Cuando Disney hacía juegos buenos...

Escrito por en Artículos - 7 octubre, 2011

Hubo un momento que Disney era el no va más en el ocio infantil. Un viaje a Disneylandia era el mejor plan de vacaciones que se le podía dar a un niño y las series incluidas en el Club Disney nos maravillaban los sábados por la tarde. Entonces no había canales que ofrecían 24 horas ininterrumpidas de dibujos animados ni Disney era sinónimo de virginales muchachitas cantantes que se transforman en zorrones desorejados a las tres horas de cumplir los dieciocho. En aquellos años, Disney era lo más… Y tampoco quedaba atrás en el terreno de los videojuegos.

Sí señores, hubo unos años en los que Mickey Mouse y el resto de los personajes Disney plantaron cara a héroes consagrados como Mario o Sonic. Entonces los 8 y 16 bits convivían en cierta armonía y, al contrario de lo que pasa actualmente, el sello Disney dotaba a cualquier producto de un aura de calidad y pasaba a ser algo deseado.

Castle of Illusion starring Mickey Mouse fue mi primer contacto con un juego Disney. Era un juego de plataformas fantástico que apareció en las tres consolas de Sega. Sonic aún no existía y Mickey Mouse plantó cara al fontanero de Nintendo en un título que combinaba una fantástica jugabilidad y unos niveles llenos de saltos y coloridos. Entonces los videojuegos eran algo para niños y disfrutábamos como tales de las aventuras del ratoncillo de Disney.


Las tres versiones de las tres consolas de SEGA

Pero la 8bits de Nintendo también recibió su dosis Disney. Empezó con Patoaventuras (Ducktales), basado en la serie de dibujos animados en el que controlábamos al ávaro Tío Gilito, y siguió con Chip y Chop: Rescatadores (Chip n’Dale: Rescue Rangers), también basado en una de esas series que veía los sábados mientras merendaba. Ambos juegos notables, especialmente el juego de las ardillitas al permitir la posibilidad de dos jugadores, y ambos también contaron con secuelas y adaptaciones para Game Boy.


Maravillas pixeladas para las consolas de Nintendo

Con la llegada de los 16bits la cosa siguió creciendo: Quackshot, Mickey & Donald, MickeyMania, la tropa Goofy, Talespin… Los personajes Disney seguían triunfando en el mundo del píxel. Un juego ambientado en una licencia Disney era garantía de no estar tirando el dinero. Hasta una serie tan chula como Gárgolas tuvo un videojuego a su altura.


Esto sí eran series de dibujos, señores

Hablemos ahora de las películas. Hace una decada o así, la película anual de Disney era uno de los estrenos más esperados del año, tanto por niños como por adultos a pesar de la horrible manía de ponerse a cantar en mitad de la película. Entonces también esperábamos con ansia el videojuego correspondiente, porque sabíamos que tendríamos un buen juego delante. ¿Acaso no se ha nombrado muchas veces a Aladdin y El Rey León como juegos imprescindibles de MegaDrive o Super Nintendo? Y no solo fueron esos dos: La Bella y la Bestia, El Libro de la Selva… ¡Hasta La Sirenita contó con un juego más que decente! Y no hablemos de la maravillosa adaptación al videojuego de Fantasía, ese soberano coñazo de peli que intenta acercar la música clásica a los niños y solo consigue adormecerlos.


Hay que aclarar que en La Bella y la Bestia éramos la Bestia… No sea cosa que nos llamen mariquitas en el cole

Hércules fue quizás el último gran juego de Disney. Apareció para la primera PlayStation y combinaba a la perfección los Sprites de toda la vida con la emergente teconología poligonera poligonal, mezclando fases de plataformas con otras a lo matamarcianos y persecuciones. No en vano, Andresito lo metió en su artículo sobre buenos juegos de malas películas que publicó hace ya tiempo. A partir de ahí, cuesta abajo. Quizás fue porque hasta entonces eran compañías como Virgin. Capcom o SEGA las que desarrollaban los videojuegos y Disney no contaba con un estudio propio para programarlos.


¡¡Esto era espectáculo y no los QTE’s!!

Sé que a algunos les parecerá una buena idea, pero yo maldigo el día en el que a SquareEnix se le ocurrió que mezclar al Pato Dónald con el JRPG sería una buena idea. Kingdom Hearts no estaba mal del todo, pero había algo que impedía cuajar la mezcla tan absurda que se nos proponía. Y es hablar con los personajes Disney mientras repartimos hostias con una Llave Espada y vemos como Goofy lanza una bola de fuego es algo que seguramente “tiene su público” pero que a mí no acaba de interesarme ni convencerme.


Hay varias cosas que no encajan en esta imagen

Y así acabamos, con el desolador panorama actual. Albergaba cierta esperanza con Epic Mickey pero no… Disney es una fábrica de zorrones prepúberes cantantes adolescentes, sus series actuales no tienen ni una décima parte del carisma que las series de los 80 o 90 (¡Vivan los osos gumi!) y los videojuegos actuales o son de esos de cantar y bailar (¡Horreur!) o destinados al público infantil, algo que ahora mismo significa que es incapaz de mantener entretenido a alguien con más de 7 años. La Disney actual es sinónimo de Hannah Montana y los Jonas Brodels y no de Mickey Mouse y el Pato Dónald… Así muere un mito más de mi infancia… Será que me estoy volviendo viejo…


Si es que la culpa es de los padres, que las visten como p…

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