Antes de Dragonball GT estaba...

Retro ¿Amor?: Dragon Ball Z - Ultimate Battle 22

Escrito por en Retro Amor - 7 marzo, 2011

Sé que puede parecer que le tengo tirria a Songoku & Company pero os prometo que hubo una época de mi vida en la que fui seguidor acérrimo de las aventurillas de los Sayanos. Fue entonces cuando compré la primera Play Station y, como tenía que ser, el primer juego que me llevé junto a la consola fue un juego de lucha de Dragon Ball Z: Dragon Ball Z Ultimate Battle 22.

Dragon Ball Z-Ultimate Battle 22 portada

Tengo que reconocer que los juegos de Dragon Ball que aparecieron para Super Nintendo y Megadrive eran algo flojillos comparados a los pesos pesados del One VS One como Street Fighter II o los juegos de SNK, pero nos daba igual. Solo poder controlar los personajes del anime era un placer para todos los chavales que devorábamos cualquier producto sobre Dragon Ball Z, mucho más escasos que ahora.

Muñecos Dragon Ball
Durante mucho tiempo, así eran las figuritas de Dragon Ball a mi alcance

Los demás puntos fuertes de los juegos de Dragon Ball Z eran, por una parte, el “modo historia”, donde íbamos revivíamos con los mandos la serie combate por combate, o incluso más allá, como pasó en el juego para Mega Drive, donde cada luchador tenía una historia diferente y, en algunos casos, un “What if” en toda regla de los acontecimientos del manga. Por otra parte, teníamos esos gigantescos ataques especiales, esos Kame-Hames, esas bolacas de fuego, esos rayos… tan característicos de los dibujos animados y que se recreaban de forma bastante satisfactoria para la época.

Vegeta
ESTO es lo que yo quería ver

Por eso, yo estaba como un niño con zapatos nuevos con mi Playstation y mi juego de Songoku. Además, 22 personajes. Waw… Cuando lo normal en los juegos de lucha era poco más de una docena, ¡22 personajes! Y no solo eso… ¡Con un truco que aparecía en el mismo manual de instrucciones se desbloqueaban 5 más! ¡Y entre ellos estaban Goku de niño, Mr. Satán y el Follet Tortuga! Conecto la Play, pongo el CD, esos CD’s tan chulos de color negro, me quedo maravillado ante una intro que parece sacada directamente de los dibujos animados, le doy a “Start” dispuesto a empezar, como es tradición, con el clásico Goku VS. Satanás Cor Petit Jr y… un momento… ¿Dónde está el modo historia?

Plantilla Dragon Ball Z-Ultimate Battle 22
Ahora nos parecen pocos…

No había. Y tampoco los ataques especiales eran todo lo espectaculares que tenían que ser. De un plumazo se habían cargado dos de las tres cosas que hacían interesantes los juegos de Dragon Ball (la tercera cosa son los personajes). Sin modo historia, la cosa carecía de mucho sentido, ir derrotando a los enemigos, uno tras otro, porque sí. Puede que sea interesante en otros juegos, pero no debería ser así en uno inspirado en un manga.

Dragon Ball Z-Ultimate Battle 22 pantalla
La batalla de las marcas: Freezer® VS Zarbon™

Los juegos de Super Nintendo y Megadrive usaban el método de partir la pantalla cuando los personajes se alejaban. Pero claro, la Play Station era una consola con potencia 3D y tenían que poner polígonos, aunque no lo tuvieron muy claro. Entonces nos quedamos en una especie de 2,5D en el mal sentido de la palabra: escenarios poligonales y personajes a base de sprites planos. Eso no tendría que ser malo si no fuera porque, al alejarse y acercarse, se acabó la pantalla partida: los personajes crecen y menguan, pixelándose horriblemente durante el proceso.

Dragon Ball Z-Ultimate Battle 22 pantalla 2
El nivel de detalle de los escenarios era BRUTAL

Y también son esas horrendas 2,5D las que restan espectacularidad a los ataques especiales. ¿Os acordáis que en los juegos de Super Nintendo, la acción se paraba para poder disfrutar del mega-ataque con todo esplendor, y, mientras tu rival se carcajeaba, tú estabas diciendo “mierda, mierda, mierda, mierda” pulsando todos los botones a ver si podías evitar la embestida energética? Pues también se acabó. Los ataques especiales no eran mucho más que una breve animación y una bola de energía amarilla un poco mayor de lo normal. Una mierda pinchada en un palo para los que veíamos los episodios en TV3 (es por eso que uso los nombres en catalán, que no se me enfaden los que vieron la serie en castellano, valenciano, gallego o vasco). Ni siquiera los “súper combos”, ataques especiales que encontré pulsando botones de forma aleatoria, eran lo suficientemente vistosos como para contentar a las masas sedientas de explosiones.


¿Te parece cutre? Hace 15 años también lo era

Primer juego para PSOne, primera decepción (aunque con el segundo, la cosa fue a peor, para que veáis que lo de los juegos malos viene de lejos). Aunque, gracias a poder pelearse con hermanos y amigos, el juego me dio un buen puñado de horas de entretenimiento, reconozco que me sentí bastante defraudado con este juego. Afortunadamente, se me quitaron las ganas de juegos de Son Goku por una temporada y estaba lo suficientemente escarmentado con Dragon Ball Z-Ultimate Battle 22 como para no querer acercarme a menos de 10 m de cualquier copia de Dragon Ball GT: Final Bout, esa ponzoña poligonada que merecería mil y un Retro ¿Amores? de los gordos para ponerla en su sitio.

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