acabas la partida, Fallout: New Vegas se convierte en un juego aún más redondo cuando viene de la mano de Old World Blues, Dead Money, Honest Hearts y Lonesome Road. El paraíso del RPG, extendido.

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